#CloseTo David Summers: «Debo mi vida entera a ‘Sufre Mamón'»

Vive un momento dulce. Acaba de publicar 'Hoy me he levantado dando un salto mortal' y Hombres G han recibido la Medalla de Oro en las Bellas Artes... charlamos con David Summers de todo esto y mucho más.

Amalia Enríquez. 26/12/2017

Ni en sus mejores sueños imaginó que veinte años después de fulminar las listas de ventas y de resucitar un fenómeno fans reservado para los elegidos, iba a volver por sus fueros, abarrotar escenarios, reventar la venta de entradas a las dos horas de salir al mercado, escribir un libro que se codea con los grandes en las librerías más punteras e incluso recibir (por Hombres G) la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Llevábamos muchos años sin vernos, pero el cariño sigue intacto. Con más canas y, sobre todo, mucha más experiencia y madurez, David Summers acude a mi encuentro para recordar. Su libro ‘Hoy me he levantado dando un salto mortal’ parece escrito para alimentar esta conversación…

David Summers: Ya nos vale, haber estado tantos años sin vernos. Menos mal que nos queremos… (risas)
The Luxonomist: Mira el lado positivo, lo podemos contar y aquí estamos para recordar.
DS: Eso sí. Y lo que nos queda todavía. Con más canas y experiencia…

Dice que su hijo será un gran guitarrista

TL: ¿A qué David me encuentro dos décadas después?
DS: Me siento mejor que nunca, de verdad. Me veo genial, me lo paso bomba, sigo con mi trabajo disfrutando como un enano, soy super feliz cuando salgo de gira y me subo al escenario, me encuentro con más ganas que nunca de hacer cosas. No paro. Ten en cuenta que desde 2006 estamos con una actividad musical muy similar a la de veinte años atrás. No quiero parar nunca.

TL: Vino bien poner el freno en el momento que lo hicisteis…
DS: Desde que volvimos otra vez, han pasado quince años. Ha transcurrido más tiempo en esta segunda parte que en la primera…

TL: ¡Quién te iba a decir que ibas a revivir todo aquello!
DS: Nunca, jamás lo pensé… aunque ya sabes que no soy de pensar en futuro, no me gusta ver la bola de cristal (risas). No creo en el futuro como algo previsible, no sé ni quiero saber lo que va a pasar nunca. Me he pasado la vida diciendo ¿y ahora qué?¿adónde vamos?¿qué hacemos? Nunca he pensado eso de “dentro de unos años me retiraré y me iré a vivir a la playa”. Prefiero no pensar en esas cosas porque la vida te pega unos zurriagazos que te hace cambiar radicalmente de idea, por eso no hago nunca planes a más de seis meses.

TL: Además de que no te imaginas haciendo otra cosa…
DS: ¿Otra cosa que no sea esto? No, para nada. Me imagino no haciendo nada, ya descansando (risas) pero, de momento, no tengo ninguna gana de que eso ocurra.

David con nuestra compañera Amalia Enríquez en un momento de la entrevista

TL: ¿Cómo está siendo esta “segunda vida” profesional?
DS: Me gusta mucho más esta etapa que la anterior, tiene más coherencia. En los 80 era como una locura generalizada, un fenómeno sociológico que se salía de lo que era el propio ámbito musical. Llegó un momento en el que nos sentíamos como los Beatles. Ellos estaban jodidos porque llegó un momento en el que su público no les escuchaba, solo gritaban y gritaban. A nosotros nos pasó igual y, en ese particular, les comprendimos. Por más que intentáramos hacer una letra un poco más profunda o una canción con más mensaje, daba igual porque solo gritaban y no escuchaban. Sin embargo ahora es muy distinto. Vemos que gran parte del público viene a escuchar y a cantar, pero apreciando lo que hacemos. Les gustan nuestras canciones y quieren disfrutar con ellas.

TL: Es que las ‘Chicas Cocodrilo’ también hemos madurado…
DS: ¡Claro! y nos hacéis disfrutar más en los conciertos. Ahora me lo paso mucho mejor, me divierto más en el escenario. En la primera época era todo tan rápido, tan excesivo, que no te daba tiempo ni a saborearlo.

