El Hormigón Ecológico

Los chicos del M.I.T. pretenden fabricar un hormigón ecológico que reducirá la huella de carbono en casi la mitad.

Hola, hoy me presento ante vosotros, lectores, abrumado y avergonzado porque voy a saltarme una norma escrita que manifesté en mi último artículo: “Sabéis que mi nombre es Rodolfo y que tengo la idea de crear una edificación con diferentes materiales y sistemas constructivos, eso sí, todos ellos tienen que haber sido utilizados ya en alguna construcción”… ¿Os acordáis? Pues tan pronto lo escribí me arrepentí, porque ya había estado en un lugar muy especial descubriendo lo que será un material muy especial… ¡Que no quiero que os perdáis!

La culpa de todo esto no la tengo yo, por supuesto, la tiene una amiga de la infancia que es clavadita a Mafalda, ya sabéis, ese personaje tan famoso de un dibujante Argentino… ¿Quino, se llama? En fin, el caso es que con los años se convirtió en una arquitecta de armas tomar y totalmente identificable con el personaje… ¡No os recomiendo que os metáis con ella! Cristina, así se llama, me llevó una vez a un lugar impresionante donde además de estudiar quieren mejorar el mundo, ese sitio es el M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology) y allí es donde descubrí hace poco que intentan variar el hormigón hacia un… Hormigón Ecológico.

Tiene muy mala fama el hormigón, sobre todo entre los ecologistas, pero no es del todo cierto que sea tan malo. No se trata de defender lo que es, sino más bien defender lo que hace. Es, sin duda, el material más utilizado del mundo. Tanto, que ya lo conocían los griegos en el año 500 antes de Cristo (no lo sabías ¿eh?). Sin él no se entendería la edificación de hoy día tanto estructural como estéticamente.

Mezclando agua, arena, grava y cemento se obtiene el hormigón, al que se le pueden agregar diferentes aditivos y elementos para variar sus características y hacerlo más resistente, más ligero, más pesado… Una cualidad fundamental es la solidificación del material: se mezclan sus componentes con la dosificación requerida y pasados unos minutos empieza a solidificarse, con el tiempo coge la forma con la que lo moldeemos y unas resistencias y durabilidad que no harán más que aumentar.

El problema principal es que el hormigón produce una décima parte de los gases de efecto invernadero generados por la industria y eso, claro, contribuye al calentamiento global, pero para eso tenemos a “los chicos del M.I.T.” como los llamo cariñosamente (creo que sólo me lo permiten a mí). Hace poco me invitaron a su laboratorio y me enseñaron unas pruebas y teorías con las que pretenden fabricar un hormigón ecológico que reducirá la huella de carbono en casi la mitad.

El cemento, elemento clave del hormigón, se fabrica mediante cocción a 1500 grados centígrados de piedra caliza (rica en calcio) y arcilla (rica en sílice). Estos materiales pueden variar pero deben conservar las proporciones de calcio y sílice, esto produce una pasta que recibe el nombre de Clinker. La descarbonatación de la piedra caliza y el calentamiento del cemento son responsables de la mayoría de los gases de efecto invernadero que produce el material.

Pues bien, Rolan Pellenq (investigador del MIT) y los profesores Krystyn Van Bliet, Franz-Josef Ulm, Sidney Yip, y Markus Buehler describen en la revista Nature Communications un nuevo análisis que sugiere que la reducción de la proporción de calcio y silicato disminuiría las emisiones de CO2 y que, por si esto solo no fuera realmente bueno, también producirían un hormigón mejor y más fuerte.

Pellenq y sus chicos descubrieron que la ratio (proporción entre materiales) calcio/sílice se podía bajar del 1´7, que es el estándar aceptado, al 1´5 logrando dos veces la resistencia del cemento normal. A medida que esta relación baja, la estructura cristalina bien ordenada progresa a una desordenada estructura vítrea, lo cual provoca que el material mejore su resistencia mecánica y elimine las tensiones residuales haciéndolo más resistente a la fractura. A esta ratio, la de 1´5, Pellenq la llama “la ratio mágica”.

Imaginemos ahora que en el edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, que se encuentra en Burj Dubai, (si no habéis ido todavía, os lo recomiendo) se hubiera empleado este nuevo “Hormigón Ecológico”, como en él se utilizaron 330.000 metros cúbicos de hormigón lo que equivale a 792.000 toneladas (unos nueve millones de personas: conozco ciudades más pequeñas) eso supondría que en vez de expulsar 316.800 toneladas de CO2 se hubieran expulsado sólo 158.000 toneladas.

En resumen, ya les he ordenado al personal del M.I.T. que se den prisa en terminar sus experimentos, porque quiero emplear ese hormigón en mi futura edificación. Adiós.

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