La bailarina gigante del Rockefeller Center

Una bailarina gigante se apodera de la entrada del Rockefeller Center de Nueva York. Se trata de una escultura hecha de nylon de 13,7 metros de altura y hasta el próximo 2 de junio copará el espacio que cada diciembre hospeda al más icónico árbol de Navidad del mundo. 

La pieza lleva por título Bailarina sentada (2017) y ha sido realizada por Jeff Koons (York, Pensilvania, 1955), el artista vivo más caro del mundo, polémico y al que persigue la sospecha de ser más un hombre de negocios que un genio de la creación. Una suspicacia que en parte se apuntala en el hecho de que antes que artista fue broker de éxito en Wall Street.

En esta ocasión, Koons tiene argumentos para disociar su imagen, aunque sea de manera tangencial, de su leyenda materialista. Aunque la obra ha sido financiada por el Fondo para el Arte Público y la casa de cosmética Kiehl’s, su finalidad última es solidaria. Bailarina sentada busca atraer la atención sobre el hecho de que mayo es el mes para crear conciencia sobre los niños desaparecidos y explotados.

La escultura, perteneciente a la serie del artista que lleva por título ‘Antigüedad‘ está inspirada en una pequeña figura de porcelana de finales del siglo XIX hallada en una fábrica rusa. La serie explota temas como la belleza, la fertilidad, el amor y la conectividad y ésta no ha sido la única bailarina creada al hilo de estos conceptos. Afirma Koons que en la Bailarina sentada del Rockefeller Center convergen un sentido de optimismo y fortaleza internos que subrayan el fin último de esta iniciativa solidaria. El hecho de que la superficie del globo que da forma a la escultura sea brillante favorece, dice, la interacción directa del público con la obra mediante su propio reflejo en la misma.

Esta es la tercera vez que el artista y ex marido de la actriz pornográfica Cicciolina muestra arte público en el Rockefeller Center. En el año 2000 un perro cubierto de flores y gemelo del conocido Puppy que custodia el Museo Guggenheim de Bilbao fue la primera obra expuesta por Koons en la entrada del emblemático edificio neoryorquino. La segunda, Split Rocker (2014).

Con motivo de esta iniciativa en favor de la niñez Koons también ha llevado a cabo una serie de miniaturas alusivas a la bailarina y que se entregarán en forma de obsequio con las cremas de una de las líneas cosméticas de Khiel’s. La compañía estadounidense redunda en su esfuerzo solidario en esta iniciativa donando los beneficios que obtenga de la venta de esta línea de cremas hasta el final de la exposición. El dinero irá destinado al Centro Internacional de Niños Perdidos o Explotados.

Bailarina sentada (2016) es una obra previa de Koons que fue expuesta en el museo Malba de Buenos Aires hace ahora poco más de un año. Se trata de una pieza de menor tamaño, de algo más de dos metros de altura y realizada en acero inoxidable pulido. No sabemos cuál será el futuro de la bailarina de nylon del Rockefeller Center, lo que sí sabemos es que su hermana pequeña acabó siendo adquirida junto con la obra Plutón y Proserpina (2010-13) también de Koons por el propio presidente del Malba y promotor inmobiliario, Eduardo Costantini, quien pagó 14 millones de dólares por las dos piezas.

Quizá el globo gigante en forma de niña de Manhattan acabe vendiéndose también por millones de dólares y el artista estadounidense no logre nunca escapar de la fama aplastante que lo persigue desde hace años, ni tampoco de la crítica.