Los niños tienen poder y lo saben. ¿Hemos perdido autoridad?

Los pequeños de la Generación Web influyen cada vez más en las decisiones de compra de los padres. ¿Debemos darles tanto poder?

Patricia Peyró. 31/01/2017

Aquello de “cuando seas padre comerás huevos” no se aplica a los niños de la última generación. Lejos de eso, no solo se comerán ellos los huevos antes que el padre, sino que éste –y su madre-, tomarán la mayor parte de las decisiones en base a sus retoños y postergando sus propios deseos o necesidades.  Esto se aplica también a las compras y es algo que las marcas contemplan a la hora de lanzar nuevos productos e idear sus campañas.

Los niños tienen su propia opinión y criterio dentro de la familia. Foto: Renault
Los niños tienen su propia opinión y criterio dentro de la familia. Foto: Renault

El escenario de nuestra infancia poco tiene que ver con el que contemplamos en las familias actuales. Cuando antes pedíamos permiso a nuestro padres, hacíamos sugerencias sobre lo que nos gustaba o pedíamos algo tímidamente a ver si colaba, hoy los niños dan por supuesto que sus deseos se harán realidad. Piden e incluso exigen… y los padres hacemos caso. ¿Habremos perdido autoridad?

El debate sobre el poder de los pequeños influencers de la casa está servido y supone ciertas dudas sobre cómo relacionarse con ellos sin perder el norte: algunas teorías apuntan que dejarles opinar les malcría, pero otras señalan que la familia debe ser un núcleo en el que todas las opiniones cuenten.  Ambas vertientes tienen su buena parte de razón.

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Los niños tienen su propia opinión y criterio dentro de la familia. Foto: Renault

Detrás de este cambio de mentalidad por el que se prefieren las decisiones más consensuadas a las imposiciones tiránicas del pasado de nuestros padres o abuelos, existen algunas razones sociológicas y psicológicas. La primera es que ahora se tienen menos hijos que antes: las parejas se lo piensan mucho más conociendo la realidad de que los dos miembros trabajan y que pasarán poco tiempo con sus hijos. Pero además, hoy se evalúa minuciosamente el coste de la vida (y de los hijos) en relación al estatus social y económico que se quiere alcanzar.

La alegría del hijo que venía con un pan debajo del brazo en el pasado hoy es una fuente de preocupación que requiere de un pormenorizado análisis previo para ver si encaja con nuestras posibilidades económicas y con nuestro estilo de vida. Eso sí, una vez la hoja de Excel lo permite y se tienen los hijos, estos se tomarán muy en serio y serán la primera de nuestras prioridades.  Además, se convertirán automáticamente en pequeñas y nuevas cabezas pensantes con criterio propio a la hora de opinar. Así lo explica Sara Gómez Talaván, psicóloga especialista en familias: “En el nuevo modelo de familia del siglo todos los miembros importan, porque todos deciden”.

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Las marcas dirigen sus mensajes a los pequeños influencers de la casa. Foto: Renault

Dentro de este debate no resuelto existe cierta evidencia a favor de dejarles opinar. Según explica la propia Gómez Talaván: “La capacidad para tomar decisiones y poder influir en ellas no solo es de vital importancia para el desarrollo de su seguridad y autonomía, sino que contribuye a aumentar y reforzar su autoestima y confianza en sí mismo”.  Apelando al sentido común, no se trata de que el niño elija por la familia, sino que sienta que su opinión se tiene en cuenta y contribuye a la decisión final”.

Pero no todos piensan igual. Muchas son las personas que temen que la pérdida de liderazgo parental a favor de unas relaciones más horizontales en las que se discute y razona todo cree una generación de pequeños manipuladores y tiranos o con el ‘Síndrome de Niño Emperador’. Defensores de esta posición son los mediáticos Javier Urra, autor y doctor en Psicología, y el juez de menores Emilio Calatayud. Ambos temen que parte de los niños de la nueva sociedad, lejos de entender la flexibilidad de sus padres como una suerte de constructividad, la interpreten como una licencia para conseguir siempre lo que quieren, sentándose las bases para una futura e imposible convivencia con unos menores carentes de valores y que se sienten con derecho a todo.

Los niños de la Generación Web tienen poder y lo saben
Los niños de la Generación Web tienen poder y lo saben. Foto: PrixaBay

Ya seamos más o menos permisivos con nuestros hijos, éstos no solo influirán en el reparto presupuestario en educación, ocio y alimentación, sino en las principales compras de nuestra vida, como el coche o la vivienda. Y ellos lo saben: según una encuesta realizada por Milward Brown, el 73% de los niños encuestados entre 8 y 12 años reconoce tener influencia sobre sus padres en la decisión de compra, algo que también saben las marcas, que deben adaptarse a los conocidos como  niños de la Generación Websobre-informados gracias a la penetración social de las nuevas tecnologías a edades cada vez más tempranas.

Los resultados del esfuerzo de las firmas por adaptarse a la realidad, a veces resultan muy molones. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Renault. La marca francesa ha querido ser pionera creando un catálogo adicional para niños con el que éstos podrán opinar sobre el vehículo familiar que más nos conviene a toda la familia. “Si hemos creado un vehículo para moverse en familia, descubrirlo en familia era el siguiente paso”, ha explicado Noelia García Ramos, Jefa de Publicidad Renault.

El resultado no se ha hecho esperar y fascina a cualquier niño. Para conseguirlo, el diseño del catálogo infantil se realizó en talleres protagonizados por niños, a quienes se les presentó el nuevo modelo de Renault y se les pidió que explicaran con sus palabras las principales innovaciones de la nueva Gama Scénic. Una vez realizado este paso, dedicaron un taller por cada una de ellas, creando todos los textos, dibujos y efectos que luego podrán leer el resto de niños. Sin duda, el camino más rápido para llegar a los padres es a través de los hijos, y quizás, en coche.

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