¿Qué hay de malo en desear ser bello?

Teniendo en cuenta todo lo que ya sabemos sobre la belleza, ¿es malo desear ser bellos? ¿Es poco ético querer mejorar nuestro aspecto físico? ¿Está mal que acudamos a especialistas para conseguir embellecer nuestro rostro o nuestro cuerpo? La bióloga Nancy Etcoff asegura que “seríamos estúpidos si no quisiéramos gustar y resultar seductores” y lo cierto es que es difícil no estar de acuerdo con su afirmación. ¿Pero hasta dónde estamos dispuestos a llegar por la belleza? ¿Dónde debemos instalar los límites? ¿Son estos claros e inamovibles?

Imaginemos como sería la discusión entre dos especialistas, un cirujano plástico y un psicólogo en contra de la cirugía plástica, que, aunque inventados, podrían tener una conversación como esta, ya que los argumentos son reales y esgrimidos en más de una ocasión. Así que les preguntamos: ¿Qué hay de malo en desear ser bellos?

• Cirujano plástico. No creo que haya nada de malo. Todos los seres vivos luchan por ser más bellos y atractivos que los que le rodean, es una cuestión biológica.
• Psicólogo. Pero no a cualquier precio. Yo estoy en contra de cualquier tratamiento que indique que no sabemos aceptar nuestro cuerpo tal y como es, o que nos impida aceptar el paso del tiempo. Las arrugas son el testigo de nuestras vivencias y experiencia.

• Cirujano plástico. Esto significa que cuando aparecen las primeras canas, ¿no debemos teñirnos el pelo o que nunca deberíamos usar maquillaje? ¿Deberían las mujeres desechar los sujetadores que elevan y redondean sus senos?
• Psicólogo. No podemos comparar llevar un sujetador favorecedor a someterse a una operación de cirugía plástica para aumentar las mamas. No es natural ponerse unas prótesis en el pecho.
• Cirujano plástico. ¿Y sí es natural ponerse una prótesis de rodilla?
• Psicólogo. No, es cierto. Tampoco es natural, pero sí necesario. Evidentemente estoy de acuerdo con cualquier cirugía que sea necesaria desde un punto de vista médico.

• Cirujano plástico. Y, ¿quién decide qué es necesario desde un punto de vista médico, sino un médico? Una persona que se somete a una cirugía de rodilla y se le implanta una prótesis, lo hace para mejorar su calidad de vida, pero podría seguir viviendo sin ella.
• Psicólogo. Eso puede tildarse de demagogia, ¿no cree?
• Cirujano plástico. Seguramente sí. Pero se lo traspaso a mi campo. Imagínese a una persona que ha sufrido un terrible accidente de tráfico que le ha desfigurado el rostro, ¿estaría de acuerdo en que se sometiese a una cirugía plástica para mejorar su cara? En este caso, no existe ninguna necesidad de llevar a cabo la operación más allá de mejorar su aspecto físico.
• Psicólogo. Pero esto es distinto… El accidente le arrebató parte de su aspecto físico y esto le debió afectar tanto psicológicamente como para decidir operarse.

• Cirujano plástico. ¿Y dónde está la diferencia? ¿Por qué es más lícito operarse si la causa es un accidente de tráfico que si es un accidente genético?
• Psicólogo. Si la deformidad de nacimiento es severa, claro que es lícito operarse.
• Cirujano plástico. ¿Y quién pone los límites a lo que una persona entiende por deformidad? Si un niño nace con unas terribles orejas de soplillo que le convierten en el hazmerreír de su clase…
• Psicólogo. Eso se puede trabajar con el niño y con la escuela. Hacer que supere esa situación, que los otros acepten las diferencias…
• Cirujano plástico. Y se dejarán de reír de él, ¿verdad? También se trabajará con el resto de la escuela, con sus compañeros de fútbol o música, con sus vecinos, con los adultos que le rodean… Y si el problema es que el chico tiene los dientes torcidos, ¿encuentra lícito que lleve un aparato para corregirlos?
• Psicólogo No me puede comparar la cirugía estética con la ortodoncia.

• Cirujano plástico. ¿Por qué no? Hablamos de mejorar el aspecto físico.
• Psicólogo. ¡Porque la ortodoncia no pone en peligro tu vida y una cirugía estética, sí!
• Cirujano plástico. Hoy en día, la seguridad en un quirófano es máxima. Pero salgamos de él. Si es un problema de seguridad, no encontrará mal los aumentos de labios, los tratamientos con bótox, los rellenos de arrugas, los hilos tensores… Nada de esto pone en riesgo la salud del paciente.
• Psicólogo. Pero como le decía, creo firmemente que las arrugas forman parte de nuestras vivencias y debemos aceptarlas como un signo de madurez propio de nuestra vida.
• Cirujano plástico. Es decir, que el hecho de que usted crea que debemos aceptarlas, implica que todos debamos aceptarlas.

• Psicólogo. No he querido decir eso. Pero no aceptar el paso del tiempo, que nuestro rostro y cuerpo cambia es crear ansiedad e infelicidad en las personas.
• Cirujano plástico. ¿Qué le diría a una mujer que se siente joven y vital con 50 años pero que cuando se mira al espejo le devuelve la imagen de una persona vieja, cansada y desconocida? ¿Encuentra bien que se maquille, se tiña el cabello y se ponga ropa que le siente bien (incluso fajas y sujetadores push up), pero no que se haga un tratamiento que le permita gustarse desde primera hora de la mañana? ¿No cree que será más feliz si se siente bien con su aspecto físico?
• Psicólogo. ¡Pero no puede recuperar la juventud perdida!
• Cirujano plástico. Y, ¿quién ha dicho que lo intente? Eso es una suposición de las personas que no están en su piel.

• Psicólogo. De todos modos, por mucho que esos tratamientos o cirugías beneficien a esas personas como individuos, la moda de aparentar siempre juventud, de operarse y hacerse tratamientos que borren el paso del tiempo, creará una mayor presión sobre el resto de la sociedad. Vamos hacia una sociedad estéticamente normalizada donde los cuerpos deben tener una ciertas medidas, los pechos femeninos deben ser voluminosos, donde los abdominales masculinos serán lisos, donde la mirada de un hombre de 50 no tendrá bolsas y los cuellos de las mujeres de 60 no tendrán flacidez… Cualquier cosa que se salga de esa norma lo encontraremos feo y la persona que no cumpla con lo que entendamos como estéticamente adecuado será infeliz por culpa de esa presión.
• Cirujano plástico. ¿Y no ha sido siempre así? Las clases dominantes se podían permitir aparentar ser más bellos, cuidar su piel, sus dientes, su aspecto… y el resto intentaba imitarles con mucho menos éxito. ¿No será que el problema ahora es que el acceso a la belleza se ha democratizado y es eso lo que nos asusta?

Históricamente, las personas de todas las culturas han intentado cambiar su apariencia para parecer ser más atractivos. Por lo tanto, lo que vivimos ahora no es nada nuevo, sólo que ahora disponemos de técnicas y tratamientos que nos permiten hacerlo mejor. Podemos mejorar nuestra belleza, nuestra apariencia de juventud mejor de lo que lo hacían nuestros antepasados, pero todo ello no deja de formar parte de un viejo patrón que los humanos llevamos siguiendo desde nuestros ancestrales orígenes.