La mesa que desafía al equilibrio
Como en todas las creaciones de Nikolas Piper, el diseño de esta mesa va más allá de tendencias, tratando de alcanzar la atemporalidad.
La mesa Zubi ,aunque fue concebida y pensada para un cliente en concreto, es el resultado de la evolución de un estilo de diseño, basado y reconocible en piezas anteriores. Como en todas las creaciones de Nikolas Piper, el diseño de esta mesa va más allá de tendencias, tratando de alcanzar la atemporalidad.
La mesa Zubi fue diseñada por encargo de unos clientes para su piso recién reformado de principios del siglo XX y situado en el exclusivo barrio de Salamanca de Madrid. El comedor en el que se integraría era el lugar más espectacular y central de la casa, visible desde distintos ángulos de la misma. De ahí que surgiera la idea de crear una pieza especial que uniese dos mundos: el funcional y el escultórico.
El aunar las sensibilidades y necesidades concretas de los clientes con la manera de ver la cosas de Nikolas Piper es un desafío siempre presente y casi obligatorio en sus procesos creativos. Gracias a la generosidad y confianza que siempre encuentra en los mismos, gozó de plena libertad en cuanto al diseño y la selección de los materiales empleados. Una buena muestra de la estrecha relación y compenetración entre los clientes y Nikolas Piper es cómo denomina a sus piezas, inspirándose siempre en sus nombres, hábitos o vivencias. En este caso concreto, surgió el nombre en honor a un gran amigo común.
El punto de partida del diseño de la mesa ZUBI era un tema que intrigaba a Nikolas Piper y al que recurrió en otras ocasiones en el pasado: el juego, la fusión y mezcla, aparentemente aleatoria, de diferentes segmentos en desequilibrio. Nunca antes la composición de los segmentos retó tanto a la gravedad, consiguiendo, sin embargo, un equilibrio perfecto.
Lo que se plasmó con lápiz en un sencillo boceto, se desarrolló por ordenador en dibujos 3D para poder realizar la pieza de forma totalmente artesanal a lo largo de dos meses en el taller. Para el pie de la mesa se utilizó como material el aluminio, ya que por su reducido peso especifico frente al acero, le permitía emplear piezas macizas de 20mm de grosor, sin desafiar la resistencia estructural del suelo de la casa. Por otro lado, dado a su mayor flexibilidad pudo aplicar texturas como si de fundición se tratase y, por último, gracias a las características de su composición química, admitía acabados de patina únicos a base de pigmentos.
La única condición para el diseño de la mesa fue que la tapa fuera de cristal para evitar de llenar el espacio por completo con la mesa y para mantener la luminosidad del mismo. Por ello se decantó por cristal templado, tipo power-white de 20mm de grosor que, a pesar de su volumen, parece liviano y contundente a la vez. Un proceso creativo complejo, repleto de retos a superar que permitieron al artista volcar en el mismo todo su “savoir faire” .