Cómo detectar el autismo

Uno de cada cien niños nace con un síndrome del "espectro autista".

Un Socrático. 22/05/2014
Autismo
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En los últimos años se han multiplicado los llamados Trastornos del Espectro Autista (TEA). De ser un trastorno casi desconocido tanto en el ámbito cotidiano como en el de la psicología, hemos pasado a un diagnóstico masivo de este tipo de casos en el mundo. ¿Está produciéndose una epidemia a escala mundial?

Nada más lejos de la realidad. Antes había el mismo número de casos, lo que no existía era una clasificación y un conocimiento claro de qué era lo que les pasaba a estas personas. Al final terminaban con una etiqueta de raros o de locos y encerrados en un manicomio aquellos que presentaban las manifestaciones más severas del trastorno.

Hoy en día la información y la detección que tenemos sobre esta problemática es mucho mayor. Es una enfermedad que debe ser relevante en nuestras vidas por su prevalencia, ya que hablamos de unos 50.000 niños con algún tipo de TEA en España. Uno de cada cien niños nace con un síndrome del «espectro autista»

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El autismo no se puede curar, pero se pueden paliar sus síntomas

La Federación Española de Autismo (FESPAU) define al autismo como «una alteración que se da en el neurodesarrollo de competencias sociales, comunicativas y lingüísticas y, de las habilidades para la simbolización y la flexibilidad». Pero los TEA, como su propio nombre indica, no constituyen un patrón de proceder disfuncional único. Son más bien un continuo que afecta a varios campos del comportamiento, lo que tiene como resultado chicos con dificultades diversas: de comunicación (más del 50% de los diagnosticados de TEA no tiene lenguaje oral o lo perdieron), de atención, de comprensión y relación con los demás. Tanto, que desde fuera puede parecer que tienen trastornos diferentes. De momento no tenemos la medicina milagrosa que «cure» esta sintomatología, pero sí podemos educar y ayudar a estos chicos a paliar los síntomas.

Como en otros casos, la clave está en la detección precoz. Intentaré a lo largo de éste y del próximo artículo señalar algunos comportamientos clave que nos serán útiles a la hora de ayudar a esta detección temprana del trastorno y ofrecer pautas para facilitar a estos niños la vida en sus casas. Asimismo, intentaremos en el siguiente artículo conseguir comprender a los niños que padecen estas enfermedades, desmitificar su comportamiento y evaluar el problema desde otras ópticas.

Símbolo del autismo

Detección: Existen ciertas señales que deberían disparar nuestras alarmas en estos casos. Se circunscriben a las áreas concretas del desarrollo psico-motor del niño y son, con algo de observación, fácilmente detectables. No todas estas conductas se dan simultáneamente en todos los TEA. En la mayoría de los casos sólo se presentan algunas de ellas y, en otros, sólo están circunscritas a una determinada área. Incluso la intensidad de la conducta anómala varía de un caso a otro.

Cuando nos centramos en su desarrollo social, observamos que los niños que pueden presentar un TEA tienden a no sonreír socialmente, es decir, si tú les sonríes, no te devuelven la sonrisa. Su contacto ocular es muy pobre, no suelen mirar nunca a la cara. No son chicos que pidan ayuda, sino que intentan conseguir las cosas por sí mismos, lo que los hace muy independientes. En general no comparten el juego con otros niños, porque no están interesados en ellos, sino que parecen preferir jugar solos. Los padres que tienen niños en esta situación también hablan de que tienen la sensación de que el niño es un poco «ajeno» a ellos y que vive en su propio mundo.

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Los niños autistas «viven» en su propio mundo

En el área de la comunicación vemos que, en algunos casos, los chicos que están dentro del Espectro Autista no suelen responder a su nombre. En muchas ocasiones, los padres refieren que sus hijos parecen sordos, pero cuando algo les resulta interesante sí que muestran signos de haberles escuchado. Muchos de ellos tampoco siguen instrucciones. Hay niños diagnosticados de TEA que no suelen poder decir lo que quieren, en muchas ocasiones debido a retrasos en el lenguaje, a que no son capaces de señalar con la mano o simplemente que, aunque en un principio usaban algunas pocas palabras, dejaron de utilizarlas.

Finalmente, en el aspecto conductual debemos observar cómo juega con los juguetes ya que algunos de estos chicos «no saben» jugar con sus juguetes. O bien se quedan enganchados con un determinado objeto de manera repetida. En otros, se observa la tendencia a poner los objetos en fila y muchos son hipersensibles a ciertas texturas o sonidos. Además, entre las conductas clave que nos deben hacer sospechar, están ciertos patrones de movimiento raros (Ej: andar de puntillas todo el tiempo), rabietas continuas y ciertas conductas poco cooperativas.

