#CloseTo Antonio Carmona: «Dejaría el escenario por hacer música para cine»

Hoy nos acercamos a Antonio Carmona, un artista de los pies a la cabeza y amante del flamenco sobre todas las cosas.

Amalia Enríquez. 23/05/2017

Con tan solo trece años empezó a “patearse” los pubs y bares donde el flamenco era la diversión. Fue una etapa dura. Reconoce que un niño nunca debe vivir eso pero, gracias a esos comienzos, hoy se siente dueño de su vida. El silencio de los últimos años se ha debido a un voluntario alejamiento para disfrutar de su padre, enfermo de alzheimer durante una década, al que ha dedicado la canción ‘Me encanta’ de su disco ‘Obras son amores’.

Antonio nació en Granada pero se crió en el barrio de Campamento en Madrid

The Luxonomist: ¿Uno se acaba acostumbrando a las promociones?
Antonio Carmona: Para mí ahora son más gustosas, antes no lo eran. Los flamencos  somos más de tocar que de hablar. Con la edad, uno aprende a expresarse mejor, a disfrutarlo más, a desglosar mejor el disco y hacerlo más atractivo en la promoción. La verdad es que, esta vez, lo estoy pasando muy bien. El recibimiento de los medios está siendo increíble.

TL: Había ganas. Hacía mucho tiempo que no se te oía…
AC: Es cierto, pero tengo que reconocer que la prensa siempre me ha tenido mucho cariño y me ha respetado.

TL: ¿Te sientes reconocido?
AC: Sí, con los medios, siempre. También es verdad que hubo una época en la que hacíamos una especie de flamenco que se salía de la norma. La gente no estaba muy de acuerdo con eso.

Ahora está promocionando su último disco ‘Obras son amores’

TL: Romper con lo establecido siempre es un riesgo…
AC: Nosotros innovamos el flamenco y eso conllevó su crítica. Ahora, después de tantos años, siento el cariño. Eso es innegable.

TL: Las críticas venían del sector flamenco, seguro.
AC: ¡Cómo lo sabes! Sobre todo del sector purista. Nos acusaron de desvirtuar el flamenco, nos llamaron herejes. Yo creo que, con ese cambio, atrajimos a otra clase de público que, con el tiempo, se fueron pasando al flamenco más ortodoxo.

TL: ¿En tu casa qué decían? Porque para puristas ¡los tuyos!
AC: Eso es verdad. En mi casa yo he estado con los grandes. Sé lo que es una malagueña, una granaína y sé los cantes por soleá porque los he tocado. En mi casa sabían que yo dominaba esas raíces, tal vez por eso aceptaron mejor la fusión que hicimos porque sabían que tenía la base y vivía el flamenco muy de cerca.

Ketama consiguió llevar el flamenco a los escenarios

TL: ¿Habrían preferido que siguieras la línea del flamenco profundo?
AC: Mis padres estaban contentos, no te voy a decir lo contrario. El flamenco es un arte para un círculo pequeño y reducido de gente. Hasta hace poco, era un arte para los señoritos que se encerraban en una habitación y se llevaban a los flamencos para que los divirtieran. Ahora es distinto porque conseguimos llevarlo al escenario y eso ha hecho posible que llegue a más gente.

TL: La gran labor de Ketama fue popularizar el flamenco, precisamente.
AC: Yo creo que sí. Lo que hicimos no fue malo, para el flamenco no fue malo. Gracias a eso, puedo ahora hacer otras cosas.

TL: ¿Cómo nace ‘Obras son amores’?… y no buenas razones, como decía Santa Teresa…
AC: Nace de la necesidad de expresar todo lo que llevo dentro. He tardado mucho tiempo, porque mi padre estuvo muy enfermo, y lo dejé todo para tratar de estar el mayor tiempo posible con él. Era una época en la que yo vivía en América, fueron tiempos de muchos viajes y de mucho trajín de un lado a otro. El último año y medio de la enfermedad, tenía alzheimer, ya estaba muy malito y no se levantaba de la cama. Mis hermanos y mi madre podían pasar tiempo con él y entonces empecé a sacar los temas que tenía guardados, de años atrás, y empecé a expresarlos, tocarlos, producirlos y disfrutarlos. Y ahora están ahí para que los disfrute la gente.

Nuestra compañera Amalia Enríquez con Antonio Carmona tras la entrevista

TL: ¿El último disco siempre es el mejor? O, como con los hijos, es difícil elegir…
AC: Este es el hijo pequeño, el más mimoso y el que necesita más cuidados. Los mayores ya han dicho muchas cosas y están crecidos. A mí me gusta mucho este disco, si te digo la verdad. Me dicen que es un disco luminoso, donde se ve que expreso de otra manera con la voz y, sobre todo, hay mucha esencia de lo que ha sido siempre Antonio Carmona, que es lo que mis fans quieren.

TL: Posiblemente te haya salido así porque refleja el momento que estabas viviendo…
AC: Siempre trato de filtrar mis vivencias a través de mi música e intentar que la gente agarre ese pulso. Siempre he sido un músico muy especial. Te puede gustar o no mi música, pero no me parezco a nadie y tengo mi sello, como Habichuela que soy. Me gusta hacer la música que hago y, sobre todo, hacerla diferente a todo.

TL: Eso tiene el riesgo de que, sin pretenderlo, te conviertas en tu propio enemigo y debas superarte en cada trabajo.
AC: No tengo ese miedo porque tengo muchos temas en la recámara, que son buenos y bonitos. Estoy componiendo continuamente, me obligo cada día a sacar una melodía o escribir alguna letra. Es como el pintor que, cada día, tiene que dar algún brochazo para no parar la creatividad.

