Lo antiguo de lo moderno

Cuando lo moderno es no vacunar y dejar que las enfermedades ocurran de forma “natural” con el riesgo de enfermedad grave, te entra congoja

Rafael Timermans. 19/05/2015
Margaritas. Foto: Pinterest
Margaritas. Foto: Pinterest

Uno tiende a pensar que al pasar los años, lo moderno es nuevo, sorprendente, rompedor, nunca visto… Pero hay veces en que parece que lo moderno es volver a lo antiguo. La medicina empezó usando plantas. Y ya puestos, polvo de cuernos de toro. Incluso pelo de la cola de unicornio. Pero, aunque suene raro, en ocasiones, avanzó, en sabiduría, conocimientos de lo que hacía, certeza de resultados, dosificación exacta.

El avance de la medicina, por ejemplo, llevó a desarrollar las vacunas, los antibióticos, los anti-inflamatorios. Mucha química, sí. Todos esos recursos que han hecho que podamos tratar enfermedades graves y mortales, incluso muchas de ellas curarlas, con infinitos recursos sacados de plantas, minerales, animales. Y claro está, de desarrollos químicos sobre moléculas existentes.

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Digitalis purpúrea. Foto: wikipedia

Y en vez de proponer seguir por ese camino, avanzar en el desarrollo de mejores medicamentos, con menos efectos secundarios, más comprobados cada vez, aparece una tendencia en la modernidad que trata de… volver a la antigüedad.

Cuando lo moderno es no vacunar y dejar que las enfermedades ocurran de forma “natural” con el riesgo de enfermedad grave, discapacidad, incluso de muerte, te entra congoja. Todo estudiante de medicina oye hablar de plantas como la Digitalis purpurea o el del Papaver Somniferum, fuente de la digoxina y los opiáceos.

La digoxina es un medicamento potente, de efectos principalmente cardiacos, empleado en arritmias, que ha salvado y salva cada día millones de vidas y cuya dosificación debe hacerse con extremo cuidado. No es nada rara la intoxicación, que hay que corregir inmediatamente. Los analgésicos opiáceos son imprescindibles para el control del dolor extremo, crónico, de enfermedades en estadíos terminales.

Papaver
Papaver Somniferum. Foto: wikipedia

¿Dejamos de extraer los principios activos, de saber exactamente cuánta cantidad damos y volvemos a hacer cocciones con hojas de plantas para dar brebajes con cantidades indeterminadas de medicación? ¿Eso es el progreso, lo moderno?

Sinceramente prefiero saber exactamente cuánta cantidad de producto ingiero, sus controles sanitarios, la caducidad. No me traigas hierbas cogidas en el campo. Espero que los laboratorios que están vendiendo productos “homeopáticos” o “naturales” con indicaciones médicas estén controlados y Sanidad compruebe que cumplen con normas de higiene, y registre exactamente los productos utilizados. Y que la modernidad no nos lleve hacia atrás. Al menos en la Salud.

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