Niños superdotados: La historia de dos familias

Lo que parece un regalo para el niño superdotado puede conllevar algunos problemas académicos o de adaptación

Patricia Peyró. 23/01/2018

Últimamente se habla más de altas capacidades que de superdotación.  Pero en todo caso nos referimos a un mismo asunto:  cuando un niño tiene capacidades intelectuales superiores a otros niños de su misma edad, medidos a través de escalas de evaluación del cociente intelectual. El resultado y manifestación de esta superioridad intelectual será diferente en cada crío. Una vez detectada, las familias deben decidir qué hacer a continuación.

Lo normal es que lo identifiquen en la escuela o sean los mismos padres quienes adviertan que su hijo es un poco diferente a los demás: quizá más sensible e interesado en temas filosóficos, quizá más creativo, capaz de aprender a leer solo, emocionalmente intenso o con una memoria prodigiosa. En muchos casos, pese a ser notoria una habilidad intelectual significativamente elevada, los progenitores no hacen nada para evaluar formalmente la posibilidad de la existencia de altas capacidades, tal vez por modestia o por miedo a haberse equivocado al atribuir a su hijo una inteligencia superior.

¿Cómo reaccionar cuando sospechamos de tener a un niño con altas capacidades en casa? Consultamos con dos familias asturianas a través de la Asociación de Padres de Alumnos de Altas Capacidades del Principado de Asturias (APADAC). Nos dan su testimonio sobre su caso a través de esta entrevista a The Luxonomist.

La precocidad es uno de los rasgos más habituales en los niños superdotados

The Luxonomist: ¿Cómo sospecha uno que su hijo es súper-dotado?  ¿Podéis contarme un poco vuestra historia?
Familia 1: En nuestro caso no lo sospechábamos. En aquel momento no sabíamos nada sobre el tema. Veíamos que el niño tenía un vocabulario muy amplio, con dos años hacía puzzles para +10 años, tenía una capacidad de razonamiento increíble, memoria prodigiosa,  etc. Pero simplemente pensábamos que era un niño «listo». Fue a raíz de problemas de comportamiento a los tres años que lo llevamos a una psicóloga y fue ella la que lo detectó.

Familia 2: En el caso de nuestro hijo lo sospechamos prácticamente siempre. Por ejemplo, con un año y sin saber hablar apenas, ya contaba hasta 10, le dabas los números descolocados y los ponía en orden, entendiendo el significado del número, sabía que el 8 era el piso donde vivía su abuela. Tardó en hablar, pero cuando lo hizo, lo hizo con un vocabulario y una estructura gramatical prácticamente perfecta. Sin haber cumplido los 3 años aprendió a leer el solo. Era capaz de seguir el manual de los Lego para construir. Y algo sorprendente era su sentido del humor: con dos años entendía las bromas, llegando incluso a hacerlas él. Como éstos, mil ejemplos más.

Al mes de empezar la EEI (tres años recién cumplidos) la tutora ya nos indicó la idoneidad de hacerle la evaluación de altas capacidades, obteniendo el informe favorable en junio. Cuando empezó el 2º curso de EEI (cuatro años) la profesora de pedagogía terapéutica apoyaba a la tutora en la ampliación curricular. En estos momentos, con cuatro años, nuestro hijo ya escribe, suma y resta, lee perfectamente y ha empezado a tocar el piano.

Ante la duda es conveniente hacerle las pruebas de altas capacidades a nuestros hijos

TL: ¿Qué opináis de este término “super-dotado”? ¿Os sentís cómodos con él y hablando de ello?
F1: No, en absoluto. Además, el niño está avanzado en los temas intelectuales y más rezagado en los emocionales y en lo psicomotriz, por lo que creo que ese término no define nada. Por otra parte, socialmente me parece una etiqueta que no ayuda a la integración del niño y que incluso en algunas personas es un término casi peyorativo.

F2: No tenemos ningún problema ni con el término de súper dotado ni con el de altas capacidades.

TL: ¿Qué tiene de diferente un niño superdotado?  ¿Qué implica exactamente serlo?
F1: Nos podemos remitir a las descripciones que diversos estudios hacen sobre estos niños, que me parecen muy certeras. Lo que implica deberían responderlo ellos, pero en mi opinión estos niños están en un conflicto permanente, a todos los niveles. Emocionalmente inmaduros, con problemas de autocontrol, intelectualmente avanzados con respecto a sus compañeros, con una forma de razonar distinta, original y, a veces, desprovista de empatía. Otras veces son extremadamente sensibles, con aficiones e intereses que nada tienen que ver con los de los niños de su edad, por lo que no encuentran su sitio.

F2: La madurez respecto a los niños de su edad con el consiguiente problema para relacionarse de igual a igual.

