Mimosas, networking y disfraces

Durante los últimos años, el “brunch” se ha convertido en tendencia en gran cantidad de ciudades del mundo. El término hace alusión a la fusión de la comida y el desayuno (su nombre es un anglicismo resultado de fusionar breakfast y lunch), el cual tiene su origen en la alta sociedad de Nueva York, donde comenzó siendo practicado los domingos para paliar los efectos de la resaca del sábado noche, con abundantes pero sofisticadas cantidades de comida, que siempre estaban disponibles en los lugares más distinguidos de Manhattan hasta alta horas de la tarde.

La costumbre ha sido adoptada progresivamente por numerosos restaurantes de gran parte del mundo, conviertiendo al “brunch” en todo un fenómeno, pero como todo lo que se extiende… evoluciona. Y dónde mejor para hacerlo que en la ciudad que lo vio nacer. El “brunch” parece haberse quedado antiguo entre la alta sociedad neoyorkina, quien lo ha reconvertido en el divertido “Sunday funky brunch”, pasando de ser una comida para reponerse de una fiesta a una auténtica fiesta, la cual se extiende durante toda la jornada del domingo y que en vez de quitar la resaca, la origina.

Las herramientas necesarias para un buen “Sunday funky brunch” son: el indispensable domingo, personajes “cool” como: directivos, celebrities, modelos, creativos, fotógrafos, emprendedores, relaciones públicas, productores, publicistas, estudiantes de los mejores MBA, etc; un DJ, y grandes y constantes cantidades de comida y alcohol pero, como no podía ser de otra manera, en versión sofisticada. La ubicación: cualquier “Manhattan luxury apartament”, al ser posible en las últimas plantas de un renovado rascacielos residencial. 

La bebida estrella de tan selectas reuniones son las Mimosas, hechas a base de zumo de naranja natural y champán, aunque todo tipo de cocktails se dan cita en las fiestas, mientras que según pasan las horas, los vasos de cóctel son sustituidos por otros de plástico; al tiempo que se suceden ingentes cantidades de sushi, huevos horneados y albóndigas escandinavas. Las reuniones no solo sirven para divertirse, sino también para practicar el “networking”, engordando la red de contactos de los asistentes a medida que se desarrolla el evento, con un intercambio constante de tarjetas de visita y nuevos perfiles en Linkedin.

Los “Sunday funky brunch” se extienden hasta altas horas de la noche del domingo y tienen por costumbre acabar en fiesta de disfraces, que los anfitriones se encargan de distribuir entre los asistentes. Así que, ateniendo a la rápida evolución mundial del fenómeno “brunch”, los propietarios de las salas de fiestas pueden tomar nota, porque los sábados por la noche pasarán a ser noches de descanso… para estar listos para el “Sunday funky brunch”.