El Kremlin anima a las grandes marcas a producir en Rusia
El gobierno ruso trata de que los principales líderes de la moda mundial fabriquen parte de su producción en Rusia.
Las autoridades comerciales rusas han tenido continuas conversaciones con gigantes mundiales como Inditex, Uniqlo, Nike o Decathlon. La coyuntura económica de un rublo débil (aunque últimamente se viene recuperando) junto con las comentadas ventajas fiscales, hacen que Rusia pueda ser un país competitivo con respecto a otros mercados emergentes como China, donde los costes laborales, al contrario de lo que sucede en Rusia, aumentan continuamente.
Contacto con Inditex
Fuentes del gobierno ruso, en concreto el viceministro de industria Viktor Evtukhov, revelaron a la prensa local que Inditex ha aceptado la colaboración del gobierno ruso para acelerar la localización de su producción en Rusia: «Nos pusimos de acuerdo para establecer un proyecto de equipo, en cooperación con la dirección de Inditex, para ayudar en la búsqueda de socios rusos fiables, lo que hará posible llevar a cabo la localización acelerada de la producción de prendas de Zara y de productos de Zara Home». No encontramos fuentes de la compañía gallega que nos revelen los términos concretos de dichos contactos y de cuándo se empezaría una hipotética producción en territorio ruso.
Tom Tailor arrancará en Rusia
Por otro lado, Tom Tailor, uno de los 10 principales fabricantes de moda alemana cuyo grupo factura cerca de mil millones de euros al año, tiene previsto fabricar parte de sus productos en Rusia ya en 2017, según indicó su directora general en Rusia y la CEI, Sofia Kaufmann. La compañía estaría en conversaciones con una de las fábricas rusas, sin aclarar la concreta localización.Piensan arrancar la producción local en este 2017.
Los primeros productos rusos estarán a la venta ya en la colección de otoño-invierno, según Kaufmann, quien concretó que de momento solo se trata de un tipo de ropa, pero en el largo plazo, la producción rusa, puede tener un alcance de hasta el 20% en las tiendas Tom Tailor. Otra de las multinacionales en conversaciones con el gobierno ruso para producir en Rusia es Decathlon. En concreto, tuvo propuestas hace un tiempo para invertir en la fábrica local ‘S-Tep’, de la región de Novosibirsk, para efectuar allí la producción de calzado deportivo.
El ejemplo de IKEA
Ya existen ciertos ejemplos de integración exitosa entre los negocios globales y la industria rusa de bienes de consumo. La empresa sueca IKEA, que como los minoristas de ropa ha recibido el apoyo de las autoridades del país para aumentar la producción local, ha estado cooperando exitosamente con los fabricantes rusos durante mucho tiempo.
«Al aumentar la cantidad de compras de los proveedores locales es posible reducir considerablemente los costos, principalmente los costos de transporte y los derechos de aduana», explicaron fuentes de la compañía. Actualmente, el minorista sueco abastece sus productos de unas 60 fábricas rusas. Los fabricantes rusos están totalmente integrados en la cadena global de producción y distribución: los productos rusos se pueden encontrar en las tiendas IKEA de Europa, América y Asia. Además, IKEA posee cuatro fábricas en Rusia y está planeando lanzar una quinta en breve.
Ventajas de producir en Rusia
La devaluación del rublo de los últimos años, junto con una pronunciada recesión económica, ha traído consigo una caída de los costes laborales rusos con respecto a otras economías emergentes. De la misma manera, el coste del metro cuadrado medido en divisa de los terrenos industriales ha caído significativamente. Estamos en un período adecuado para adquirir naves industriales a buen precio.
El interés demostrado por el ministerio de industria ruso con desgravaciones fiscales a la inversión extranjera en este sector de la moda hacen atractiva la apuesta por Rusia como país donde producir moda. Por otro lado, se producen importantes ahorros en costes de transporte y gastos de aranceles y aduanas.
Inconvenientes
Son los mismos que han lastrado las inversiones en Rusia durante las últimas décadas. Excesiva burocracia, corrupción, aunque en el caso de los proyectos de grandes compañías de moda internacionales estarían supervisadas por altas instancias del Kremlin lo que, parece, evitaría los costes innecesarios producidos por estos problemas tradicionales de la economía rusa, evitando ciertos problemas que tuvo, por ejemplo, IKEA cuando se trataba de implantar en el país.
Los continuos cambios en materia legal y tributaria dificultan, de igual modo, los proyectos a largo plazo. Las sanciones impuestas por los EEUU y por la UE, y respondidas por Rusia, son un escollo importante en estos momentos. Aunque las autoridades rusas han visto oportunidades para desarrollar una industria de sustitución de importaciones, estas sanciones crean dificultades en áreas de financiación, de capacidad de recibir ciertos componentes que entran en la categoría de vetados. Además, no sabemos si estas sanciones mutuas irán a más, en función de la situación de las relaciones geopolíticas entre ambos antagonistas.
En definitiva, el Kremlin parece volcado en la tarea de estimular la inversión extranjera en Rusia. Confiemos en que se den las circunstancias para que dicha inversión aumente y también lo haga el nivel de vida de los ciudadanos rusos.
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