La polémica llega a Halloween
Trump, Hillary, Kardashian... Halloween ya esta aquí y los trajes más buscados son los más polémicos.
Halloween ya está a la vuelta de la esquina. Y los catálogos de disfraces inundan Estados Unidos. Con el ojo puesto en los más previsores, eso sí. El resto de los mortales lo dejamos para la última semana, pero este es otro tema. Para este año, abundan las diferentes versiones del disfraz de candidato presidencial republicano, Donald Trump. Es bastante probable que acabe siendo el look más extendido el próximo Halloween, teniendo en cuenta que se celebra días antes de las elecciones estadounidenses. La política lo domina todo. Pero no es lo único.
Como cada año, los diseñadores de disfraces y tiendas mayoristas se estrujan el cerebro para presentar la oferta más original y novedosa, que arrase la noche de Halloween y, de paso, en las redes sociales. Y, como cada año, aparecen sugerencias puntuales que son imposibles, excéntricas y un punto irrespetuosas. Este 2016 el premio recae (de momento) en dos disfraces que han levantado la ira en Internet.
El primero en acaparar titulares fue el disfraz de «sexy burka» a la venta en Amazon, que despareció en cuestión de horas tras la avalancha de críticas que despertó este burka negro a la altura de una minifalda. «Mi cultura no es vuestro disfraz», protestaban la mayoría de comentarios. Amazon pidió disculpas por el incidente, aunque tras la fama adquirida, el disfraz sigue distribuyéndose en otros puntos de venta.
Después fue el disfraz de Kim Kardashian secuestrada en su hotel de París el que se convirtió en el centro de los ataques. La web mayorista Customeish (experta en disfraces polémicos) lanzó hace unos días este disfraz valorado en 69,99 dólares bajo el nombre de «Kit de víctima de atraco parisino», que consta de un albornoz blanco de hotel, una cuerda para atar las manos, una peluca de pelo negro, largo y liso, unas gafas de sol y un anillo falso, imitando al de cuatro millones de dólares que robaron a Kardashian. La indignación se apoderó de las redes sociales primero, saltó a la prensa estadounidense después y terminó por obligar a la empresa a retirar el disfraz del catálogo. En el que continúa, por cierto, el disfraz de «Trump construyendo un muro» en la frontera con México.