Terras Gauda, aromas de Rías Baixas
“Con el Apóstol y el albariño, hacemos el Camino”. Tirando de refranero popular podemos ver que Galicia es sinónimo de albariño; y albariño es Rías Baixas.
Rías Baixas se encuentra situada geográficamente en Galicia y es una de las cinco denominaciones gallegas. Aunque con tradición vinícola, no es hasta 1988 cuando nace el consejo Regulador de la Denominación de Origen, haciendo una fuerte apuesta por la variedad albariño. Tanto es así, que hoy en día hablar de Galicia es hablar de albariño y esta pequeña denominación se ha convertido en una de las “R” del vino en España.
Dos años después nace Terras Gauda, una bodega ubicada en O Rosal, a orillas del río Miño que separa España de Portugal. Con una primera añada de menos de 40.000 botellas, en 1990, hoy en día, comercializa cerca de 1,5 millones de botellas. Su principal variedad, como no podía ser de otra manera, es la albariño.
El Abadía de San Campio, el pequeño de la casa, es un 100% albariño fresco y aromáticamente explosivo. Pero quizás el más conocido sea el Terras Gauda Etiqueta Blanca que se elabora con un coupage de albariño (70 %) caíño y loureiro (20 % y 10 % respectivamente). El Etiqueta Negra, con una mezcla similar, tiene paso por barrica durante 5 meses lo que le da complejidad y longevidad, ya propia en ciertos albariños. Para la próxima añada empiezan a trabajar con foudres en lugar de con barricas, nos cuenta Emilio, para dar más respeto a la variedad.
La Mar es, sin duda, mi vino preferido. Se elabora con Caiño y, sin pasar por crianza, es un vino que tarda dos años en salir al mercado por su guarda en botella. Armonioso, untuoso, elegante y sobre todo, muy gastronómico y versátil por su estructura y complejidad.
El grupo adquiere Pittacum en el Bierzo buscando abrirse al mundo de los tintos de viñedos viejos. A destacar Aurea, elaborado con cepas de mencía de 111 años de antigüedad y unos 14 de meses de crianza en roble. Carnoso, largo y profundo. Mencía en estado puro.
El grupo crece en 2010 al adquirir Quinta Sardonia, en Sardón del Duero donde aplican viticultura biodinámica a sus vinos. Las variedades autóctonas se mezclan con foráneas consiguiendo vinos equilibrados y con intensidad frutal.
El I+D+i es uno de los elementos diferenciadores de Terras Gauda con una apuesta clara por la innovación y la investigación. Sus trabajos en microvinificaciones son objeto de estudio por muchos enólogos y estudiosos del mundo del vino. Cuenta ya con tres patentes propias y sigue en constante colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en proyectos conjuntos.
Grupo Terras Gauda está ya inmerso de nuevo en su ampliación como tal y pronto (sin desvelar el secreto) aparecerá en “otras” regiones vitivinícolas, para deleite de todos sus seguidores.
Una de las cosas que más me impacta cada vez que visito su bodega es algo que no aparece en ninguna ficha técnica, ni en un post de redes sociales. La calidad, humildad y hospitalidad de las personas que componen el equipo de Terras Gauda suponen un plus muy a tener en cuenta si los visitas. Y sí. Hay que visitarlos.