Phillip S. Hoffman en el recuerdo

Esta semana se ha cumplido el primer aniversario de esa desaparición inesperada y trágica.

Amalia Enríquez. 16/02/2015
Phillip Seymour Hoffman
Phillip Seymour Hoffman. Foto: guineveregetssober

Hemos dejado atrás un año de grandes ausencias en el mundo del cine. Me vienen a la cabeza, en este momento, Lauren Bacall, Mickey Rooney, Bob Hoskins, Shirley Temple, Robin Williams y nuestro Álex Angulo. Otro de los desaparecidos, cuya muerte fue un auténtico zarpazo emocional a principios de 2014, fue Phillip Seymour Hoffman. A él le dedicaron un homenaje en el último Festival de cine de Roma, proyectando su última película ‘A most Wanted Man’, estrenada de manera póstuma. Esta semana se ha cumplido el primer aniversario de esa desaparición inesperada y trágica.

El físico apabullante e imponente que le caracterizaba, no le ayudó a lograr una popularidad mediática que a otros compañeros, con muchísimo menos talento, les convertía en foco de atención y reclamo constante en alfombras rojas, portadas de revistas y programas en «prime time». Sin embargo, sus propios compañeros y los amantes del cine de verdad reconocieron siempre en él ese potencial interpretativo que le hacía diferente.

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Phillip Seymour Hoffman tras recoger el Oscar. Foto: forbes

Cuanto más convivo y trato con actores o personajes mediáticos de diferente nivel, más entiendo -aunque no comparto- muchas de sus actitudes y decisiones. Vivir en la cumbre, conocer las luces y el brillo de la fama, hace más duro el contacto con la tierra, con el día a día, con los placeres cotidianos que apenas saben disfrutar porque no los reconocen. La caída suele ser una bajada a los infiernos que les lleva a no saber disfrutar esa propia vida que abandonaron para vivir y descubrir la de otros.

Phillip Seymour Hoffman era un actor de esos que, en el proceso de preparación y escenificación de su personaje, se dejaba succionar por él. Conoció, como pocos, la soledad del triunfador, a pesar de estar rodeado de gente, de buenos amigos y de una familia que no entiende aún lo que ha ocurrido aunque, en el fondo, sepan el por qué. Padre de tres hijos, de voz profunda, tímido y de trato humilde, este brillante actor -por esa crueldad de la vida ¡tan injusta a veces!- va a ser recordado más por los motivos de su muerte que por la magnífica herencia interpretativa de su vida. La magia de ese cine, que él engrandeció, no va a poder cambiar ya la escena de su trágico adiós. El aplauso del homenaje, que le siguen haciendo en su ausencia, es ahora una claqueta silenciosa. This´s the end.

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