NY ❤️ Food Markets

En la bulliciosa vida de la Gran Manzana, una ciudad donde comer se convierte en algo para salir del paso, es verdad que esta tarea diaria pasa a segundo plano en la mayoría de los neoyorkinos. Así que la nueva idea de comer en los pintorescos mercados que empiezan a verse por la ciudad está gustando a más de uno y esperemos que comience a ser algo más que una atracción turística.

Al fin y al cabo permite seguir comiendo “on the go” pero en sitios con comida especializada, cuidados al detalle y con ganas de agradar al cliente e incluso con un poco de tiempo extra, poder ofrecerle algo de la historia o elaboración de lo que va a degustar, es decir parece que finalmente la cultura europea del buen comer a diario empieza a tomar importancia entre tanta comida basura. La abrumadora cantidad de restaurantes o puestos de venta de comida por las calles neoyorkinas con ningún otro objetivo que ofrecer platos de baja calidad (que no de cantidad) cocinados y preparados sin los requisitos que una buena y sana alimentación requieren, no deja indiferente a cualquiera.

El conocido Eataly fue el que inaguró y con mucho éxito la idea de fusionar restaurantes y venta de producto en un mismo establecimiento. Sus 50,000 pies de espacio y sus casi 6 millones de visitantes al año fueron una revelación y hasta una revolución no sólo para los turistas en el caso de Nueva York sino también para los locales, que descubrieron un lugar donde comer es más que saciar el hambre y salir corriendo. La idea de disfrutar de ver los productos expuestos con gusto, con su historia, muchos de ellos incluso exponiendo sus tradicionales sistemas de producción, sin duda se ha convertido en un nuevo mundo lleno de atractivos.

Los mercados están de moda e incluso ir a comprar en este tipo de establecimientos está comenzado a apuntarse en las listas más chic de los neoyorkinos. Conocida es la asignatura pendiente con la cultura gastronómica de esta sociedad, así que esta nueva forma de ofrecer productos en un agradable mercado y con exhibiciones gastronómicas, música en vivo etc, está calando en la sociedad americana.

Eataly ya cuenta con nuevos mercados en Chicago, San Antonio y Santa Bárbara. California comienza a abrir ambiciosos mercados, con escenarios incluidos, donde se puede ver trabajar a artesanos curando carnes, haciendo chocolate, elaborando helados… todo muy interactivo como gusta por estas tierras.

Desde un principio la idea contestaba a preguntas como, ¿por qué no poder tomarme una copa de vino mientras compro la cena? Y bueno, parece que lo consiguieron, es verdad que en su caso consiguieron la fusión poco fácil de encontrar por las calles neoyorkinas de ver turistas y locales en un mismo sitio.

En Nueva York, en el tan de moda barrio de Meatpacking se encuentra el Chelsea Market. Allí llama la atención la galería decorada con sus famosos ladrillos que le dan un carácter único y una pensada oferta de productos que desde su apertura hace quince años, ha ido adaptándose una vez más a las exigencias de los turistas más que a las de los locales. Así que el paseo por este mítico mercado está ya en todas las guías neoyorkinas, lo que lo ha convertido en un centro turístico en el que comer es siempre una buena idea.

Gracias a lugares como estos nuevos mercados, comer para algunos neoyorkinos  comienza a ser una forma de pasar el día y toda una experiencia, nada que ver a lo que estaban acostumbrados. Este distrito de Meatpacking, donde antiguamente se encontraban los grandes mercados de la ciudad, especialmente los de las carnes, está siendo reconquistado con esta nueva idea de mercado de estilo europeo.

En el numero 52 de la calle de Gansevoort  se encuentra el nuevo Gansevoort Market. Un espacio cuidado al detalle y decorado curiosamente con viejas puertas de garaje que le dan un sabor muy auténtico. Sus 25 puestos, de momento, mantienen una bonita idea de mercado antiguo y tradicional  donde puedes disfrutar de probar y comprar sus productos. La decoración de sus puestos se preocupa de contagiarte la idea de autenticidad y tradición, algo que curiosamente cada día se valora y gusta más.

Llama la atención su cuidado puesto de carnes donde pesan tu compra en una preciosa y antigua báscula pero te cobran con la última app de su iPad. El famoso puesto de Lobster rolls, la Crepe Sucre, la creperie de dueños franceses con su delicados tarros de mermelada y donde hacer una crêpe en sus  artesanales planchas es ya todo un espectáculo, la Yiaourti con sus delicados yogures griegos y su correspondiente antiguo sistema de producción de yogures, el puesto japonés con sus aparentes cajas para servir el sushi… Todo esto acompañado por un precioso patio interior con viejas mesas y sillas para poder disfrutar de esta nueva experiencia gastronómica.

Ahora sólo queda conseguir mantener este entusiamo y la calidad por las cosas ricas, artesanas e indiscutiblemente con toque europeo y lograr en esta sociedad de prisas una revolución del  buen comer, algo de lo que España sabe mucho y aquí todavía hay mucho que aprender.