TL: Aún así, ¿qué fue lo mejor de aquello? Porque, en algunos momentos, os sentisteis mal tratados por la prensa…
DS: Ahora todo se revierte. Hay muchos que salen del armario y que ahora dicen que les encantaban los Hombres G. y no se atrevían a decirlo. Son cosas que me dejan flipao (risas). Lo mejor de aquellos años fue lo bien que lo pasamos y, como jóvenes que éramos, disfrutamos al máximo todo lo que nos estaba pasando. La animadversión de la prensa era porque éramos un grupo superventas. Nosotros siempre fuimos tan auténticos como Gabinete Caligari  o Los Secretos. Éramos un grupo de chavales que íbamos a un local de ensayo, que hacíamos nuestras canciones, las ensayábamos, las grabábamos, nos metíamos en la furgoneta, nos pegábamos palizas de largos trayectos de carretera… exactamente igual que los demás. Nos diferenciaba que vendíamos millones de discos y esa era nuestra gran lacra, éramos un grupo de fans que parecía que es lo peor que se puede ser.

TL: Sarcasmo en modo on…
DS: Por supuesto. Eso era lo que éramos para los idiotas que nos criticaban por no ser un grupo de culto, los que nos han acusado toda la vida de ser un grupo de niñas y de fans, cuando fans han tenido los grupos más importantes de la historia, desde Bing Crosby a The Beatles, pasando por Sinatra, Elvis o Michael Jackson.

1984…

Una publicación compartida de David Summers | Oficial (@davidsummersoficial) el Dic 9, 2017 at 5:14 PST

TL: Difícil vivir sin fans…
DS: Es el sueño de todos los artistas, no nos engañemos. Los fans son esenciales.

TL: ¿Cuál fue el antídoto para que la vanidad ni os rozara?
DS: No éramos vanidosos, ni engreídos, ni chulitos, porque los Hombres G somos gente educada. Mi padre siempre me mantuvo con los pies en el suelo. Me repetía que nunca le diera importancia ni al éxito, ni al fracaso, porque ambas cosas son temporales. El triunfo y los malos momentos siempre me los he tomado como una anécdota. No me he sentido fracasado nunca en mi vida. Alguna vez me he decepcionado con alguna canción, pero nunca me he hundido, nunca me he rendido. Lo he llevado siempre con mucha naturalidad.

TL: ¿Nunca has tenido miedo de que la creatividad tuviera su límite?
DS: No, de verdad. Es inagotable. Siempre que hago una canción muy bonita pienso: “Joder, no sé si voy a ser capaz de hacer una canción mejor que ésta”, pero sí… acabo haciendo una mejor, porque sé que la inspiración vendrá, sé que está ahí. Yo lo veo como si fuera un océano maravilloso, en el que vas buceando y encontrando tesoros, pero tienes que esforzarte en la búsqueda, bucear, meterte en una cueva y ver qué hay ahí. Si haces eso constantemente como hago yo, que trabajo mucho, rompo muchos papeles y escribo mucho, al final encuentras.

TL: ¿Eres disciplinado llegado el momento de trabajar?
DS: Sí, las ideas no llegan en el coche cuando vas conduciendo. Las ideas buenas tienen que venir trabajando, los que escribimos sabemos que eso es así. Soy de los que se ponen a trabajar y buscan sin descanso lo que necesitan para una canción. Hay canciones que se vomitan, que te salen solas, y otras que te llevan meses de trabajo.

En mi habitación…

Una publicación compartida de David Summers | Oficial (@davidsummersoficial) el Nov 10, 2017 at 11:09 PST

TL: ¿Cuál es la que más satisfacciones te ha dado, la “niña bonita” de la anterior etapa?
DS: Sin duda alguna, ‘Sufre mamón’. A esta canción le debo mi vida entera. Una canción tan sencilla, tan tonta… y le debo todo. El haberte conocido hace años y seguir ahora aquí hablando contigo, es porque un día hice esa canción. Todo lo que me ha pasado es consecuencia de haber hecho ‘Sufre mamón’, una canción que nos abrió las puertas de países. Llegábamos con esa canción y todo era como un reguero de pólvora, todo pasaba porque sí. La gente podía pensar que hacíamos una campaña cojonuda de marketing y nada más lejos, nosotros no hacíamos nada, nos venía todo dado. No hicimos nada, solo la ponían en la radio y la gente de volvía loca.