Dice que dejaría los escenarios por hacer música para cine

TL: ¿Te molesta que recordemos un rato?
AC: ¡Claro que no!, pero tengo muy mala memoria.

TL: A ver si consigo activarte esa memoria de pez. ¿Te recuerdas un niño feliz?
AC: Sí, muy feliz. Mi niñez la pasé en Campamento, en el pulmón de Madrid por la Casa de Campo, y la recuerdo como la mejor niñez que haya podido tener. Fui el último de la generación de los Habichuela que nació en Granada, los demás ya lo hicieron en Madrid. En mi barrio es donde hice amigos, donde jugué, donde crecí y fui muy feliz.

TL: Esa “poca memoria” que dices tener, ¿te trae siempre el mismo recuerdo cuando vuelves la vista atrás?
AC: Yo era un niño muy inquieto, muy versátil, gordito y chato de nariz ¡Y mira ahora! (risas) Con 12 años ya trabajaba en los pubs y en los bares. No se lo decía a mis padres, porque lo que querían es que yo estudiara. En aquella época lo máximo era la mecanografía porque, si sabías escribir bien a máquina, tenías mucho ganado. A mi madre le decían que me veían anunciado para tocar en los bares, pero yo le decía que no, que le habían informado mal (risas). He sido siempre muy inquieto y buscavidas.

‘El tercer hombre’ fue su primera película en el cine

TL: ¿Alguna vez te has arrepentido de no haber estudiado?
AC: Todos los días. La vida es una buena escuela pero, la que yo viví a los 13/14 años, nunca debe vivirla un niño. Esa no era vida. Me hubiera encantado estudiar, esa es la verdad. Hay veces que tengo lagunas de cosas y quisiera tener una base. Yo, de los 14 a los 20 años, no me vio nadie el pelo. Estaba en mi casa, todos los días, estudiando con los discos de Paco de Lucía y Camarón, que eran mis ídolos. Mis primos y mis amigos se iban a la discoteca, pero yo me quedaba porque no quería que nada me quitara tiempo para conseguir la esencia de lo que yo quería llegar a ser. Gracias a eso, me he hecho el músico que hoy soy.

TL: ¿Y ese niño que tenía tan claro su sueño, iba al cine?
AC: Sí, muchísimo. Me acuerdo del cine España, adonde me iba a ver películas sin parar. En mi casa siempre ha gustado el cine. He participado en algunas películas, protagonizando una con María de Medeiros, incluso. Lo pasé muy bien, pero me di cuenta de lo dura que es la vida del actor.

TL: ¿Y recuerdas esa primera película?
AC: Yo creo que fue ‘El tercer hombre’. Me encantaba su música, como no podía  ser de otra forma. Dejaría los escenarios si pudiera hacer música para películas. El cine me apasiona.

Le encanta el papel de Jack Lemon en ‘Irma la dulce’

TL: Entonces seguro que, en la madurez, hay una película que se ha convertido en imprescindible…
AC: ‘Irma, la dulce,’ me parece un peliculón. El personaje de Jack Lemon me parece lo más. Soy muy clásico viendo cine. Y, de un tiempo a esta parte, me he aficionado al cine español porque se están haciendo muy buenas películas. Este disco tiene una anécdota. Por mediación de una amiga, me llaman de parte de Enrique Urbizu para formar parte de la serie ‘Gigantes’, que va a rodar para Telefónica, y he dicho que no porque me ha coincidido con la promoción’.

TL: Retoma la propuesta, si puedes, porque el rodaje empieza en estos días…
AC: Me ha dado miedo también, Urbizu me sobrecoge porque es un pedazo de monstruo, un genio. Me da mucha pena porque me dicen que es una maravilla trabajar con él, pero el destino ha querido que coincidieran las dos cosas. Me dicen que te hace grande, que te saca todo el jugo que llevas dentro.

TL: ¿Eres aficionado a la lectura?
AC: No mucho, esa es la verdad. Soy mucho más de cine, de lo visual, pero si te tengo que decir alguna lectura, yo soy lorquiano porque, al margen de ser ambos granaínos, me ha apasionado siempre su obra. En mi casa somos todos de García Lorca. Escribía unas cosas que me llegan al alma, directas al corazón. Era un alma libre, un corazón andante que supo expresar, en su corta edad, unos pensamientos maduros increíbles. Decía cosas con una coherencia y una sabiduría alucinantes. Y, al margen de él, soy creyente y me gusta leer la Biblia, la escudriño. Me parece que es un libro muy sabio, donde los problemas de hace miles de años son los mismo de ahora. La Biblia te da coordenadas para organizar y ordenar tu vida. La historia de Jesús es muy bonita.

Siente pasión por los escritos de Federico García Lorca

TL: Tengo que decirte que no has demostrado tener esa “memoria de pez” que me decías…
AC: ¡No sé cómo lo has conseguido! (risas)

TL: Todo es cuestión de dejarse llevar. Tenemos que ir terminando y lo hacemos con la única pregunta obligatoria para todos… ¿qué pensaría el Antonio de los pubs del hombre triunfador que hoy eres?
AC: Estaría sorprendido. No se lo habría creído ni en sueños. Mi vida ha sido una bendición del cielo, la suerte que he tenido en mi carrera, el haber podido cantar con los grandes, con Prince por ejemplo. Nunca me lo habría imaginado. Me considero un privilegiado y espero poder seguir disfrutando de lo que la vida me trae. No me olvido del niño que fui porque llevé una vida muy dura, no apta para niños, aunque gracias a mis comienzos hoy soy dueño de mi vida.

*Próxima semana: Pepe Solla.

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