Super Bowl, el mayor espectáculo del mundo
Este evento deportivo, que se celebrará el próximo 7 de febrero en Santa Clara (California), mueve decenas de millones de dólares en una sola noche.
Cuando el próximo 7 de febrero los 75.000 espectadores que abarrotarán el Levi’s Stadium de la ciudad de Santa Clara en California vayan ocupando sus localidades (por las que habrán pagado entre 1.700 y 26.000 dólares), les invadirá la sensación de que algo grande está a punto de ocurrir. Lo mismo que a los 125 millones de televidentes que a lo largo y ancho del mundo entero conectarán con un espectáculo comercial y deportivo que trasciende a su propia esencia. Y es que todo en la final de la Super Bowl resulta superlativo, cifras desorbitantes que no admiten comparación con cualquier otro evento. Una fiesta grandiosa en un escaparate publicitario y mediático sin parangón.
La final del Campeonato de la National Football League (NFL), el principal campeonato profesional de fútbol americano y uno de los orgullos de Estados Unidos, celebra su edición número 50 y para la ocasión los organizadores esperan batir todos los récords de un acontecimiento que se rige por reglas sometidas, cada vez más, a los dictados de la televisión y la publicidad. Un show en toda la extensión de la palabra, que roza la megalomanía y donde todo se mide al milímetro, desde los tiempos de la televisión hasta los más insignificantes detalles.
Este año, la banda inglesa Coldplay, ganadores de siete Grammys, será la encargada de amenizar el descanso, como antes lo hicieron figuras de la talla de Michael Jackson, Paul McCartney, Madonna o Beyoncé. 400 millones de dólares es el cálculo de ingresos publicitarios en los 48 minutos de anuncios que durante la transmisión televisiva se llevarán a cabo. Aquí, las tarifas de 4,5 millones de dólares por 30 segundos de spot ni mucho menos amedrentan a los grandes anunciantes, conscientes de que estamos ante una de las retransmisiones más vistas por televisión en todo el mundo y que sólo en EEUU obtiene una cuota de pantalla de entre el 40 y el 60 por ciento.
Los deportistas se afanan en alcanzar el trofeo que acredita al campeón, diseñado por Tiffany & Co, hecho íntegramente en plata y valorado en 25.000 dólares, y de paso obtener el anillo, en oro blanco y diamantes, que recibe cada uno de los integrantes del equipo vencedor y que tiene un valor de 5.000 dólares por unidad.
La industria de los excesos, paralela al esfuerzo de los Broncos de Denver y los Panthers de Carolina, y ajena a los touchdown y los field goal, sigue adelante con 25 millones de tweets que se cruzarán durante el partido (260.000 por minuto), más de 11 millones de pizzas que se repartirán entre el juego (según datos de Domino’s Pizza) y con uno de cada tres americanos contribuyendo con sus apuestas a la gran función de la Super Bowl, manejándose durante la semana del partido, más de 10 billones de dólares (casi 10.000 millones de euros) en torno al show.
Pasen y vean, señoras y señores, grandes y pequeños, ricos y pobres; todos están invitados al disfrute, goce y algarabía de, posiblemente, el mayor espectáculo del mundo.