Yo trabajo, tú trabajas

La Comisión de Igualdad del Congreso aprobó el pasado año el informe para la Racionalización de los Horarios.

Un Socrático. 11/09/2014

Me gusta escuchar la radio mientras conduzco. Es una estupenda compañera de viaje: me informa, me entretiene en esas largas horas al volante. Hace unos días, no recuerdo la emisora, pero estaban hablando representantes de AMPAS sobre la importancia de los horarios de cara a la conciliación familiar. Si recuerdan, allá por el mes de abril, Ana Mato, ministra de sanidad, planteó a las televisiones adelantar una hora el “prime time” (tiempo comprendido entre las 20.30 y la 24.00 donde se concentran los programas estrella de las cadenas, incluidos los telediarios). Con esta medida el Gobierno pretendía promover la conciliación familiar. Algunos operadores consideraron esta propuesta una “injerencia” en su estrategia.

La Comisión de Igualdad del Congreso ya aprobó en septiembre del pasado año el informe para la Racionalización de los Horarios que recomienda acabar con los «tiempos muertos» de la jornada laboral. Incluso desde el punto de vista energético se ha hablado de la posibilidad de plantearse un cambio de huso horario en España. Sin embargo, hasta la fecha, poco o nada hemos avanzado. Para realizar cambios de este calibre se necesita un gran acuerdo nacional. Podemos pensar, resulta mucho más cómodo, que son las empresas las que tienen la posibilidad de cambiar la situación, pero lo cierto es que podemos hacer muchas cosas para conseguir esa ansiada conciliación ya que nosotros somos el principal agente de cambio.

Se trata de apoyarse mutuamente pero en igualdad

¿Qué podemos hacer nosotros en nuestro día a día?

Las estadísticas indican que los hombres dedican una media de una hora y treinta y dos minutos a las tareas domésticas frente a las cuatro horas que dedican las mujeres. Cuando se trata de cuidar a personas dependientes en las unidades familiares, ya sean menores o adultos dependientes, los hombres solo dedican la mitad de tiempo que las mujeres. Las cifras no mienten, los hombres dedican muchísimo menos tiempo a las tareas del hogar que las mujeres. Si que es cierto que es una situación que se está revirtiendo y que ahora se colabora mucho más que antes, pero todavía hay un largo camino que recorrer. Sin embargo, esta situación no es solo responsabilidad de los hombres: algunas encuestas muestran que en la realización de ciertas actividades como acompañar al médico, o cuidar de menores que no pueden ir a la guardería, son las mujeres las que se resisten a delegar.

Pues bien, el hecho es que no podemos pedir a los gobiernos y a las empresas que elaboren políticas de conciliación cuando, nosotros mismos, no somos capaces de repartirnos las tareas de forma equitativa en el hogar. Los ingresos menores se traducen en menos servicios de apoyo, lo que hace que estas familias dependan mucho más del apoyo familiar. Por eso no solo es importante que los hombres incorporen más carga de trabajo de casa a diario, sino que, si es posible, sería bueno incluir en nuestro círculo familiar cotidiano a los abuelos. No se trata de delegar casi por entero en ellos, como ocurre en algunos casos, ese no es su papel. Supone permitir que nos ayuden en algunas situaciones concretas a sacar el núcleo familiar adelante.

Mujer trabajadora
La cuantía de salario no define la cuantía de cansancio

De cualquier manera, aunque parezca mentira, es necesario que muchas mujeres se libren de estereotipos educativos desgraciadamente vigentes todavía: una mujer también tiene derecho a sentirse cansada cuando llega de trabajar, la cuantía de salario no define la cuantía de cansancio, ni siquiera el número de horas trabajadas, y siempre debe haber un reparto equitativo de las tareas que tenga en consideración los horarios de cada uno. Se trata de apoyarse mutuamente pero en igualdad.

¿Qué se puede proponer a las empresas para conseguir una mayor conciliación?

Podemos solicitar una mayor flexibilidad de los horarios a la hora de organizar el trabajo. Las empresas, en general, acostumbran a elaboran sus horarios de acuerdo, exclusivamente, a la producción y a sus ciclos. Actualmente, nuestra sociedad ha dejado de tener una visión industrial, donde la empresa es una maquinaria cuyas piezas son los trabajadores que pueden ser fácilmente sustituidos por otros sin que el mecanismo se vea perjudicado.

