Una sastrería muy poco habitual

Si hace unas semanas hablábamos de la nueva estrategia que había implantado Brioni, con la producción de jeans a medida para sus clientes más exclusivos, hoy hablamos de la que podría ser claramente su competencia. The Concrete Co. es una pequeña sastrería localizada en el centro de Madrid, arrancada en 2012 por un joven emprendedor con ganas de ofrecer a sus clientes productos exclusivos y diferentes 100% a medida.

El proceso de elaboración de cualquiera de sus prendas es 100% artesanal, largo y laborioso. Comienza por la toma de decisiones del cliente, pasando por un proceso complejo de cortado e hilvanado, una prueba del producto para ver si todo está en su orden finalizando con la puesta de todos los detalles, un mínimo de ocho horas de trabajo por prenda. 

Entre sus tejidos encontramos gran variedad de algodones y telas importadas desde Japón, Italia o Estados Unidos. Principalmente éstas suelen ser telas vaqueras vintage, tejidas con tejedoras antiguas como las que usaba Levi´s al principio de los tiempos en una fábrica de North Carolina, actualmente proveedor de la marca.

The Concrete Co. alcanza una producción mensual de en torno a 25/50 prendas controladas en su proceso de principio a fin, conociendo en todo momento qué producto se está haciendo y para qué cliente. Actualmente la marca cuenta con cuatro trabajadores dedicados en exclusiva al diseño, montado y acabado de las prendas.

Camisas, pantalones y chaquetas hechas a mano y cien por cien personalizadas rondan entre los 150 y los 400 euros en función de los detalles y la complejidad de los diseños. Miles de opciones son las que nos ofrece Fernando García de la Calera este joven emprendedor que un día decidió estudiar diseño en Londres y posteriormente desarrolló su experiencia como aprendiz de sastre junto a Hugo Viscarra.

Y es que en muy pocos lugares se puede encontrar un nivel de personalización que engloba hasta el más mínimo detalle. Diseños, patrones o acabados de lo más exclusivo tales como botones artesanales de distintas maderas troquelados y pintados a mano sobre la base por la propia marca, así como otros de corozo, nácar, cuero, cocodrilo…

The Luxonomist: ¿Cuando naciste como marca?
Fernando García: TheConcrete Company Madrid nace en 2007 como marca enfocada a un estilo de vida determinado, el que yo tenía con 24 años. En aquella etapa de mi vida, repartía mi tiempo libre entre el skateboard y la ilustración. Conocía gente en ambos entornos, así que lo primero que hice fue una serie de monopatines y camisetas con gráficos míos o de artistas amigos.

Este producto se distribuía en tiendas multi marca de surf y skate. Llegué a tener comerciales en Andalucía, Levante, Centro y Norte de España. Contaba con cerca de 40 puntos de venta. La firma evoluciona y madura conmigo. En 2008, la crisis azotó este sector en el que tanto los dueños como los clientes eran jóvenes. En este punto, tuve que reinventar la marca y me pasé dos años “escondido” en una nave en el distrito de La Latina en Madrid. Allí tenía mi vivienda y mi laboratorio. Allí aprendí a coser, patronar y cortar, siempre de la mano del sastre Hugo Viscarra. Fue él quien en el pasado me ayudó a desarrollar muestrarios.

Estaba saturado de ver cajas con 300 camisetas o sudaderas con el mismo diseño que nadie me había pedido. La idea era no tener stock. Lo que quería era hacer la prenda que el cliente quisiera, eso es sastrería, bespoke, en definitiva. Sin embargo, teniendo un background como el street wear, en el que primaba la comodidad (el vaquero y la camiseta), no podía irme a un concepto de sastrería clásica. La idea era hacer vaqueros a medida y ya que se hace a medida, ofrecer el mejor tejido vaquero del mundo, el japonés. En septiembre de 2012, abrí la sastrería de vaqueros en un local de unos 20 metros cuadrados en el centro de Madrid.

TL: ¿Por qué?
FG: Porque tenía la necesidad imperiosa de hacer algo propio. El impulso creativo y las ganas de hacer más que asumir un roll de becario en un estudio de diseño. Al principio TheConcrete era otra cosa, otro concepto. Pero la necesidad era esa, caminar, andar mi propio camino sin escribir.

TL: ¿Cuántos jeans haces al mes?
FG: Depende del mes, pero las ventas van desde 25 a 50 prendas. Una cantidad importante que sale de mi pequeño taller. No es una fábrica, es una sastrería y el cliente tiene que entender que cuanto más tiempo se dedique a su prenda, mejor será el resultado. Para mí es muy importante controlar el proceso de creación de principio a fin y saber lo que se está haciendo y para quién. Este proceso lo completa una sola persona, por lo que el conocimiento de lo que está haciendo es total. Para mí, esto es el lujo, poder elegir hasta el último detalle y saber que todos los procesos son únicos, exclusivos para esa persona.