TL: Y, sin darte cuenta, esa canción se convirtió en tu propio enemigo porque tenías que superar el listón…
DS: Es verdad, pero luego tuve la suerte de hacer ‘Marta tiene un marcapasos’, ‘Voy a pasármelo bien’, ‘Visite nuestro bar’, ‘Te quiero’, ‘Lo noto’, ‘Indiana’… Muchísimas más. Gracias a Dios conseguimos hacer 20 canciones importantes. Con el paso del tiempo me di cuenta de que cuando tienes ese número de canciones importantísimas para el público y que no puedes dejar de tocar, es cuando tienes una carrera musical.

TL: Después de ese éxito desmesurado, ¿no te dio vértigo lanzarte a la aventura de nuevo?
DS: Síiii, claro que sí. Me lo planteé muy en serio. Cuando volvimos pensé que teníamos que hacerlo con una enorme canción, y la hice. ‘Lo noto’ es la canción más importante que he hecho en mi vida, después de ‘Sufre mamón’. Yo decía: Si los Hombres G vuelven ahora, después de diez años de estar parados y lo hacen con una canción flojita, sería una decepción para los que nos seguían, dirían «¡qué pena, con lo que han sido, qué decepción, iros para casa!» A los que no les gustábamos dirían que éramos la misma mierda de siempre. Al hacer una canción buenísima, contentaríamos a los que les gustábamos y despertaríamos la curiosidad de los detractores. Por eso, fue el reto más grande de mi vida. Me lo tomé muy en serio y trabajé mucho hasta conseguir la canción que yo quería para presentarnos otra vez.

TL: ¿Es un regalo añadido llenar todos los lugares en los que actuáis o es la justa recompensa al esfuerzo?
DS: Es una regalo maravilloso, hasta nosotros mismos flipamos con que, después de tantos años, saquemos a la venta las entradas para el concierto de Madrid y en dos horas se agoten. Es algo que nunca habíamos imaginado que nos iba a pasar. Ni nosotros ni nadie (risas). Lo que nos ha pasado a los Hombres G no le ha pasado a nadie”.

Love and mercy that’s what you need tonight…❤️

Una publicación compartida de David Summers | Oficial (@davidsummersoficial) el Dic 11, 2017 at 9:41 PST

TL: ¿Qué dicen tus hijos?
DS: Están muy orgullosos de papá, sobre todo mi hijo Dani. Me lo llevo a todos los conciertos, toca la guitarra, es feliz con mis amigos, con mi gente. Él lo tiene clarísimo, quiere ser como papá. Le costó cierto tiempo darse cuenta de que su padre era famoso, entre otras cosas porque yo nunca le he dado valor a eso y menos con mis hijos. Él no entendía nada cuando me pedían un autógrafo o alguien se quería hacer una foto conmigo. No comprendía el por qué y, cuando lo entendió, le cambió todo el concepto que tenía de mí y empezó a admirarme (risas).

TL: ¿Siguen tus pasos?
DS: Sí. Lucía canta de maravilla y está preciosa. Los dos componen, tocan la guitarra. Dani toca muy bien, mejor que yo, y mejora la estirpe. En tres o cuatro años va a ser uno de los grandes guitarristas que va a haber aquí. Tiene una facilidad innata para aprender música y una habilidad impresionante.

TL: Cuando vuelves la vista atrás, ¿cuál es ese recuerdo recurrente que siempre te viene a la mente?
DS: ¡Recuerdos bonitos tengo tantos!… pero nunca olvidaré el día que tocamos en la Sala Astoria, el 1 de junio del 85. Ese día nos dimos cuenta de que algo estaba pasando. Habíamos tocado el día anterior en Campello (Alicante) como teloneros de Los Elegantes y la gente se volvió loca, pero no le dimos mucha importancia. Sin embargo, al día siguiente en Madrid, miles de personas colapsaron el Paseo de Extremadura. Se habían quedado a la puerta de la sala sin poder entrar porque no tenían entradas. Dos días antes no éramos nada y, a partir de ese día, supimos que nos estaba pasando algo importante.

