Decálogo (crítico) empresarial

Los gurús de la empresa escriben para ellos como si de hecho alguien les leyera con cara seria.

Rafael Timermans. 17/04/2015
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El decálogo empresarial
El decálogo empresarial

Los suplementos salmón de los periódicos los domingos son fuente de verdadero regocijo para éste, SSS (Su Seguro Servidor). Los gurús de la empresa escriben para ellos como si de hecho alguien les leyera con cara seria, sentado en el jardín de la villa, rodeado de perros mientras William les sirve el té y Ofelia revisa la correspondencia.

Por si no se los leen en tan idílicas condiciones, los eventos empresariales en Centros de Convenciones y Palacios de Congresos sirven para deleite de la élite empresarial. Seriamente se dictan las leyes de la empresa, en el absoluto convencimiento, estoy seguro, de que alguien las toma en serio. Me parece verdaderamente digno de estudio sociológico incluso psicológico. Pero no creo que nadie lo haga porque no volverá a ser contratado nunca por nadie de dichas élites.

Foto: revelarte
Muchos empresarios se rodean de gente competente para ganar éxito. Foto: revelarte

Con el loable, creo, ánimo de desentrañar las fuerzas que rigen la empresa del siglo dieci… veintiuno (Les Luthiers dixit) he elaborado unas sencillo decálogo (crítico) empresarial. Español. Porque no conozco otro.

1.    Rodéate de gente más inteligente que tú
Están de broma, ¿no? ¿Para que te quiten el puesto de trabajo? ¿Pero es que no les han servido tantos años de series americanas en los que mediante tretas los empleados despiertos les quitan el puesto a sus jefes? Recuerdo un Director General que usaba la pantalla del ordenador sólo para poner los post-it sobre ella, y lo contaba orgulloso, y que estaba rodeado de verdaderos ineptos. Fieles y útiles para sus fines, eso sí. Un fiera, vamos. Empresario de grandísimo éxito.

Un trabajador feliz, que mira hacia arriba y en positivo, es más productivo
Un trabajador feliz, que mira hacia arriba y en positivo, es más productivo

2.    La silla del trabajo no está para calentarla. Evita el “presentismo”
Estos serán los nórdicos. En España está mal visto que te vayas a la hora en que se termina tu trabajo. No digo ya antes. Debes estar más tiempo, si es posible, horas. Aunque sea paseando por los pasillos, sentado junto a otros hablando de fútbol. Pero irte a la hora nunca. Se trata de “echar horas”. Y si encima te libras de dar de cenar a los niños en casa, o ni siquiera ver como les dan de cenar, mejor todavía.

3.    Comparte información para que toda la empresa avance
Vamos a ver: la información es poder. No sólo debes ocultarla, debes robarla. Mirar encima de todas las mesas. Buscar en las papeleras  (de al lado de la fotocopiadora es una mina). Y si ves un fax llegando, léelo antes que nadie. Se trata de tu progreso, no te confundas, que no lo haces, con el éxito de la compañía.

Foto: www.lografinanciamientos.com
La silla del trabajo no está para echar horas. Foto: lografinanciamientos

4.    Un trabajador feliz es un trabajador productivo
Motivado se viene de casa. Si te has peleado con la parienta te aguantas. Si te duele, tienes medicamentos en el botiquín, que los manda gratis la Mutua de Accidentes. Y que nadie te vea sonreír. ¿Silbar por los pasillos? ¡Tú estás loco! Te estaremos pagando demasiado. Para producir hay que sufrir. Y poner cara de preocupación por los pasillos. Y parecer muy ocupado, aunque no lo estés.

5.    Fomentar que los empleados tengan otros intereses
Si un empleado está pensando en lo que va a hacer el fin de semana no está a lo que debe estar. ¿Qué es eso de que está haciendo una carrera a distancia? Aunque no sea en horas de oficina, ¿no querrá irse a otra empresa? Habrá que vigilarle. Querrá llevarse los clientes, información…

Foto: derechomercantil
Compartir información es beneficioso para la empresa. Foto: derechomercantil

6.    Todos somos comerciales, todos vendemos nuestra empresa
A ver, eso es cosa de los directivos, o de comerciales. Lo mío es un sueldo en el que me pagan por venir y hacer mi trabajo. Ni por sonreir ni por pensar, ni por vender. Por eso se llevan dinero otros. Que me paguen más y ya veremos. EL cliente es una molestia que debo aguantar porque no tengo más remedio. ¿Cómo que vivo de él? Que se vaya, y que los comerciales traigan otro.

7.    Agradece la crítica interna y externa. Anima las iniciativas
A ver, a ti no te hemos contratado para pensar. Para eso estamos los jefes. Tú tienes que hacer tu trabajo. Bien, rápido, sin quejas y sin rechistar. ¿Pensar? ¿Eso es lo que te enseñan en la Universidad? Pensar es muy peligroso. ¿Y si descubres que las cosas podrían hacerse de otra forma? ¿Y si yo que soy tu jefe no me había dado cuenta? ¿Ya estamos en que me quieres quitar el puesto?

Foto: aprendeeconomia
DFoto: aprendeeconomia

8.    Delega trabajo improductivo
Mantén férreamente todas tus competencias. Supervisa todo papel que pase por tu departamento, no vaya a ser que alguien pueda descubrir que se puede hacer sin ti. Cambia alguna coma de todo informe. O su estilo. O algún tiempo verbal. Delega pero que parezca que lo haces tú. O sea, firma todo.

A ver, que yo no digo que no haya que cambiar cosas. Lo que digo es que la empresa hay que conocerla de verdad y no en sus “Kick off”, ni en sus reuniones comerciales, ni en eventos con sus grandes clientes. Ni es sus retiros en ese centro de reuniones a las afueras de Madrid o Barcelona. A la empresa se la conoce, como los que hemos estado desde polígonos industriales a sedes corporativas, en el día a día de sus despachos y puestos. Menos filosofía, cara, y más conocer y creer en personas que hacen la empresa. La de verdad, no la salmón.

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