10 cosas para sentirte mejor que bien

Las vacaciones representan ese periodo del año en el que al fin puedes hacer todo lo que el resto del tiempo no se te ha permitido. Aprovéchalas al máximo eligiendo entre las actividades de ocio que más tienen sobre tu bienestar psicológico.

Ana Villarrubia. 09/07/2015
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Siéntete bien estas vacaciones. Foto: esmas

La palabra vacaciones proviene del latín vacans que es el participio del verbo vacare y que hace alusión al hecho de estar vacío, desocupado, vacante, libre… Por eso parece que el concepto mismo de estar de vacaciones no tiene sentido si éstas no nos permiten ocuparnos de todo aquello de lo que durante el resto del año no hemos tenido tiempo de ocuparnos. Tiempo para todo lo que no hemos podido hacer durante el año… No suena nada mal.

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Da igual lo mucho o lo poco que podamos disfrutar de ellas porque (casi) siempre nos saben a poco. Ahora bien, con independencia de la situación económica de cada uno y de los recursos con los que nos dispongamos a afrontar este periodo vacacional, hay ciertas cosas que nunca fallan. Recetas infalibles que nos permiten aprovechar de verdad ese tiempo vacío en el que con tanto gusto disfrutamos de la desocupación. Porque hasta para no hacer nada hay que estar haciendo algo. ¿Y qué mejor que ese algo sea, además, un algo terapéutico?

Ciertas actividades, acciones y distracciones mejoran algunas de las variables psicológicas que más influencia directa ejercen sobre nuestras vidas: el estado de ánimo, la autoestima, la sensación de control o la percepción de autoeficacia son sólo algunos ejemplos. Por ello, si consultaras al psicólogo de cabecera sobre qué hacer concretamente para ‘desconectar’ verdaderamente en verano y ‘recargar pilas’, esto es lo que te recetaría para el verano: 

Tabulé de verduras. Foto: Lablascovegmenu/flickr
Tabulé de verduras. Foto: Lablascovegmenu/flickr

1. Come más frutas y más verduras. Varios equipos de investigación en Nueva Zelanda -donde lo orgánico no es una moda sino un compromiso de estado desde hace varias décadas- han demostrado que quienes comen mayores cantidades de frutas y verduras experimentan mayores sensaciones de bienestar. Lo más llamativo de sus conclusiones es que no se trata sólo de un efecto inmediato (que también) producido por una mayor tasa de emociones positivas; sino que las personas que consumen altas cantidades de frutas y verduras también muestran en el largo plazo una mayor sensación de satisfacción con la vida y una mayor frecuencia de conductas asociadas a la creatividad y la curiosidad. Qué mejor que el verano para beneficiarte de los beneficios de las frutas y verduras que, en esta temporada, apetecen más que nunca por el grado de hidratación que te aportan.

Arréglate y siéntete bien
Arréglate y siéntete bien

2. Arréglate y ponte guapo. Pocas cosas hay más desagradables que pensar mal de uno mismo. Ya lo decía Goethe. Evidentemente cuidar tu aspecto físico no va a generar ningún cambio directo o profundo en tu psiquismo pero sí puede suponer un comienzo. El autoconcepto, una parte de eso que llamamos autoestima, sí deriva de la percepción y de la imagen que cada uno tiene de sí mismo. El autoconcepto tiene que ver con lo social, con lo académico, con lo emocional, con lo profesional… Y también con lo físico. Si algo puedes hacer por verte mejor, ¿por qué no intentarlo?

Rodéate de amigos
Rodéate de amigos. Foto: thoughtcatalog

3. Rodéate de gente y charla con ellos.  Solo con pasar tiempo con otros y entablar conversaciones interesantes con ellos estarás haciendo mucho más por tu estado de ánimo que un fármaco antidepresivo. Un estudio llevado a cabo en el año 2010 en la Universidad de Arizona llegó a dos interesantes conclusiones: por un lado, que las personas nos sentimos mejor acompañadas que solas y, por otro lado, que cuando entablamos conversaciones profundas de manera regular nos sentimos mejor que cuando nuestras relaciones so superficiales. La sensación de felicidad es mayor cuando compartimos nuestras vidas con otros y se potencia además en la medida en la que somos capaces de entablar conversaciones profundas en las que compartir intimidades y filosofías de vida. Así que ya conoces la fórmula: siéntate con los tuyos y disponte a arreglar el mundo.

Un pequeño capricho de vez en cuando nos viene bien
Un pequeño capricho de vez en cuando nos viene bien

4. Mímate y permítete un capricho cada día. No tiene por qué tratarse de nada material. Un baño relajante, un peeling corporal, un helado, un paseo por la orilla del mar o una tapita de ese pescadito que tanto nos gusta… ¿Por qué? Porque te lo mereces, porque te ha costado mucho llegar hasta las vacaciones, y porque tienes tod el derecho del mundo a premiarte por ello. Cualquier detalle sirve para demostrarnos a nosotros mismos que también importamos y que sabemos cómo hacernos sentir bien. Pasamos todo el año pensando en lo los demás y en las cosas que tenemos que hacer y nos olvidamos de lo gratificante que resulta cuidarse un poco uno mismo y prestarse atención. Nuestra autoestima, que es muy agradecida, nos lo hará notar todas y cada una de las veces.