TL: ¿El producto es totalmente artesanal?
FG: Totalmente artesanal, nada en mi taller se produce en serie. Las telas las importo de Japón, Estados Unidos e Italia. Son tejidos vaqueros vintage hechos con tejedoras antiguas como las que usaba Levi´s al principio de su andadura en una fábrica de Carolina del Norte. Ellos mismos desecharon este proceso cuando llegó la producción y la distribución masiva, entonces cambiaron sus tejidos por industriales de doble ancho. Actualmente esta fábrica, Cone Mills Denim, sigue dedicando parte de su producción a tejido artesanal y es uno de los proveedores de TheConcrete.

TL: ¿Cuánto se tarda en hacer un jean?
FG: El proceso es largo, porque no es hacer un vaquero y ya está. Es tomar decisiones con el cliente, cortar, hilvanar, probar, corregir y deshacer el hilván, y volver a construir y poner todos esos detalles que van hechos a mano, desde botones hasta etiqueta de cuero. Tardamos un mínimo de 12 horas de trabajo.

TL: ¿Cuántos tipos de tejidos y opciones tienes para configurar una prenda?
FG: En TheConcrete la idea es que todo sea único. Las telas se van cambiando, se amplía el muestrario pero mantenemos los básicos que por su calidad siempre tienen demanda. Por ejemplo, el denim japonés de 14 onzas, es un bestseller y ese tejido lo tenemos en continuidad. Normalmente, trato de tener siempre distintos gramajes de tela raw (sin lavar, cruda) en color índigo de 14, 12 y 10 onzas, pero siempre tengo rarezas, colores y texturas.

Mi sastrería no es sólo de vaqueros, es una sastrería casual o informal, muy combinable, que permite ir elegante sin tener que llevar un traje clásico de lana fría. Traigo tejidos de algodón sobre todo. Lonas americanas (duck canvas), algodón encerado inglés (British Millerain) como el de las chaquetas Barbour, lana de Estados Unidos de la casa Pendleton, que son conocidos por sus mantas con motivos nativos, que abrigan y tienen un tacto formidable. Importamos chambray para camisas de fabricantes americanos e italianos, muy suave y con aspecto de vaquero. En definitiva, una gran parte del proceso es encontrar los mejores tejidos de algodón para mi concepto. Un concepto que, desde mi punto de vista, es el que muchos buscan: ir elegante sin tener que ir con el típico traje ejecutivo.

En cuanto a detalles, el cliente puede elegir entre cremallera o botones y dentro de éstos la elección es muy amplia: desde botones artesanales de distintos materiales como madera, corozo, nácar, cuero, coco o los clásicos metálicos. Además ofrecemos distintos apliques y acabados como el color del hilo o los interiores. En fin, las posibilidades de conseguir una prenda única son muy elevadas.

TL: ¿Precio medio?
FG: Este tipo de producto tiene un precio difícil de calcular, porque el límite lo pone cada cliente, dependiendo del nivel de personalización que quiera. Desde 150€ puedes tener una camisa a medida de TheConcrete Company y unos vaqueros bespoke por 195€. Los precios de las americanas, los abrigos y prendas más especiales, dependen del tejido y del diseño.

TL: ¿Vistes a algún famoso con tus prendas?
FG: Hemos colaborado en algún editorial de moda, pero no, ¡de momento parece que no se han enterado! He hecho trajes para directores de cine, fotógrafos, marqueses y músicos. El cliente de TheConcrete es heterogéneo, pero coincide en el concepto de la exclusividad.

TL: ¿Produces para alguna firma?
FG: No, ahora mismo no es posible. Como digo, el taller es el de una sastrería y es inviable hacer producciones, más allá de muestras.

TL: ¿Tienes idea de expandirte?
FG: Sí, pero es complicado. A día de hoy, la expansión es orgánica y controlada, el tiempo y el trabajo dictan el camino. No fuerzo nada, lo que sí que tengo claro es que el concepto no se puede variar. Aunque sea duro de mantener, porque es un producto fabricado enteramente en mi taller en Madrid, con unos costes de materia prima y personal muy elevados. Son prendas elaboradas por personal especializado que trabaja conmigo mano a mano. Me gusta cuidarles y transmitirles mi pasión para que vivan su trabajo con la misma satisfacción con la que lo hago yo. Para mi es muy importante que TheConcrete mantenga esos valores y no fabrique en serie, ni se parezca a una cadena de producción, donde la despersonalización no sólo afecta al producto sino también al trabajador.