Ellas dicen ‘Sí, quiero’, a pesar de todo
En plena celebración de la Bridal Week en Barcelona nos preguntamos... ¿Cuánto dura la frescura en el amor?
En plena celebración de la Bridal Week en Barcelona nos dejamos enamorar por novias glamourosas, llenas de estilo y personalidad. Ellas son las verdaderas protagonistas y marcan tendencia en moda “bridal”, dibujándonos a los demás esa sonrisa que nos hace anhelar o recordar la vivencia propia de las parejas que empiezan y sienten esa “emoción del principio”. Pero el amor cambia (¿o evoluciona?)… Mejor ir al grano: ¿Cuánto dura la frescura en el amor?
La duración del amor es un tema que ha suscitado interés desde siempre. Ya Ortega y Gasset lo definió como “un estado de imbecilidad transitoria” para referirse a lo cegado que queda uno respecto a la realidad de la otra persona o incluso a la propia relación, que se percibe siempre distorsionada a favor del sujeto amado. Así, los defectos en el otro no son sino “manías” o “rarezas”, se camina por la vida como entre nubes de algodón y se relativizan los problemas, que incluso llegan a desaparecer.
La responsable de este estado maravilloso es, en realidad, la droga que produce nuestro propio organismo a través de la secreción de hormonas como la dopamina, la noradrenalina o la serotonina: un poderoso combinado superestimulante que activa, además, el deseo sexual y la práctica de la artes amatorias en un bucle de felicidad que parecería no tener fin.
Sin embargo, los diversos estudios en torno a la temática le suelen dar al amor fecha de caducidad en base a argumentos como que “tal estado de sobreexcitación del cerebro no es sostenible mucho tiempo” e incluso algunas explican por qué la mujer culturalmente desea casarse, y no sucede tanto así en el caso del hombre. Las teorías herederas de la Selección Sexual de Darwin lo explican perfectamente e incluso encontrarían respuesta a la mayor incidencia de la infidelidad en el hombre:
- Como otros animales, buscamos de forma instintiva la transmisión de genes.
- Al hombre le interesa fecundar a cuantas mujeres pueda, dado su alto número de células reproductivas.
- Las mujeres cuidan más sus pocas células reproductivas y son más selectivas con “los machos”, ya que cargan con el embarazo y con la prole.
- Esto último explicaría la existencia de “material girls” que buscan hombres con recursos (o de matrimonios inexplicables desde el punto de vista lógico).
Aunque casi todas las teorías le dan al enamoramiento entre dos y cuatro años de duración, la corriente antropológica es más generosa y le da al amor unos siete años, el tiempo suficiente para criar a un hijo, tal y como explica Eduardo Punset en su libro “El viaje al amor” (Planeta). Lo importante es decir: “¡Sí quiero!” Y que sea con un bonito vestido y con un buen anillo. Para arrepentirse después, siempre hay tiempo.