Muchas de ellas se resisten a cambiar un enfoque que prima resultados por encima de la satisfacción de sus trabajadores. Esta actitud se traduce en beneficios a corto plazo, pero genera grandes cantidades de problemas en un futuro próximo. La satisfacción del trabajador para con la empresa se revela hoy en día como un activo fundamental. Se trata simplemente de cambiar el chip. Las gratificaciones económicas están muy bien y a todos nos gustan pero, en muchas ocasiones, más satisfactorio que el propio dinero es comprobar que tu empresa está apoyándote y facilitándote las cosas en tu jornada para que puedas compatibilizar familia y trabajo. Esto a la larga se traduce en empleados más fieles y satisfechos que rinden más y no son tan fáciles de tentar por otras empresas.

Compaginar la maternidad con la carrera profesional puede ser un gran reto

¿Qué les podemos pedir a los gobiernos en este ámbito?

De todos es sabido el problema de envejecimiento de la población española, a duras penas contenido hasta la fecha por el mayor índice de natalidad de los inmigrantes. Desde muchos ámbitos se está dando desde hace tiempo la voz de alarma sobre la baja tasas de nacimientos. Si los políticos se comprometieran seriamente con ciertas actuaciones que se traducirían en mayores cotas de conciliación, favorecerían que una opción tan denostada, pero a la vez tan necesaria, como la maternidad, pueda llegar a ser muy atractiva para las parejas más jóvenes. Ya que no es solo cuestión de número de nacimientos, sino de riesgos: al tener los hijos más tarde, las mujeres corren más riesgos durante el embarazo y aumentan las probabilidades de problemas y malformaciones en el feto.

En primer lugar deberíamos solicitar una revisión de la ley de conciliación en los siguientes puntos:

  • Eliminación de las restricciones a las bajas por maternidad, extendiéndolas a contratos fijos/discontinuos y temporales.
  • Modificación de la baja paternal. Que la madre pueda seguir conservando sus días y que los días de los padres puedan equipararse independientemente de que la madre trabaje o no. De esta forma se consigue una mayor conciliación en casa ya que los repartos se pueden ir planificando entre los dos desde un principio.
  • Aumento en la reducción de jornada por lactancia en caso de parto múltiple, porque no es lo mismo cuidar de un niño que hacerlo de dos o más.
  • Incorporar el derecho a solicitar permisos para atender a mayores/menores dependientes afectados también por enfermedades comunes.
  • Incentivar a las empresas que contraten a media jornada a mujeres/hombres con cargas familiares.
  • Mayor número de inspecciones de trabajo y establecer un régimen sancionador que penalice de manera proporcional a las empresas por su incumplimiento.
  • Establecer equipos de trabajo que evalúen el seguimiento y la eficacia de las medidas adoptadas.
Conciliación
Debemos ser capaces de facilitar la conciliación y la maternidad

En los tiempos que corren es más complicado sugerir estas medidas, pero lo cierto es que, si queremos ser viables como país a largo plazo, debemos ser capaces de facilitar la conciliación y la maternidad. Por esta razón, otro de los pilares importantes es el refuerzo y mejora de la calidad de los recursos y servicios de apoyo a personas dependientes.

  • Incrementando la cobertura de necesidades que puedan ser cubiertas por la atención a dependientes.
  • Aproximación de estos servicios de apoyo a los centros de trabajo. En especial a aquellos que tengan alta concentración de empresas en la zona y fomentar la creación de guarderías en estos lugares de trabajo.
  • Ampliar no solo los servicios sino, también, sus horarios para que se puedan adaptar al horario laboral.
  • Más ayudas económicas a las familias que tengan personas o menores dependientes a su cargo.

También creo que puede ser interesante la elaboración de una certificación empresarial (a modo de la certificación energética que deben llevar las casas) en la que se evalúe la calidad de los centros de trabajo. Y que sea pública, de forma que los candidatos, cuando opten a un empleo, puedan hacerse una idea real de la calidad del puesto de trabajo al que están optando. Además, podría dar derecho a recibir mayores ayudas públicas, deducciones fiscales e incentivos que siempre son muy atractivos para cualquier empresa. Y por último, el desarrollo de políticas de educación en igualdad. Realizando campañas de comunicación para modificar los puntos críticos en los que hay más desigualdad.

En definitiva, hay muchas cosas por hacer y tenemos que ponernos manos a la obra porque queda mucho camino por recorrer. Es muy fácil quedarse de brazos cruzados y culpar a gobiernos y a empresas de los males de este mundo y de que no sea posible algo tan deseable como la conciliación, mientras dejamos que sea nuestra pareja la que recoja la casa y se encargue de los niños. Tomemos las riendas, seamos justos y equitativos en el reparto de las tareas del hogar, y pongamos la conciliación en nuestro día a día a modo de mantra. El cambio comienza por uno mismo.

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