El banco ‘Starbucks’ ha llegado para quedarse

Cuando hay que vender, el ingenio se transforma en vanguardia y CaixaBank lo aplica cada día.

Siempre he admirado a CaixaBank. Por su capacidad de innovar, de ir por delante del mercado y ser capaz -a una velocidad inusitada- de adaptarse a las nuevas necesidades del cliente. Me parece una entidad que siempre ha sido vanguardista y novedosa. Recuerdo cómo un joven Isidro Fainé, como director general de la parte del negocio, bajo el mando del entonces todopoderoso José Vilarasau decidían «salir del territorio».

Fue la gran decisión de expansión de negocio de finales del siglo pasado. «la Caixa» comenzaba a abrir oficinas en toda España y luego llegó la inversión pionera en los cajeros automáticos y el acompañamiento a los clientes allá donde fueran. Y todo en paralelo al crecimiento del grupo industrial, el músculo de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, la más importante de Europa.

CaixaBank oficina
En la nueva oficina-store de CaixaBank te explican cada producto en un ambiente distendido

Las cosas no pasan por casualidad… el trabajo, el empeño, el sacrificio y una alta dosis de visión suelen dar sus frutos. Por eso cuando hace unos días entré en la oficina-store de CaixaBank en Madrid pensé en la nueva vuelta de tuerca que la entidad financiera le está dando al negocio. El concepto debe haber sido copiado de las grandes marcas de lujo que ya venden la experiencia antes del producto. Y he de decir que es atractivo.

En la oficina-store los comerciales, en un ambiente distendido, se toman el tiempo necesario para vender el producto con su letra pequeña en otro ambiente. Un ambiente Starbucks-Business, el modelo Apple (cada comercial con su tablet), el olor a café, a té o una Coca-Cola que también recuerda a la sala VIP de Iberia en la T4 del aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, pero con interactividad.

CaixaBank oficina
Los comerciales se toman el tiempo necesario para explicar cada producto con detalle

Eso es lo que menos me gusta, la sensación de que entras en un loft aséptico (como los despachos de la denominada zona noble). Seguramente tiene una explicación sesuda eso de la decoración minimalista, japonesa post moderna a la par que futurista, pero a mí me siguen gustando los sofás de tela y los colores cálidos.

Sea como fuere, la idea es buena. Llegas a una oficina de CaixaBank donde eres el protagonista. Tú y tus intereses como cliente. Y además te dan un café con pastas mientras te explican cuáles son los productos financieros que más se adaptan al perfil inversor, de riesgo o de empresario. Cambia el modelo… y se te olvida aquello tan castellano de que «los bancos solo te prestan el paraguas cuando no llueve«. Un cambio para bien.

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