Du Liban, aires exóticos en La Moraleja

Impregnada de gran tradición, la cocina libanesa está considerada una de las más finas del mundo gracias a las influencias de la gastronomía árabe y turca.

Patricia Peyró. 02/07/2014

La Moraleja es un buen escenario para montar un restaurante que combine lo exótico de la alta cocina libanesa con un ambiente selecto y exquisito. Impregnada de gran tradición, esta cocina está considerada una de las más finas del mundo gracias a las influencias de la gastronomía árabe y turca, con ese toque francés de sofisticación y cuidado por el detalle.

Elaborada a base de alimentos frescos, es una de las dietas más saludables al estar elaborada con verduras, cereales y legumbres. Du Liban participa de toda esta cultura gastronómica implicando a un cliente que está llamado no sólo a disfrutar los platos, sino a comprenderlos. Prueba de ello es que tienen su propia escuela de cocina en el restaurante.

La comida libanesa ofrece momentos gastronómicos diferentes a lo que culturalmente estamos acostumbrados: los platos se comparten y se come con las manos, con el típico pan de pita que hacen en el propio restaurante. Como platos triunfales presentan el Hommous (puré de garbanzos), el Moutabbal (puré de berenjena al grill con pasta de sésamo) y el Tabboulé (ensalada de perejil).

Los paralelismos con la cocina marroquí parecen evidentes aunque, a la hora de la verdad, el ‘gusto’ de una y otra comida resultan muy diferentes, ya que cambian las especias.  Por ejemplo, el hommous libanés es más ligero al no llevar aceite ni comino ni pimentón y concentrándose más en el garbanzo. Merece la pena captar la atención del mâitre para que explique los platos, ya que conoce detalles que los camareros no explican con tanta facilidad o interés.

Du Liban supone esa cocina divertida y diferente que merece la pena probar. Su ticket medio es de 40 euros con las bebidas y demás complementos aparte por lo que, si tomas vino, fumas pipa, tomas una copa después…  se te puede poner en 60 euros fácilmente, aunque nada que sorprenda en una cena ‘de postín’ en un sitio extremadamente agradable.

La mejor opción es elegir un menú degustación de los varios que ofrecen, en función de los comensales, siendo un restaurante muy bueno para ir de entre cuatro y seis personas, ya que te permite probar más cosas. ¡Y acordándose del Club Kviar para tener ese pequeño descuento que tanto se agradece!.

Mención aparte supone su magnífica terraza, operativa también en invierno, con un cerramiento de cristal y con calefacción: consigue convertirse en verano en uno de los mayores reclamos del local, capaz de transformar cualquier velada en un momento memorable, gracias a esos sabores de Oriente y a esas shishas que nos transportan a paraísos lejanos pero soñados.

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