Mario Casas, el nuevo ‘Renacido’ en ‘Bajo la piel del lobo’

El lobo tiene su símil humano en una civilización cínicamente cruel como es la nuestra, donde el hombre es un lobo para el hombre.

Amalia Enríquez. 08/03/2018

Tuvo que engordar unos diez kilos, aprender a cazar y dejarse una frondosa barba, que no consiguió anular la fuerza de su mirada. En los primeros diecisiete minutos de ‘Bajo la piel del lobo’, Mario Casas no emite ni una palabra. Todo lo transmite con los gestos, un reto añadido a la complejidad de un personaje al más puro estilo Leonardo DiCaprio en ‘El renacido’.

Sinopsis: Bajo la piel de lobo cuenta la historia de un trampero solitario. Martinón es el último habitante de un remoto pueblo en las montañas. Su único contacto con otros seres humanos se produce en primavera, cuando desciende al valle para comerciar con las pieles de los animales que atrapa. Sin embargo, con la llegada de una mujer a su vida, empezará a experimentar nuevos sentimientos. Este singular encuentro le obligará a elegir entre descubrir su vulnerabilidad o abandonarse a su lado más salvaje.

Al actor gallego le acompañan en el reparto Ruth Díaz e Irene Escolar. Los tres dirigidos por Samu Fuentes, que debuta como director de largometraje con esta película. Para él “Bajo la piel de lobo es una historia sobre supervivencia y adaptación. Adaptación ante un medio hostil y supervivencia ante la hostilidad de las personas… o viceversa. También es historia del conflicto entre el mundo salvaje y el mundo civilizado”.

“Bajo la piel de lobo” no confronta buenos y malos, pues no los hay. No hay inocentes ni víctimas. No hay culpables ni verdugos. Los personajes son rehenes de circunstancias en el entorno implacable que siempre rige sus actos. “¿Puede juzgarse a quien no es libre de elegir?”, pregunta el director. “Tal vez el espectador pueda sacar sus propias conclusiones… la acción, la imagen y el sonido acometen sobre sus sentidos, sobre sus emociones; unas veces de forma violenta, otras con un ritmo pausado… casi intimista”.

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Mario Casas deberá elegir entre descubrir su vulnerabilidad o abandonarse a su lado más salvaje

El icono del lobo solitario, apartado de la manada, es fiel reflejo del protagonista. Aún hoy, en esta sociedad amansada, el lobo pervive en nuestro subconsciente con un aura casi mítica: un ser odiado y respetado, temido y perseguido, perfectamente adaptado al entorno agreste en que vive, donde no teme depredadores… salvo al hombre. El lobo tiene su símil humano en una civilización cínicamente cruel como es la nuestra, donde el hombre es un lobo para el hombre.

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