Viaja a Galicia sin salir de Madrid

Alabaster nos trajo a Madrid hace casi un año toda la esencia gallega del coruñés Alborada.

Patricia Peyró. 19/02/2015
Restaurante Alabaster

Poco hay que no se haya dicho ya de Alabaster, el restaurante que nos trajo a Madrid hace casi un año toda la esencia gallega del coruñés Alborada, o digamos mejor, todo ese “espíritu de Galicia” que le ha llevado a conseguir una estrella michelín en su restaurante matriz.

El lema de este grupo hostelero es respetar sus orígenes a través del culto al producto, elaborando una alta cocina de vanguardia a través de materias primas con sabor a mar. Todo esto lo consiguen sorprendiendo y enamorando a partes iguales con impecables materias primas y con una fina elaboración.

Restaurante Alabaster
Restaurante Alabaster

Su entorno, siendo elegante, tiene un cierto ‘allure’ casual y por tanto es fácil encontrarse a gusto, sea en la parte de delante, en sus mesas altas, o en el comedor. El tratamiento de sus espacios, sus blancos combinados con maderas y su ladrillo visto resultan en un todo moderno que, de puro armónico, resulta muy sofisticado. 

Todas las mesas son reservables, sea en la parte de la entrada o en la sala, y no es tarea fácil ir a comer o cenar de forma improvisada y sin reserva.  Aunque siempre tratarán de hacerte un hueco en una de las dos barritas de la entrada, son algo más incómodas de grupos.

Restaurante Alabaster
Restaurante Alabaster

La parte informal de degustación y la del restaurante propiamente dicho no tienen la misma carta: ambos ofrecen los entrantes de la barra, perfectos para compartir y dentro asimismo presentan otros segundos más completos. Ambas opciones son válidas para hacer una comida completa y repleta de sensaciones, ya que la cocina de las tapas es sublime, con una creatividad y tratamiento espectaculares. 

Difícil elegir entre unos platos  que no son muchos pero resultan rotundos en la zona de la entrada, como las verduras de temporada en menestra las sardinas ahumadas en tosta, los cachetes de rape en fritura,  las albóndigas de vaca, o incluso unos garbanzos con morros de ternera y níscalos escabechados. Su fina elaboración y sus espacios elegantes que suenan a ritmo de jazz hacen de Alabaster un sitio de elección para comer bien y para llevar a alguien con intención de sorprender…  o incluso impresionar.

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