Lo bueno de ser mamá después de los 35

La ciencia lo avala con interesantes conclusiones: no todo son riesgos y malos presagios cuando una mujer decide ser madre pasados los 35

Ana Villarrubia. 14/09/2017

Es un hecho, los españoles somos padres cada día mas tarde: en concreto, la media de edad de las madres primerizas se viene situando ya desde 2016 entre los 30 y los 32 años. En mayor o menor medida, la tendencia se confirma en todas las sociedades occidentales, aunque nosotros destacamos por nuestra especial lentitud en la consecución de muchos de los principales hitos evolutivos que marcan nuestras vidas, y los inicios de la verdadera edad adulta.

Las explicaciones son muchas y muy variadas: dedicamos más tiempo a la formación y invertimos más tiempo en alcanzar cierta estabilidad económica y profesional. La crisis económica, sin duda, no ha ayudado a agilizar los plazos de obtención de la emancipación e independencia que todo adulto sano desea para sí mismo, y para los suyos. Y también, por qué no decirlo, parece que hoy en día somos inmaduros más tiempo, se nos ha educado de acuerdo a modelos de crianza más protectores que los de antaño y es por esto que alcanzamos cierto nivel de autonomía y madurez emocional también más tarde en comparación con los plazos que manejaban nuestros padres y abuelos.

La edad media para ser madre se sitúa entre los 30 y 32 años

Y, sin embargo, a pesar de que (casi) siempre que se habla de estos temas se hace desde un enfoque crítico y peyorativo en el que los llamados millenials de hoy salimos perdiendo en comparación con respecto a todas las generaciones anteriores, no todo son consecuencias negativas en este enlentecimiento de nuestro desarrollo madurativo. Especialmente perjudicadas salimos las mujeres, a quienes se nos mira con lupa (y cierta estupefacción) cuando nos acercamos a los 30 sin planes de futuro que incluyan un bebé de manera inminente.

Créanme, nos damos cuenta de ello. Pero ahora, ¡aleluya!, la ciencia nos da una palmadita en la espalda: varios estudios han encontrado correlaciones positivas entre la maternidad tardía y la mejora de las habilidades cognitivas de tanto de madres como hijos, además de que el estilo de educación y las pautas de crianza de las madres más mayores parecen ser más beneficiosos para los hijos que las de las madres más jóvenes.

La ciencia avala que la maternidad tardía es positiva en algunos aspectos

Un estudio llevado a cabo desde la Universidad de Southern California, publicado en la revista científica Journal of the American Geriatris Society, concluyó que las madres que daban a luz pasados los 35 experimentaban significativas mejorías en algunas de sus habilidades mentales.

El fenómeno parece deberse a la acción de las hormonas propias del embarazo, hablamos principalmente de estrógenos y de progesterona, que indirectamente contribuirían a agilizar y mejorar nuestros procesos cognitivos de manera global, siendo notable el mejor rendimiento de las mamás tardías en pruebas que miden habilidades cognitivas básicas como por ejemplo la memoria vinculada a la información verbal.

Las madres maduras utilizan castigos menos agresivos

Parecería, incluso, según las conclusiones de otro estudio llevado a cabo desde la norteamericana y prestigiosa Boston Univserity School of Medicine, que las madres que han tenido un hijo pasados los 33 años (sin importar que se tratara del primero o del último) tendían a mostrar una esperanza de vida más alta. Y han llegado a concluir, de hecho, que la reproducción tardía es, en la mujer, un marcador de longevidad.

Además, otra investigación llevada a cabo desde la Aarhus University de Dinamarca y publicado en el European Journal of Developmental Psychology ha concluido que los niños de madres tardías también se benefician de algunas variables en comparación con los hijos de madres más jóvenes. Debido a que las mamás más maduras utilizan castigos menos agresivos desde el punto de vista verbal y físico, sus niños muestran un mejor desarrollo emocional a lo largo de su infancia y su adolescencia.

Hay que dar libertad a las mujeres para que decidan cuando están preparadas para ser madres

En definitiva, ciñámonos en cada caso específico a las recomendaciones médicas oportunas pero, por favor, sin estigmatizar a las mujeres que, bien por las razones que sean o bien por motivos ajenos a su voluntad, retrasan la edad de su maternidad. Y pensemos también que si vivimos más tiempo (también, por fortuna, la media de edad ha ido creciendo a lo largo de las últimas décadas) es deseable y esperable que nuestros relojes biológicos tengan hoy un poco más de pila que los de antes.

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