Un buffet de sensaciones
Al sur de Francia se encuentra la joya de la corona en cuanto gastronomía francesa se refiere. Les Grands Buffets sorprende por su variedad y calidad.
Cualquier momento es bueno para disfrutar con amigos o en pareja de una escapada a Narbonne, una ciudad francesa fundada por los romanos llena de encanto y atractivos. Narbonne es perfecta para viajar unos pocos días porque se pueden recorrer sus calles en poco tiempo. Es de esos viajes que permanecerán para siempre en tus recuerdos, porque la hospitalidad de su gente y el encanto particular de sus habitantes harán que quieras volver muy pronto.
Resulta increíble que a una distancia moderada en tren puedas desconectar del caos y de la rutina que vivimos en las grandes ciudades. Un destino que te sumergirá por completo en el campo, en un paisaje repleto de atractivos y en la calidad de su gastronomía, hecha en su mayoría con productos ecológicos.
La mejor forma de llegar es a través del tren, porque la comodidad y rapidez son claves para estas escapadas. Durante el viaje os recomiendo dedicarse a uno mismo, para cambiar el chip desde el primer momento, por ejemplo, leer un libro que no hayas tenido tiempo hasta ese momento; resulta excitante la sensación de seguir estando en España cuando en realidad cruzas la frontera. Todo gracias a la alianza que crearon hace 3 años los dos grandes operadores líderes en alta velocidad, Renfe y SNCF, que permiten conectar en pocas horas 21 destinos internacionales, entre España y Francia.
La idea principal de este destino no es otros que conocer y disfrutar de la auténtica gastronomía francesa y para ello, os invito a descubrir uno de los restaurantes más increíbles y diferentes que probablemente habréis visto y probado. Se trata de ‘Les Grands Buffets’, uno de los buffets más grandes de toda Europa, con capacidad de 500 comensales y que por muy asombroso que parezca, permite degustar platos típicos de la alta cocina francesa recuperando las recetas clásicas de la burguesía francesa, en un espacio tranquilo y agradable.
Todos los detalles están previamente analizados por su propietario, Louis Privat. Las mesas están puestas a la perfección, las variedades de los platos hacen de él un sitio que gusta a todos, desde niños a mayores y que por la calidad de sus productos nada tiene que ver con el precio (32 euros sin incluir bebida). Por estas razones deberíais ser precavidos y reservar con antelación, porque las colas a la hora de la comida suelen ser mayores que para visitar un museo.
‘Les Grands Buffets’ tiene todos los rincones llenos de obras de arte, incluso la cocina. Es el lugar más increíble de todo el restaurante porque pareciese que entraras a una exposición, impecable, con música relajante… no parece el lugar donde en realidad se prepara la comida para más de 500 personas.
En el centro del restaurante se encuentra La Rostissérie, un inmenso asador panorámico donde se cocinan platos al momento. Os recomiendo el bogavante en salsa americana. Uno de sus productos estrellas son las ostras de Gruissan, ¡un lujo para el paladar! y también disponen de una amplia variedad de quesos exclusivos de toda Europa.
La carta de vino ofrece más de 70 variedades de la región de Languedoc – Roussillon. Y si sois amantes del dulce, este sitio es obligatorio porque ofrece, acompañados de una enorme fuente de chocolate, más de 100 variedades de postres, elaborados diariamente por un maestro pastelero.
No es de extrañar que con todas estas características los participantes de Master Chef hayan elegido a ‘Les Grands Buffets’ como escenario de su programa y a la final, ¿Quién puede resistirse a esta tentación?