#CloseTo Óscar Higares: «Reconstruyo mi ropa y la adapto a lo que se lleva»

Descubrimos los secretos de un torero atípico que emociona con su arte y deslumbra en las distancias cortas.

Amalia Enríquez. 25/10/2016

Es un polvorilla. Sus neuronas creativas van a tal velocidad y quiere llegar a ejecutar tantas cosas, que una se agota con la sola intención de seguir su ritmo. No recuerdo ni cuánto hace, ni cómo le conocí. Hay personas que llegan a tu vida para quedarse y no haces preguntas. Acostumbrado a estar rodeado en casa de mujeres (es padre de tres niñas), Óscar Higares sabe todos los trucos para “torearnos” sin disimulo, como hace al más bravo y díscolo de sus toros.

The Luxonomist: Ya sabes que, en estas entrevistas, evitamos hablar de la profesión del invitado…
Óscar Higares: ¿Me sugieres no hablar de toros? Podemos conseguirlo ¿por qué no? Podemos hablar de tantas cosas…

TL: No te será tan fácil, aunque me lo quieras hacer creer. Los toreros lo sois aún retirados. Se os nota hasta en el andar…
OH: No hay cosa más maravillosa, apasionante y especial que ser torero. Aunque los tiempos que corren son complicados por esas corrientes animalistas que han aflorado, sigue siendo una expresión artística que yo llevo en las venas y que nada me va a apartar de ella.

TL: ¿Notas que, de un tiempo a esta parte, la gente de mira de otra forma, con cierto recelo tal vez?
OH: Hasta ese punto, yo no he notado nada. Al menos conmigo. Por suerte, yo no he tenido ninguna experiencia desagradable, quitando algunos comentarios de gente que, escudada en el anonimato de las redes sociales, te dice verdaderas burradas. Cara a cara, nadie se ha atrevido a decirme nada, ni un solo insulto.

Oscar Higares y Amalia selfie meta
La foto de la portada de este artículo se hizo así

TL: Te salva que eres muy polifacético, que el torero es una más de tus habilidades profesionales…
OH: Es posible que eso haya aliviado la presión hacia mi persona. Ten en cuenta que yo ya estoy viviendo mi final de carrera. En los últimos seis años, yo no he toreado corridas de toros. Me he limitado a festivales. Ahora estoy centrado en otras vías alternativas de trabajo. En estos momentos, el mundo del actor es lo que me tiene absorbido.

TL: ¿Cómo entra ese “gusanillo” en tu vida?
OH: En el mismo instante en el que gano los monólogos en “El show de Flo”. Los directores de casting vieron que tenía un potencial para hacer ficción y, la primera prueba que hago para una serie, me dan el papel. Entonces empecé a trabajar en varias series en Canal Sur y, gracias a ellas, tengo la oportunidad de “picotear” en series de ámbito nacional.

TL: ¿Cómo conviven el actor y el torero?
OH: Viven en armonía, se llevan bien porque se alimentan recíprocamente. A la hora de enfrentarte a un personaje, a las cámaras y a una secuencia, adopto la templanza y el posicionamiento del torero. Me da mucha seguridad, sobre todo, el saber que en el set no me juego la vida. Cuando uno está a acostumbrado a mentalizarse y prepararse para jugársela, pocas cosas se le resisten. En la interpretación me juego reputación, prestigio y mi vida profesional, pero no la física. El toro me ha dado disciplina y responsabilidad. Eso hace que sea muy consciente de lo que me juego en cada momento de mi vida.

TL: ¿El toro te ha hecho un hombre?
OH: Sin ninguna duda. Los valores, que me ha dado mi profesión, los aplico a mi vida. En el torero cuesta mucho triunfar, es una profesión muy ingrata, en la que son más los momentos malos que los buenos, tienes que estar dispuesto a perderlo todo para ganar un poco. Por todo eso, le estoy muy agradecido.

Oscar Higares torero
«La responsabilidad de tener una familia te hace ser más consciente»

TL: A raíz de ser padre, saber que sales de casa a torear y puede que no vuelvas ¿fuiste más consciente que el miedo era más intenso?
OH: Yo no he notado diferencias entre un miedo antes y después. La indecisión es la que viene por rachas, el miedo siempre está ahí. La responsabilidad de tener una familia te hace ser más consciente, pero también te lleva a querer que tu familia disfrute de lo que tú haces. No te puedes poner a pensar lo que dejas detrás porque, si lo hacemos, no saldríamos ninguno al ruedo, te quedas en casa. Uno sale a torear porque es lo que quiere, siente y le da la vida.

