Tailandia. Por algo lo llaman el País de la Sonrisa

Tailandia no está tan lejos. Todo es querer y poder, pero queriendo y pudiendo, los kilómetros no son impedimento.

Carla Royo-Villanova. 05/05/2015
Tailandia
Tailandia
Tailandia

Mucho se escribe cada día sobre Tailandia. Viajantes, blogueros, aventureros, periodistas especializados, intrépidos fotógrafos, it girls… Tailandia está de moda y todos quieren contar que han estado, dónde, cómo y cuándo. Esto me alegra, pues el país bien lo merece, pero en mi rincón siempre vamos aún más lejos. ¿Más lejos que Tailandia? Tailandia no está tan lejos. Todo es querer y poder, pero queriendo y pudiendo, los kilómetros no son impedimento.

He tenido la suerte de conocer Tailandia y la inquietud de leer lo que sobre este increíble país se escribe. Las “fashion girls” decidirán los lugares más trendy, los viajantes hablarán sobre rutas fantásticas y desconocidas, los chefs nos indicarán dónde comer exotismo y singularidad. Todo está escrito sobre Tailandia, por ser uno de los países números uno en turismo mundial.

Tailandia cuenta con playas paradisíacas
Tailandia cuenta con playas paradisíacas

Yo quiero hablar de Mi Tailandia. Ese país que me hizo volver con otra perspectiva. En Tailandia descubrí una forma de sentir más allá de la belleza que mi cámara de fotos inmortalizaba sin cesar. Mi pasión por vivir otra cultura me llevaba como el viento, en constante movimiento. Y así descubrí también colores, paisajes, asombrosos templos, sabores desconocidos, rutas y flores que cambiaron mi forma de entender y de sentir. O quizá fue la hospitalidad y sonrisa de su gente la que me hizo cambiar, quizá. Todo suele ir unido.

No es casualidad que sea conocido como el País de la Sonrisa. Yo lo llamo el país donde tus sueños se hacen realidad, me sentía algo así como Alicia en el País de las Maravillas y no podía dejar de sonreír. No quería que el día terminara y me empeñaba en prolongar la noche. Esto sólo sucede cuando todo lo que te rodea no deja de sorprender.

Zona de templos, skyline y tuctuc, Bangkok
Zona de templos, skyline y tuctuc, Bangkok

Me esperaba playas paradisíacas, eso estaba en el guión. Pero no esperaba aromas, terapias curativas, gastronomía o ese infinito respeto a los mayores. No esperaba un pueblo de cultura ancestral que siempre sonriendo quería darme lo mejor. Un pueblo orgulloso de su pueblo, de sus diferencias que se unen en un mundo Thai. Ellos lo llaman “Thainess”, el arte de vivir tailandés.  Viajar a Tailandia es Vivir. Vivir y Sentir.

Carla Royo-Villanova en Tailandia
Carla Royo-Villanova en Tailandia

Descubrir un peculiar estilo de vida y modo de entender el mundo que desde el mismo momento en que entra en tu ser, permanece para siempre. Los libros occidentales de autoayuda quedarán olvidados para siempre en el rincón más alejado. “Mai pen rai” lo resume todo: No te preocupes, se feliz. Cuando entra en ti la esencia de la cultura Thai ya no quieres que te abandone. Un pueblo fuerte que jamás fue invadido. No, no es contradictorio. Esto demuestra que una sonrisa es el arma más potente.

El fuego de los festivales culturales
El fuego de los festivales culturales

De Tailandia volví con muchos datos, estupendos hoteles, magníficos restaurantes, las rutas del Street Food, los pubs más sofisticados o mercados flotantes o no flotantes pero siempre llenos de magia. Pero esto ya está en las guías. De Tailandia volví con la cabeza llena de colores. Rojo intenso de flores y luminosos del barrio chino de Bangkok, pero rojo también por las emociones, las aventuras, el buceo y ese rojo especial que a veces tiene la noche. Naranja, de los más bellos atardeceres que jamás mis ojos vieron. Pero el naranja también del fuego en los festivales culturales.

Naranja es naranja y azul celeste
Tailandia es naranja en sus atardeceres y azul en su cielo y su mar

Amarillo creativo contra toda superstición, en el país de las supersticiones. La armonía del verde, paisajes, canales, ríos sembrados de palmeras, plantas y una vegetación que te traga. El azul más sofisticado se vuelve medicina tradicional, hierbas milagrosas, terapias curativas, masajes que no quieres que terminen. Un azul que se vuelve blanco bienestar, meditación budista y relax. Un arco iris que no se mezcla en un horrendo popurrí. Un arco iris más allá de los colores, donde caben sensaciones, sentimientos, aromas y sensibilidad. Un arco iris que permanece en la memoria como símbolo de bienestar y felicidad. Esa es mi Tailandia. (Fotografías: Carla Royo Villanova). 

En el vídeo, la sonrisa de unos niños en Koh Chang en el momento en que descubrieron el iPad y los selfies. (Vídeo: Carla Royo-Villanova). 

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