La Borgoña eterna de Bonneau du Martray

Hoy catamos Bonneau du Martray 1991, Grand Cru. Corton-Charlemagne AC. Côte de Beaune. Borgoña. Francia.

Ignacio Peyró. 15/03/2017

Vamos hoy con uno de los grandes mitos -por viñedo y por elaborador- de entre los borgoñas blancos: un Corton-Charlemagne de Bonneau du Martray en un momento extraordinario (Nota de I. Peyró y J. Rocamora).

La AC Corton-Charlemagne es el mayor Grand Cru de vino (blanco y tinto) de Borgoña: unas 150.000 botellas/año. Está en la colina de Corton, en una zona famosa ya en la época Carolingia, por ser el viñedo favorito del Emperador –al que, por cierto, homenajea su nombre. En aquella época, las variedades cultivadas eran tintas, y es célebre que Carlomagno llevaba habitualmente muy manchadas las barbas con el vino del lugar –al final, por instigación de su mujer, arrancó las cepas tintas y plantó aligote (variedad blanca). Actualmente, aquí se encuentra una de las mejores expresiones de la chardonnay de todo el mundo.

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Jean le Bault de la Morinière es un hombre muy peculiar que no permite visitas a la bodega

El Domaine Bonneau du Martray es una propiedad familiar desde hace siglos. Las 11 hectáreas de sus viñedos son de las mejores de la denominación. El arquitecto y conde Jean le Bault de la Morinière comenzó a dirigir el negocio familiar en 1994. Es algo extravagante -esa es la fama- en las técnicas de elaboración de sus vinos; en todo caso, la gran calidad de su blanco se debe sobre todo a la calidad de sus uvas y su terruño. Es un vino muy longevo, de 20 a 30 años, según añadas. La pena es que estos vinos se suelen tomar antes de tiempo, y eso es desperdiciarlos.

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Bonneau Du Martray

En nuestra opinión, o bien se beben recién salidos al mercado, y se disfrutan por su potencia sin domar, o bien se beben a los 15-30 años. Según sea la añada, tienen unos 10 a 15 años de ascensión hasta la meseta, en cuya altiplanicie permanecen durante otros 10 o 15 años más. Una de las cosas buenas que ofrece esta bodega es que envejece botellas que saca a la venta sólo cuando están ya bebibles, y no cobra apenas por ese servicio. Vale la pena intentar conseguir una, como es el caso de la de hoy: la de 1991. El señor conde tiene sus peculiaridades: no permite visitas a la bodega, sólo vende allí a franceses… El Domaine elabora también un tinto (Pinot Noir, claro), que también es Grand Cru, pero nunca nos ha entusiasmado en igual medida.

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El Domaine Bonneau du Martray es una propiedad familiar

Precata.

  • Uva: 100% Chardonnay, de viñedo Grand Cru.
  • Crianza. Un año en barrica (la tercera parte nueva) y medio año, más o menos, en depósito de acero inoxidable.
  • Corcho excelente, de 50 mm. El vino ascendió por la pared del corcho hasta un par de mm del exterior. Bien pensado, después de un cuarto de siglo, no se ha portado nada mal.
  • Alcohol en etiqueta: 13º.
  • La añada 1991 fue fresca en Corton. Para nosotros son las ideales, porque las añadas cálidas sientan mal a vinos tan opulentos como los Corton Charlemagne: los hacen más poderosos y más grasos. Quizá sean más típicos, pero las añadas frías dan vinos más amables y elegantes.
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Bonneau du Martray 1991, Grand Cru. Corton-Charlemagne AC. Côte de Beaune. Borgoña. Francia.

Cata

  • Vista. Precioso color amarillo “limón-verdoso” intenso, pero poco dorado para tener más de veinticinco años. Sin posos. Lágrima abundante y fina.
  • Nariz. Muy compleja e intensa. Hicimos una cosa que resultó muy bien. Abrimos la botella un par de horas antes. Lógicamente, el vino estaba muy cerrado. Como no tenía posos, en vez de jarrearlo, nos limitamos a abrir la botella y servir una sola copa. Así la superficie del vino en contacto con el aire en la botella era máximo. Dejamos botella y copa en el comedor. Cuando entramos a comer, dos horas después, ocurrió algo digno de ser vivido. Todo el comedor estaba perfumado por un aroma intenso y embriagador: las notas finísimas de un buen borgoña blanco. Nos parecía increíble que tan poca cantidad de vino servida en la copa pudiese inundar un espacio tan amplio. Claro, al catarlo, la nariz apareció poderosísima. Destacaban mucho las notas florales y una fruta variada, maravillosa, elegante, que no conseguimos identificar. Después fueron  apareciendo minerales, terciarios (de evolución en botella), maderas finísimas,… Uno tiende a eternizarse en la nariz, y a retrasar el llevar la copa a la boca.
  • Boca. Se trata de un gran vino, y la boca va desplegando lo que ya se entreveía en la fase olfativa. Intenso. Largo. Un aspecto que destacar en esta fase gustativa es su peculiar acidez, con la garra suficiente para aglutinar ese conjunto maravilloso de fruta, madera, alcohol, mineral y demás. El paso de boca es cremoso: un vino que casi se mastica. Aparece un grato amargor, que armoniza de maravilla con unas leves notas amieladas o de caramelos de fruta (¿uva vendimiada al borde de la sobremaduración?).
  • En conjunto. Dos palabras pueden resumir este gran vino: “Esplendor primaveral”: flores de prado, yerbas, frutas tempranas… Mezcla perfecta de elegancia y vigor.
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Estamos ante un vino blanco magnífico

Precio y dónde encontrarlo:125,80 € en La Tintorería en el año 2012.

Calificación: No sabemos si decir “lo siento” es lo adecuado, pero con esta añada 1991, perfectamente conservada hasta hoy, estamos ante otro vino magnífico, al que sólo podemos puntuar con un 10/10.

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