TL: Es una suerte que Sandra, tu mujer, haya entendido esta pasión…
OH: Cumplimos ahora 25 años juntos. Me conoció de novillero y empezó a ir a los toros a raíz de estar conmigo. Siempre ha estado ahí, a mi lado, apoyándome. Y eso me ha dado otra tranquilidad, otro reposo, y disfruto cuando me ve torear, al igual que las niñas aunque India, la mayor, ya empieza a sufrir un poco y ya no quiere ir a los festivales a verme.

TL: Los toreros nacéis con la predisposición de serlo. La pareja del torero tiene que aprender a aceptarlo ¿Quién tiene más mérito?
OH: Sin duda, la pareja es la que tiene un mérito increíble. La profesión de torero te hace tener unos altibajos emocionales terribles, es tanta la presión a la que estás sometido, que hay unos picos de euforia y de bajones tremendos. Cuando las cosas salen mal, quieres morirte y ellas te entienden sin muchas veces comprenderte del todo. Cuando triunfas muy joven, como me pasó a mí, no consigues disfrutarlo. Ahora, en los festivales, es cuando toda la familia estamos disfrutando más unos de otros.

TL: ¿Hay ahora menos riesgo en lo que haces?
OH: No, ¡qué va! La veteranía lo que te da es aplomo, saber estar, sensatez… algo que no tienes cuando eres joven, porque lo que quieres es triunfar, no ves el peligro y arrasas con todo. Crees que nunca va a pasar nada y que lo bueno va a durar siempre. Ahí se convierte en fundamental el papel de la gente que te rodea para asentarte los pies en el suelo.

Oscar Higares torero plaza
«La veteranía lo que te da es aplomo, saber estar, sensatez…»

TL: ¿Qué te da miedo? Porque, después de jugarse la vida, pocas cosas pueden imponer…
OH: A mí me da miedo meter la pata. Tengo muy poco sentido del ridículo, pero sí una responsabilidad conmigo mismo a la hora de hacer cosas. Siempre he tenido esa filosofía en mi vida y, también, me la ha dado el toro. Yo nunca he fumado, ni he bebido, ni me he drogado. Cuando veía el estado de algunos que sí lo hacían, tenía claro que eso no lo quería para mí. Llegado el momento de salir con mis amigos, yo me tomaba un refresco mientras ellos tomaban una copa, o dos o tres. Y, no por eso, me divertía y disfrutaba menos, pero me obsesionaba hacer el ridículo.

TL: ¿Y cómo gestionas ese miedo?
OH: Simplemente convives con él, le hablas de tú a tú, intentas despistarlo, distraerlo…pero siempre sabes que está ahí. Es tu sombra permanente. Lo único que hay que hacer es convencerle de que no te impone, que no te gana la batalla. Mantenerlo a raya hace que te sientas fuerte.

TL: ¿Te imaginas haciendo otra cosa?
OH: ¡Me imagino haciendo tantas cosas! Te aseguro que no sé dónde está mi techo. Eso me divierte.

TL: Y cuando se tiene un abanico tan amplio, por acotar opciones ¿tienes claro lo que nunca harás?
OH: Nunca pasaré el límite de lo que me haría hacer el ridículo. Y esto nos lleva lo que hablábamos antes. Cualquier cosa que suponga un reto para mí, sí lo haré. Me gustan los retos, realizar cosas que no sé hacer o que nunca hice porque me creí incapaz. No saber hacer cosas implica involucrarte mucho y esforzarte. Eso me motiva.

Oscar Higares torero piensa
«Me gustan las películas románticas, las que me tocan de verdad el corazón.»

TL: Ejercita ahora la memoria ¿recuerdas la primera película que viste de niño?
OH: Recuerdo la primera película, que me hizo estar dos años con pesadillas: “Tiburón”. Durante años soñé con aquella pierna a la que le daba un bocado, esa boca dentada abierta hasta el infinito y más allá. Me encantaba ir al cine de pequeño. Eran funciones matinales en las que veíamos dibujos animados. Y lo que recuerdo con muchísimo cariño eran las sesiones continuas. Iba con mi abuela, que nos llevaba a todos. Aquello de entrar en el cine con una película empezada y que, al terminar, empezaba otra y luego podías ver, de la empezada, lo que no habías podido disfrutar antes, era genial. Esos domingos matinales con la abuela son recuerdos imborrables de infancia.