TL: Si sorprendente es tener un éxito tan estable a lo largo de los años, más lo es la amistad sin fisuras entre vosotros cuatro…
DS: No hay ningún secreto. Siempre nos lo preguntan y siempre contestamos lo mismo. No nos ha costado nada ser amigos. Hemos tenido nuestros cabreos, pero nunca nada importante. Cada uno sabemos lo que hacemos en el grupo y sabemos el status. Todos cobramos lo mismo, no hay jerarquías y todos somos iguales para todo, disfrutamos y sufrimos con lo mismo, pero sabemos cuál es nuestro lugar siempre.

Segunda edición! Muchas gracias a todos!! #hoymehelevantadodandounsaltomortal

Una publicación compartida de David Summers | Oficial (@davidsummersoficial) el Nov 17, 2017 at 4:39 PST

TL: ¿Escribir el libro era una asignatura pendiente?
DS: Porque me liaron. Yo no pretendo dar lecciones a nadie. Nunca me he sentido lo suficiente mayor ni cargado de experiencia como para dar consejos a nadie. Insistieron acerca de que mis reflexiones podrían ser de utilidad para otra gente. Me ha gustado mucho la experiencia y me gustaría escribir más libros, sobre todo uno de poesía, porque tengo cientos de poesías escritas en casa. Nunca me había atrevido a hacerlo, pero ahora sé que lo voy a escribir. Este libro es un poco didáctico. Todo lo hago escuchando mi corazón, el pálpito que tengo es lo que me conduce por aquí o por allí. Soy un improvisador nato.

TL: ¿Tienes buen despertar? Porque supongo que no es a golpe de salto mortal…
DS: (risas) Tengo buen amanecer, me levanto temprano y soy una persona tranquila. Tú sabes que me llevo bien con todo el mundo.

TL: ¿Qué música escucha un cantante?
DS: Buena música. Solo hay dos clases de música: la buena y la mala  (risas) y yo la escucho de todo tipo. Dentro de cada género me interesa lo bueno, porque en todos siempre hay algo que me sirve para aprender. Compro discos, tengo miles en casa, y he comprado alguno que no me gusta del todo, pero me interesa. Escucho música por placer y también por aprender.

TL: Ya puestos, ¿qué lee un escritor?
DS: Yo leo mucha poesía, mucha historia porque me encanta y autobiografías, porque me gusta mucho saber qué piensan o cómo vivieron personajes que me atraen. Te recomendaría ‘Historia de España contada para escépticos’ (Juan Eslava Galán) y de poesía cualquiera de los clásicos. Desde niño leía a Neruda, Machado, Vicente Alexandre… Para escribir canciones bonitas hay que saber construir con palabras cosas bonitas. Los grandes poetas, los grandes sensibles del mundo, te enseñan mucho vocabulario y muchas maneras de ver la vida.

TL: Miremos a esa vida de niño que se ha quedado atrás. ¿Qué diría el David joven del hombre en el que te has convertido?
DS: Uf, no sé. No recuerdo qué pasaba por mi cabeza cuando era niño. Soñaba con ser músico. De niño tocaba el clarinete y soñaba con ser como Benny Goodman, un gran clarinetista de jazz, y luego me quedé en un Hombre G. Quería ser músico y me alegro de haber conseguido mi sueño, la verdad. El consejo que le doy siempre a mis hijos es que hay que perseguir los sueños.

*Localización: Hotel Westin Palace Madrid. *Próxima semana: Blanca Suárez.

Subir arriba

Este sitio utiliza cookies para prestar sus servicios y analizar su tráfico. Las cookies utilizadas para el funcionamiento esencial de este sitio ya se han establecido.

MÁS INFORMACIÓN.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Versión Escritorio