Cuida a tu pareja. Foto: wikimujer
Cuida a tu pareja. Foto: wikimujer

5. Cuida a tu pareja. Pocas relaciones son más gratificantes que las que nos proporcionan afecto, seguridad e intimidad. La relación de pareja es la reina en este campo y suele ser la primera que se resiente con las rutinas y obligaciones laborales (después, claro está, de habernos descuidado a nosotros mismos). Es la que más cuesta mantener pero también es la que nos proporciona el mayor número de reforzadores a lo largo de muchos de nuestros años de vida. Dedícale tiempo y algún que otro plan de esos con los que tanto habéis disfrutado en el pasado.

Actividades de riesgo como algo nuevo. Foto: happysingles
Actividades de riesgo como algo nuevo. Foto: happysingles

6. Haz algo nuevo. Si tu salud te lo permite y te atreves con un deporte de riesgo (con todas las debidas precauciones), mejor que mejor. Para muchas personas montar en moto o en bicicleta ya implica suficiente novedad y riesgo, no hay por qué recurrir al paracaídas. La descarga de adrenalina que cualquier actividad de este tipo proporciona basta para experimentar sus efectos: no deja de ser una respuesta del organismo al estrés pero, en un contexto de ocio y ante una actividad controlada, se trata de respuesta de estrés de lo más placentera y agradable. Además de lo estimulante que es enfrentarse a algo novedoso podrás experimentar la sensación de fortaleza y capacidad de auto superación que conlleva aceptar nuevos retos. Si la sensación es muy intensa,  durante un ratito querrás comerte el mundo.

Hacer cosas con nuestras manos es muy gratificante. Foto: nutricionencasa
Hacer cosas con nuestras manos es muy gratificante. Foto: nutricionencasa

7. Cocinar o hacer algo con tus propias manos. Desde seguir una receta hasta montar una estructura de lego. No hace falta que sea nada excesivamente trabajoso pero sí algo para cuya consecución hayas de seguir un plan e ir tomando ciertas decisiones. ¿Cómo de exitoso crees que vas a ser? Confía en ti y confórmate con una meta asequible como llegar a término (llegar a terminar el plato y comértelo rodeado de quien más te apetezca, por ejemplo). Verás qué sensación tan sencillamente potente la de ser eficaz en la consecución de tus propias metas y apreciar el resultado de tu esfuerzo tan de cerca.

Escuchar música
Escuchar música

8. Escucha música. La música despierta fisiológicamente tus emociones y te ayuda a regularlas. La música tiene el poder de avivar recuerdos del pasado o crear ilusiones de futuro sin que ello conlleve ningún riesgo; pues en la imaginación y en el mundo de las sensaciones que ésta genera no hay implicaciones reales sobre tu vida presente. Todo vale, desde canciones nostálgicas hasta otras más animadas. La música, salvo que esté estrechamente asociada con un hecho particularmente traumático, te ayuda a transitar entre las emociones y te permite vivirlas de un modo natural e indoloro.

Disfruta de las cosas bellas. Foto: Pinterest
Disfruta de las cosas bellas. Foto: Pinterest

9. Deléitate con lo que consideres bello. La mera acción de contemplar la belleza es reforzante y placentera en sí misma. Desde un paisaje a un objeto de arte pasando por la vista de tu salón después de que lo hayas redecorado a tu gusto. Contemplar vistas que consideramos atractivas y armoniosas genera en nosotros agradables sensaciones de tranquilidad. Por muy sencillo que parezca, rara vez nos paramos a contemplar la belleza en una vida que solemos vivir atropelladamente y pensando en la siguiente tarea de la lista. Quizá esa bella armonía se encuentra en tu misma ciudad pero nunca has salido de casa con la única intención de disfrutar de las vistas.

Disfruta del sol, pero con precaución. Foto: mejorconsalud
Disfruta del sol, pero con precaución. Foto: mejorconsalud

10. Aprovechar los rayos del sol y las horas de luz para mejorar tu estado de ánimo. Los síntomas afectivos estacionales mejoran con el buen tiempo. Como veíamos en un post anterior –Más sol y menos antidepresivos– la incidencia de los rayos del sol sobre nuestra piel y estimula, a través de la síntesis de vitamina D, la liberación de serotonina, un neurotransmisor que también es conocido como la “hormona de la felicidad”. Para mejorar el ánimo no lo hay más barato: tus gafas de sol, una crema solar y un paseíto bajo el sol, que sea o no el de la Toscana, tiene siempre los mismos efectos.

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