¿Has pensado en hacer ballet para adultos?

Practicar ballet aporta muchos beneficios y no es únicamente "cosa de niños".

Patricia Peyró. 19/09/2017

Acaba de comenzar el curso y la mayoría de los padres ya vamos pensando en las actividades extraescolares de los niños. Este año, como siempre, les apuntaremos a algo: tenisrobotica,  danza…etc ¿Por qué no tomar ejemplo nosotros, los adultos, y hacer algo también que nos guste de verdad?  Y ya por pedir, que nos ponga en forma, nos dé seguridad en nosotros mismos y nos motive hacia una vida sana.  Todo eso y más es posible gracias al ballet para adultosHas leído bien: ballet o danza clásica para adultos

Con o sin experiencia, y sin mayores pretensiones que las de divertirse, ejercitarse y, quizá, quitarse esa pequeña espina que nos ha acompañado desde la infancia porque nuestra madre -siempre «culpable» de todo, no nos dejó apuntarnos, o porque nos borró en el peor momento. Sea cual sea nuestra motivación para refrescar «las posiciones» y sin volvernos locos pensando en deslumbrar con el ‘gran écart’, apuntarse a ballet es una buena idea que podrás hacer realidad en Madrid y dentro de la línea más purista que dicta la mismísima ópera de París desde L´École Francaise de Danse .

El ballet desarrolla el sentido más artístico y bello. Fotografía, Sandra Rodríguez

El ballet no es patrimonio ni de los bailarines profesionales ni de los niños que aspiran a serlo, sino que todos podemos acceder a él, según explica Marta Cueto, directora de L´École Francaise de Danse.  Y la edad no debería ser un impedimento si de verdad nos gusta. «La danza clásica es una disciplina ideal para cualquier adulto pasados los 30″, añade. De hecho, se puede disfrutar y aprender de ella sin tener un cuerpo perfecto ni unas condiciones físicas especiales. «Hay mucha gente que piensa que se requiere un determinado grado de elasticidad para comenzar a tomar clases, pero esta cualidad se puede ir adquiriendo con el tiempo y trabajo».

El ingrediente más importante para cortar el hielo con este tipo de baile será la motivación.«Para ser un profesional de la danza se requieren muchos años de entrenamiento y dedicación, pero para disfrutar bailando, la edad no debería ser un obstáculo», asegura. Así y todo, parece que nos cuesta imaginarnos a nosotros mismos agarrados a una barra, haciendo puntas o inclinándonos en gráciles posturas imposibles de acometer. Sin embargo, todo es ponerse y tomárselo como en realidad es para el caso de adultos sin ambiciones profesionales en este ámbito: básicamente una actividad física y de gran belleza.

Los expertos recomiendan apuntar a los niños a partir de los cuatro años asegurándose de que les gusta de verdad. Fotografía, Sandra Rodríguez

Este es precisamente el consejo de Cueto.«Específicamente hablando de la danza clásica, suele existir la impresión errónea de que el Ballet es más un Arte que una actividad física, y no hay nada más lejos de la verdad. La danzacClásica tonifica, fortalece y alarga los músculos de prácticamente todo el cuerpo. Favorece la elasticidad, corrige la postura y, con el tiempo y la práctica, moldea el cuerpo del alumno como el de un bailarín profesional».  Y ríete tú del yoga. «Muchos de nuestros alumnos noveles nos divierten contándonos cómo tienen agujetas en músculos que ni siquiera sabían que existían».

Beneficios físicos pero también psicológicosMás allá de las bondades puramente físicas que el alumno empieza a notar en pocas semanas, psicológicamente aporta multitud de beneficios. Y el más importante quizá sea el modo en que permite desconectar.«Para poder seguir una clase de Ballet hay que aprender multitud de ejercicios y movimientos que te impiden literalmente pensar en los problemas del día a día. Si por algún casual tu mente vuela hacia lo que te dijo hoy el jefe, o los deberes del crío, estás perdido. Es una excelente forma de concentrarse y dedicar un rato exclusivamente a uno mismo». Además, el Ballet Clásico favorece la coordinación y la memoria. «Cada clase plantea retos que se van superando poco a poco, aumentando la autoestima del alumno», asegura la directora de L´École Francaise de Danse. 

En Ecole Française de Danse enseñan a niños y futuros profesionales, además de a adultos con y sin experiencia. Fotografía, Sandra Rodríguez

Al final, todo son ventajas y una divertida manera de ponerse en forma lejos de las aburridas rutinas del gimnasio. «El alumno irá poco a poco notando los progresos en el dominio de la técnica lo que se traducirá en un aumento del grado de satisfacción consigo mismo», asegura Marta Cueto. «Lo primero que sucede cuando te desinhibes es que notas un incremento de la seguridad en ti mismo y te puedes concentrar realmente en lo que estás haciendo, llegando a disfrutarlo de una manera más plena. Más allá de eso, te entran ganas de improvisar, de crear. De hacer tuyo el aprendizaje que te están dando y ser más creativo. Por supuesto, creo que esto puede funcionar igual en la danza, el sexo, u otras facetas de la vida de cada uno».

Cualquier adulto puede apuntarseDesde que comenzaran las clases hace seis años, L´École Francaise de Danse ya cuenta con alumnos de todas las clases y edades, sobre todo mujeres, y en una proporción de 90-10, seguramente «por las presiones sociales que aún hoy permanecen tristemente vigentes» y que nos recuerda su directora.  «Eso sí, los hombres que se apuntan suelen ser los más entusiastas de la escuela».  Y las mujeres adultas que se animan, lo hacen desde los 18 hasta los 60 años. Lo que de verdad importa es las ganas de pasarlo bien y superar ese sentido del ridículo que lo único que hace es limitarnos». 

Películas como ‘El Cisne Negro’ o, últimamente, ‘Ballerina’, han despertado la curiosidad del público sobre los beneficios y el encanto que tiene la danza clásica

Así lo expresa Cueto: «Lo bueno de las clases de iniciación al ballet clásico para adultos es que todo el mundo empieza tan perdido como tú. El ambiente en las clases es muy bueno porque nos vemos muy identificados unos con otros y eso crea mucha complicidad con los compañeros. Además, hay gran parte de la clase que se desarrolla en la barra. Eso implica trabajo individual, y si te confundes no hay una pareja que se vea afectada». ¿Y qué pasa si nos gusta pero somos poco «bailongos» y no lo llevamos en la sangre?  «En esos casos también se puede bailar», nos tranquiliza Cueto. 

«Es verdad que en cualquier tipo de danza hay que tener cierta musicalidad para poder cuadrar los pasos con la música y siempre hay gente que lo hace con mayor facilidad que otra. Pero el oído musical es algo que también se puede educar. En el caso específico del ballet clásico, los pasos son muy específicos y a nivel Iniciación son muy fáciles de encajar en la música. No hay improvisación, con lo cual, sólo hay que estar atentos a realizar el paso a la vez que lo hace el profesor«.  Una vez superada la barrera de la vergüenza, comienza la magia del progreso y de la seguridad psicológica.

Fotografía, Sandra Rodríguez

«La danza es muy adictiva. A medida que el alumno se va desenvolviendo en la clase más y más, y nota que los ejercicios ya no le resultan tan complicados como al principio, se genera una sensación de satisfacción que quizá sea difícil de conseguir en otras facetas de nuestra vida. Además, nos da la oportunidad de expresarnos artísticamente, cosa que muchos de nosotros no podemos hacer en nuestro día a día. La posibilidad de desconexión y el ambiente de clase también favorecen la sensación de bienestar con uno mismo». 

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