Cómo reaccione el profesor ante la alta capacidad del niño será fundamental

TL: Existiendo tantos niños con problemas (dislexia, TDA, TDAH…), ¿alguna vez habéis notado “envidia” en otros padres o habéis sentido algún tipo de estigma en vuestras hijas?
F1: Envidia no, pero lo que tal vez sí hemos notado es condescendencia ante alguno de los comportamientos «extraños» que tienen estos niños.

F2: No lo hemos contado para evitar posibles envidias. Sí que hemos notado que hay padres muy competitivos y no queremos que eso afecte a la relación de nuestro hijo con sus compañeros.

TL: ¿Dónde acudisteis vosotros para evaluar la superdotación de los niños?
F1: La iniciativa fue de la psicóloga que antes mencionaba, tras su evaluación pedimos en el centro en el que estaba matriculado que le hicieran las pruebas oficiales. El centro es el C.P. de Sabugo, en Avilés. Es un colegio urbano, bastante pequeño, de un solo grupo por curso, con buena fama en la ciudad.

F2: Nada más empezar el colegio, la tutora lo detectó y procedió a comenzar los trámites para su evaluación. Nuestro hijo acude a la Escuela de Educación Infantil Las Mestas de Gijón. Trabajan por proyectos y también con fichas. Su clase está bastante avanzada, ya hay varios niños que leen y les están introduciendo los conceptos de unidades y decenas. Su tutora ya ha tenido experiencia previa con niños de altas capacidades, y la PT que está de apoyo en el aula para nuestro hijo es muy competente. Ambas saben lo que hacen y contribuyen a que nuestro hijo esté encantado yendo a clase todos los días. 

Algunos padres de niños con altas capacidades rechazan el término “superdotado”

TL: Al descubrirlo, ¿encontrasteis un buen asesoramiento sobre lo que podríais hacer a continuación? 
F1: Ninguno, inmovilismo por parte del colegio y desidia por parte de la orientadora. Colegio con personal envejecido y sin ningún ánimo de cambio.

F2: Tanto la orientadora del centro, como la tutora y la PT nos han ayudado, apoyado y resuelto nuestras dudas.

TL: ¿Consideráis necesario o conveniente decirlo en el colegio? Si es así, ¿en vuestro colegio qué tal os fue? ¿Recibisteis alguna ayuda adicional sobre el tema?
F1: Sí, es fundamental. Cuanta más información se tenga sobre el niño, más fácil será tener una estrategia, o eso pensábamos. La actitud de la tutora en ese momento fue, desde el punto de vista personal, fantástica, dándole cariño y apoyo, algo que no quita su desconocimiento total sobre el tema.  Llegados a este punto, me gustaría decir que en ningún momento pretendimos un trato especial a nuestro hijo, ni en lo curricular ni en ningún otro aspecto. Lo único que pretendíamos era la integración con el resto de los compañeros y rebajar la ansiedad creciente que le causaba la asistencia al colegio.

Al año siguiente, cambia de tutora y todo se complica. La nueva profesora ni entiende al crío ni hace nada por entenderlo, muy al contrario, llega incluso a ridiculizarlo delante de los compañeros. El niño empieza a desarrollar unas manías y a incrementar otras, estando cada vez más ansioso. Decidimos a mitad de curso cambiarlo a otro centro. El nuevo colegio es una escuela rural, el CRA Castrillón-Illas. 

Resultó ser la mejor decisión de nuestra vida, al hallar comprensión e interés por parte de la dirección y todo el profesorado. Sólo podemos estar agradecidos a los profesores por el esfuerzo realizado. Una actitud positiva hacia el niño que repercutió en él decisivamente, estando ahora integrado en lo «social» y en lo académico.

F2: En nuestro caso el centro hizo la evaluación y desde que empezó la adaptación curricular puso a la PT del centro primero 3 días a la semana y después 2 (hubo que disminuir las horas semanales por exceso de trabajo al haber bastantes niños con NEE en el centro.)

TL: ¿Cuál es la situación de la formación de estos niños en España?  ¿Existen centros preparados para potenciar el uso y desarrollo de esta inteligencia superior a la media? 
F1: Parece ser que en ciudades como Madrid o Barcelona sí que hay centros con programas especializados. En Asturias, que sepamos, está el Colegio Andolina, que es totalmente privado y no es que tenga un programa específico, es más bien que este tipo de niños encajan mejor en la metodología del colegio. Los demás que «ofertan» algo encaminado en ese sentido, no pasan de dar un apoyo mayor por parte de los orientadores y poco más.  Al ser privados lo veo más como reclamo que como realidad.

F2: Que yo sepa en mi ciudad no hay centros educativos especiales dedicados a ellos.  Como mucho, asociaciones como APADAC ,que ofertan actividades enriquecedoras.

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