Supera con éxito la temida ‘Vuelta al Cole’

Toma nota de algunas pautas básicas que, además de fomentar una buena comunicación con tus hijos, os permitirán tener el curso en paz.

Ana Villarrubia. 07/09/2017

Entre hoy, jueves 7, y el próximo miércoles 13 de septiembre quedarán progresivamente incorporados todos nuestro niños y adolescente a su flamante curso escolar, desde los alumnos de escuelas infantiles hasta los de Bachillerato. Despedidas con mocos, reencuentros ilusionantes o apáticas caras de sueño, según proceda para cada edad y distintos tipos de afinidades por el cole, se sucederán a lo largo de estos días, al tiempo que la ciudad -y especialmente su tráfico- vuelve a estar en ebullición y todos recuperamos el ritmo habitual de nuestras vidas.

Estos días son importantes porque, en paralelo a la adaptación forzosa a las nuevas demandas, este es el momento de planificar el curso, de fijar nuevas metas en el horizonte, y de plantearse que las cosas que salieron mal otros años no pueden volver a repetirse. ¿Estás preparado para ello? ¿Sabes cómo gestionar este momento de la manera más eficaz y provechosa para que el resto de año sea un camino de rosas?

Organiza vuestra rutina y todo será más fácil

1. Diseñad las rutinas más adecuadas. Normas generales que recojan los horarios de las comida, algunos límites en cuanto a la hora de acostarse y levantarse y otros hábitos cotidianos (cuándo se hace la mochila, qué espacio del día y del fin de semana ocupan los deberes, qué hábitos de higiene se van a seguir a rajatabla…). También se contemplan aquí momentos de lectura, de ocio y de descanso. Se trata de que exista equilibrio entre todas las áreas de vida y que todo esté estructurado de manera que no haya sorpresas. Las rutinas le proporcionan al niño seguridad y estabilidad, y está demostrado que favorecen el rendimiento escolar.

2. No des por sentado que las cosas cambian solas. Si tu hijo tenía dificultades el año pasado con los números, con la lengua o con la historia… ¡Este año parte del mismo punto! ¿Para qué esperar a echarte las manos a la cabeza con los primeros resultados si puedes actuar desde ya? No es desconfianza, es pragmatismo. Diseña un plan de refuerzo con los medios o recursos que tengas a tu alcance porque allí donde ya hubo dificultades en el pasado éstas tenderán no solo a repetirse, sino también a agravarse.

Planificar los tiempos de ocio es fundamental

3. Consensuad y planificad las actividades extraescolares. Busca con ellos toda la información necesaria y permite que formen parte del proceso de toma de decisiones. Esto fermentará su compromiso en el seguimiento de las mismas y supondrá un revulsivo motivacional asociado al comienzo del curso. Además, recuerda que estos espacios lúdicos vinculados a la escuela o al deporte favorecen la adquisición de habilidades sociales y emocionales que no son estrictamente académicas pero que son igualmente importantes en el desarrollo madurativo de tu hijo. Ahora bien, no tiene sentido gastar dinero en cosas que nos suenan muy bien pero que ellos odien y de las que van a tratar de escaquearse, como tampoco es recomendable sobrecargar sus agendas; generar jornadas de sobre activación y sobre estimulación no es positivo ni para ellos ni para ti.

4. Organizad su ambiente, su habitación. Porque ya deja de ser el espacio meramente lúdico que ha representado la mayor parte del verano y pasa a ser también su espacio de trabajo. Esto ha de reflejase necesariamente en la organización del espacio. Un ambiente cómodo para leer y escribir, todo el material necesario disponible y una serie de pautas básicas de orden, mantenimiento y limpieza que, aunque sea con tu ayuda, deberán respetar cada día de la manera más autónoma posible.

Si algo no se le daba muy bien, intenta reforzarlo antes de que sea tarde

5. Marca bien los límites. Límites a las salidas entre semana, al ocio del fin de semana si no ha habido un buen rendimiento o comportamiento que lo justifique, y límites también al uso de móviles, tabletas y televisión. Aquí quizá es donde mas fuerza vas a necesitar porque la barra libre de tecnología de la que han gozado a lo largo de todo el año es tan atractiva como adictiva. Explica que es una limitación, no una prohibición, y que siempre disfrutarán de más privilegios en la medida en la que sus responsabilidades y obligaciones hayan quedado bien cubiertas.

6. Acordad pequeñas metas para el nuevo curso. Vinculados a viejas dificultades que necesitan ser reeducadas y que pueden conllevar incluso recompensas en caso de ser alcanzadas, o restricciones y pérdidas de privilegios en el caso contrario. Las metas han de ser realistas: a un muy mal estudiante de matemáticas no se le puede pedir un 10, pero sí que le dedique media hora de esfuerzo todos los día y que pase del 5, por poner un ejemplo.

Por lo demás, pese a que se acabaron oficialmente las vacaciones, no todo son malas noticias. Confiésate, a esa rutina que tanto temes tras las vacaciones también te acercas ya con un punto de deseo. Se acaba lo bueno, sí, pero también se acaban los niños en casa, los malabares para organizar quién se encarga de ellos y las dinámicas familiares absolutamente desacompasadas. Lo siguiente será rezar para que llegue octubre lo más rápido posible, para quienes tengan niños con jornadas académicas aún reducidas por el verano.

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