¿De qué tamaño es ‘tu zanahoria’?
Para vender naturalidad y éxito, lo primero que debemos hacer es mirar hacia nosotros mismos y saber cuáles son nuestros puntos fuertes.
¿A quién de vosotros no le ha pasado esto alguna vez? Encontrarse con una persona con un gran porte, bien vestida, bien peinada, haciendo gala de una educación impecable y alardeando de unos conocimientos, estudios y un éxito profesional fuera de lo común. ¿Nunca os habéis encontrado al típico ejecutivo que va por la vida con la cabeza alta, proclamando a los cuatro vientos (obviamente no con palabras, eso ya no se lleva más que en los ‘paletos’) eso de: «¿No sabes quién soy yo?».
A más de uno ya se os ha puesto una media sonrisilla cuando alguno de estos especímenes se os ha pasado por la cabeza. Yo debo tener un imán para ellos, porque cada día me encuentro más en mi camino y no sé si debido a mi edad, a mi experiencia con personas de toda índole o simplemente porque ya estoy de vuelta de muchas cosas, pero… me dan ¡MUCHA PEREZA!
Bien, pues ahora que tanto se habla de Marca Personal, de márketing orientado a emociones, de estar pendientes del cliente y sus necesidades y de no basarnos tanto en el producto, así como ‘lo que vende es la naturalidad‘, muchos de nosotros tendríamos que valorar de qué tamaño es nuestra ‘zanahoria’. Y aquí que cada uno mire para adentro y asemeje la ‘zanahoria’ a lo que proceda en cada caso.
Señores, para vender naturalidad, fortaleza, valores, éxito, ayuda a los demás y un sinfin de etiquetas que utilizamos para la descripción personal, la de un producto o servicio, primero hay que tener esas características y, si no se tienen, habrá que ahondar intrapersonalmente para encontrar nuestros puntos fuertes.
¡No se puede sacar de donde no hay, ni dar lo que no se tiene! Si lo llevamos al plano sexual, un buen ejemplo sería cuando hemos ligado con alguien que traía un ‘packaging’ impresionante y ha conseguido embelesarnos hasta volvernos tontos. Pero a la hora de la verdad, cuando nos han llevado a su terreno, todo se queda en un bonito envoltorio carente de un producto de calidad.
En un terreno de productos del mercado, sería aquel que compramos porque el envoltorio es precioso, pero cuando nos vamos a echar el perfume… ¡huele a rayos! Y si lo llevamos a un terreno de jefes o directivos, ¿cuántos de ellos están en estos puestos y parece inverosímil? No damos crédito a cómo una compañía ha podido apoyarse tanto en una persona con una ‘zanahoria’ tan minúscula, pues cuando hablas con ellos y les tratas un poquito más allá de su fachada, te das cuenta de que no hay dónde rascar.
Señores, para ser natural y auténtico, primero debemos serlo con nosotros mismos. Debemos conocer el tamaño de nuestras talentos, nuestra capacidad, nuestra formación y experiencia, creencias y valores, los que forman nuestra identidad y nuestro propósito vital, para poder hacer que nuestra ‘zanahoria’ crezca y sea válida aportándonos a nosotros y a los demás. También debemos dejar de mirar tanto la paja en el ojo ajeno para poder hacer una valoración interna, crítica y constructiva de nosotros mismos.
Por favor, no me cuentes cuán grande es la llave de tu coche, cuántos caballos tiene, su potencia o dureza; ni me hables de tus bienes materiales o el éxito en tu carrera profesional, si cuando vamos a ver el tamaño de ‘tu zanahoria’ no la encontramos ni con el mejor GPS del mundo. ¡El ‘éxito’ no siempre es lo que ves!