La seducción de las burbujas rosadas
El más elegante y seductor de los vinos rosados, el champagne, nos muestra su versatilidad en el maridaje y no solo su aceptación como aperitivo o copa de bienvenida en un gran evento.
Dejando atrás el nacimiento del champagne allá por el 1700, a mediados del mismo siglo surge casi por error los rosados, aunque es aproximadamente en la década de los años 30 del siglo XX cuando el rosado alcanza su esplendor como vino único y sofisticado. Pero si nos dejamos de historias y nos situamos en el presente, lo cierto es que el champagne se ha situado entre los primeros vinos consumidos en el mundo siendo los rosados poco más del 10 % de los exportados en total.
Quizás esto se debe a que al igual que los vinos rosados tranquilos (los no espumosos) se les han dado, o mejor dicho, se les han quitado importancia y han sido relegados al aperitivo, de manera totalmente injusta. Es por ello que el Comité de la Champagne está llevando a cabo una campaña en la que, los sumilleres tenemos la tarea de hacer entender a los clientes finales que, el champagne rosado no solo es un excelente vino, sino que, además, es mucho más complejo de elaborar que uno blanco.
La Directora del Bureau de Champagne en España, Nuria Gené acompañada por Thibaut Le Mailloux Director de Comunicación del Comité Champagne han sido los embajadores de ésta acción que se ha llevado a cabo en Madrid y Barcelona para dar a conocer a prescriptores y sumilleres, la versatilidad del champagne rosado en el difícil arte del maridaje.
Por supuesto, los tipos de champagne rosado son innumerables y cada uno de ellos, únicos por naturaleza. Así nos encontramos con que, podemos encontrar el adecuado al estilo de cocina o el adecuado a un solo plato en concreto.
Las posibilidades son innumerables, pero daremos algunas pautas a tener en cuenta a grandes rasgos, para terminar con algunas armonías en concreto. Los champagnes rosados suaves y frescos van a encajar muy bien con el sushi y con pescados blancos y sutiles, amén de las pastas con crema y los platos con toques de especias y hierbas aromáticas no demasiado potentes.
Los champagnes rosados con el tono más subido y con más cuerpo por el tipo de uva de su elaboración, van a “aguantar” más que sobradamente carnes blancas y rojas suaves, así como legumbres o aves. Los champagnes rosados más complejos, los más viejos (en crianza digo) como los “cuvée spéciale”, son tan sutiles… que maridan con ellos mismos. Pero pasiones aparte, son muy buenos amigos de los mariscos, crustáceos, bivalvos y frutos del más en general por su poder de ensamblaje liderado por el carbónico y respaldado por sus interminables aromas.
Habiéndome reunido con Nuria y con Thibaut en Barcelona, la ocasión requería una puesta en escena en el marco de un gran restaurante y fuimos a “practicar” el maridaje al Moments de Carme Ruscalleda y Raül Balam en el corazón de la ciudad Condal. Como marco, la mesa del chef y el intachable servicio de Jesús Gómez al frente de la sala y su equipo. Os muestro algunos de los platos y su maridaje…
Terciopelo de tomate con queso manchego, ajo blanco y negro con maki de pepino, maridado con Gosset Grand Rossé. Curiosa combinación donde la acidez del tomate encaja a la perfección con la del champagne y los toques lácticos del queso hacen gala de armonía en su porcentaje de chardonnay.
Foie con contraste de ácidos y picantes maridó a la perfección con un salvaje champagne rosado de maceración de Benoît Lahaye estructurado y con cuerpo que encontraba el jengibre como un gran aliado junto al cítrico para terminar limpiando la sensación grasa del hígado de pato muy poco hecho.
Imposible olvidar platos como el Taco, el ceviche de percebe o la Fábrica de Chocolate. Y por supuesto, una de las maisons más representativas de champagne como lo es Ruinart, la más antigua y que culminó la comida con un delicioso y sutil Ruinart brut Rosé.
Déjate seducir por las burbujas y entra en el elegante mundo del maridaje con uno de los vinos más glamurosos: el champagne rosado.