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Algunos patrones de conducta son síntomas de autismo

Adaptando el ambiente en el hogar: Una vez detectado el caso, no se debe caer en el pesimismo o la desesperanza. Muchos de estos chicos llevan una vida casi normal. Es cierto que las complicaciones y las estrategias a tomar serán diferentes según el grado de autismo que pueda tener el niño, pero sobre todo, en los casos de TEA severos, son muy importantes ciertas modificaciones en el propio ambiente del hogar, ya que actúan de contención de conductas discapacitantes.

Lo primero sería estructurar el ambiente. Muchos de estos chicos se muestran hiperactivos simplemente porque desconocen qué actividades van a hacer en un determinado lugar. Por ello es bueno delimitar de manera clara el lugar donde se come, se juega, etc… Tener estos lugares ordenados, sin muchas cosas a la vista, para que los chicos no distraigan su atención hacia objetos que nada tienen que ver con la actividad a realizar.

Es importante señalar las acciones con imágenes

Tener diferentes estrategias visuales. Es decir, diseñar distintas imágenes para explicar a los niños lo que queremos (Ej. mostrar el dibujo de un niño cepillándose los dientes, cuando le mandamos a cepillarse los dientes). Con ello aprovechamos la gran capacidad que tienen los niños con TEA para almacenar información visual. A través de este medio aumentamos el desarrollo de la comunicación y la comprensión de estos niños a la vez que conseguimos regular su comportamiento.

Planear una agenda de actividades diaria. Este es uno de los recursos más eficaces con estos chicos. Se les muestran al inicio del día unos dibujos con la secuencia de actividades que va a realizar. Cuando se inicia esta actividad se le enseña la imagen, cuando se termina se le da la vuelta y se anuncia que se terminó.

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Una agenda de actividades diaria mejora los síntomas

Ser capaz de anticiparle los cambios. A estos niños lo nuevo y lo diferentes les causa ansiedad por lo que se hace necesario anunciar los cambios de actividad, de lugar, etc… Cuando se trata de realizar una actividad o lugar que rechaza, lo mejor es dibujar la secuencia con principio y fin de la actividad desagradable, para que puedan tolerar mejor la frustración.

Es importante también llevarlo a conocer y exponerlo a muchos sitios. Al principio muchos padres pueden sentir vergüenza por el qué dirán ante el comportamiento de los niños. Lo cierto es que aunque pueda ser complicado al principio, merece la pena porque tiene muchas ventajas. Los niños que no salen son más irritables y tienen más energía para montar rabietas a los adultos. El visitar otros sitios les ayuda a no aislarse y a ser capaces de enfrentarse mejor a nuevas situaciones. Es importante planear en estas salidas estrategias de anticipación, no frecuentar los mismos sitios para que el chico no termine por acostumbrarse y, cuando se enfrente a situaciones en las que haya que esperar, llevarle alguno de sus juguetes favoritos (anticipándole que los usará cuando llegue al lugar).

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Los cambios y las novedades generan ansiedad en los autistas

Hay que exigirles según su nivel de desarrollo. Se le debe intentar exigir lo mismo que a los demás, siempre siendo conscientes de que lo realizará o adquirirá las competencias a su propio ritmo. No hay que desistir de que haga una determinada actividad compleja y usar apoyos si es necesario (ej. mostrando como lo hace otro niño, buscando algún niño que le ayude, dividir la tarea en pequeños pasos con dibujos). Pero en todo caso indicarle claramente lo que se espera o no de la tarea.

Saber dar las instrucciones de manera adecuada. Los chicos con TEA no comprenden todo lo que se les dice, por eso lo primero es enseñarles a reconocer instrucciones claras «ven», «dame», «siéntate»,…mirándoles siempre de frente y con frase cortas. Hay que felicitarlo cuando realice bien la instrucción y motivarlo para que la repita. Si no lo consigue habrá que guiar la acción. Las instrucciones se darán como máximo de cinco en cinco, con el niño atento, sin repetir instrucciones para no confundir y terminando siempre la instrucción, es decir, si el niño no realiza la acción, ayudarle para que la termine.

Exigir las mismas normas de comportamiento. Se le debe exigir lo mismo que a los demás. Hay que hacerles cumplir normas sin permitirles que las conviertan en un juego o que logre evadirlas. Hay que ignorarle cuando tenga pataletas, pero sin mostrar enfado.

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Elogiar y reconocer los méritos es importante para el autista

Hay que unificar criterios y trabajar en equipo. En la familia, TODOS deben actuar de manera conjunta y usar los mismos apoyos visuales. Por supuesto, la coordinación entre el centro escolar y la familia es fundamental. Elogiar y reconocer los méritos. Hay que reforzarlos constantemente cuando realizan conductas que queremos promover. Y, llegado el caso, usar como refuerzo también actividades placenteras para generalizar pautas de comportamiento adecuadas.

Como veis la detección no es más que el inicio de un arduo camino que les aguarda a los padres de un niño diagnosticado de TEA. Sin embargo, está en nuestras manos poder ayudar a nuestro hijo a mejorar su calidad de vida y a ser independiente en la medida de lo posible.

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