TL: ¿A tus hijas les inculcas tu pasión por el cine?
OH: Sin duda alguna. Vamos a muchos estrenos de cine y, desde que tienen edad para aguantar una película en sala, las llevo a las películas de animación porque tienen mensajes muy constructivos. Son películas para despertar emociones y quiero que eso lo vivan.

TL: Tú que eres persona muy emotiva ¿dejas salir la lágrima en el cine?
OH: ¡Claro! Te reconozco que, en las películas de niños, lloro en todas ante el asombro de mis hijas (risas). Me gustan las películas románticas, las que me tocan de verdad el corazón. Yo soy un romanticón empedernido. Mi signo es cáncer y creo que ejerzo absolutamente como tal.

TL: ¿Alguna vez no has podido terminar una película y no precisamente por la emoción?
OH: No muchas veces, pero sí alguna. Me salí de una de Clooney que era tan mala, que ni recuerdo el nombre. No me gusta salirme del cine, porque respeto el trabajo y el esfuerzo que conlleva hacer una película, pero esa era imposible de soportar. Al menos para mí.

Tomates verdes fritos portada
Tomates verdes fritos es una de las películas favoritas de Óscar Higares

TL: -¿Tu película de cabecera, esa que ha sobrevivido al paso de los años?
OH: “Tomates verdes fritos”. Me parece una película preciosa, bonita, completa ¡Me encanta! Y me gustan las películas de acción para pasar el rato y abstraerme de mi tensión. Me gusta la intriga de “Seven” y me divierto mucho con las de tipo “Ocean´eleven”.

TL: Tienes un look muy “Ocean”… Si abro tu armario ¿qué me encuentro?
OH: Mucha ropa (risas) porque me regalan cantidad. Como ya sabes que soy un tipo un poco especial y raro, que igual me pongo a cocinar que a coser, como no sigo modas, no me gusta deshacerme de la ropa y lo que hago es tunearla. Tengo pantalones campana, de cuando se llevaban, que ahora los he estrechado y los he puesto más pesqueros. Reconstruyo mi ropa y la adapto a lo que se va llevando y me va gustando.

TL: Llevas muy bien eso de ser “amo de casa”…
OH: Esa labor la tengo yo y me encanta. A Sandra no le divierte nada cocinar, ir de compras y todo lo que conlleva la casa. A mí me gusta y asumo ese papel encantado, porque la casa y la familia es cosa de dos. Todo es cuestión de divertirse y disfrutar. Yo lavo, cocino, plancho, coso. Soy feliz así.

TL: ¿Eres muy de marcas?
OH: Para nada. Soy muy de lo que me quede bien. Compro mucho en tiendas multimarcas de amigos en rebajas. Me da lo mismo un jersey de H&M, que un pantalón italiano y unas deportivas sin nombre. Soy muy de combinar muchas cosas y no me importa absolutamente nada reconocer que lo que llevo es un jersey de 10€ de una tienda low cost.

Oscar Higares toreroo
«Compro mucho en tiendas multimarcas de amigos en rebajas.»

TL: Para los olores, los perfumes ¿eres igual de “infiel”?
OH: Ahí soy de una fidelidad pasmosa (risas). Siempre uso “Nenuco”, de toda la vida. Tú vas a casa, entras en mi habitación, y verás un mueble lleno de frascos de colonia/perfume de hombre, unos 30 y no te exagero, sin abrir. Solamente está abierto uno de Loewe, que me lo pongo muy de vez en cuando. Nada más.

TL: ¿Es lo único que queda en ti del niño que fuiste?
OH: Quedan muchas cosas, pero estoy modulando la mejor versión de mí mismo. Sigo buscándome y encontrando un montón de cosas que me gustan de mí. Físicamente ahora es cuando mejor me encuentro, mucho mejor que cuando tenía 20 años. Supongo que la madurez tiene mucho que ver en eso. Sigo aprendiendo, mantengo intacta la ilusión por perfeccionarme, por ser mejor. Y, también es justo reconocer, que tengo que pulir mis defectos, sobre todo esa manía que tengo de corregir a los demás cuando hacen las cosas de manera diferente a mí. Ahí tengo que esforzarme para no desquiciar al otro (risas).

Fotos: Archivo Óscar Higares.
Localización: Las Rozas Village.
Próxima semana: Iván Mañero.

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