«El cine era lo único que me quitaba el miedo»

Hablamos con Alfonso Gómez-Rejón, el director de 'Yo, él y Raquel' que utiliza el lenguaje universal del cine para vaciarse y partir de cero.

Amalia Enríquez. 06/10/2015

Cuántas veces me he dado cuenta de que el cine, en algunas ocasiones, es un bálsamo terapéutico para quien lo hace. A muchos actores les ha servido de catarsis emocional el rodar alguna película porque la historia, en cierta medida, no les era ajena. Cuando esto ocurre y te lo cuentan, suelen reconocer que el dolor vivido acaba siendo una vía de escape necesaria para empezar a vivir de nuevo.

Cuando hace unas semanas fui a ver, en un pase privado, ‘Yo, él y Raquel’ (Twenty Century Fox), no podía imaginarme la historia personal que se escondía detrás. Dirigida por el mejicano Alfonso Gómez-Rejón, la película ha sido para él el “medicamento apropiado” para asumir la muerte de su padre.

Yo, él y Raquel' ganó en Sudance el premio
‘Yo, él y Raquel’ ganó en Sundance los premios de mejor película y el premio del público

“Greg Gaines es un estudiante bastante torpe que lo único que quiere es pasar desapercibido en su último año de instituto. Evita las relaciones sociales  y se pasa el tiempo versionando y rodando películas clásicas con su único amigo, Earl. Su madre, intentando que su hijo se relacione con el mundo, le “obliga” a que se haga amigo de Rachel, una compañera de clase a la que le han diagnosticado leucemia. El roce hace el cariño y acaban siendo inseparables. Cuando la enfermedad de Rachel se complica, Greg se da cuenta que el mundo que había construido se resquebraja y nada vuelve a ser como antes”.

La película se presentó en el reciente festival de San Sebastián. Su director fue el encargado de llevar todo el peso de la promoción y, con él, llegó la sorpresa. Alfonso Gómez-Rejón es un hombre menudo de estatura, con unos rasgos que recuerdan a Javier Bardem y una ironía contagiosa. Llegaba cargado de energía y con la maleta llena de premios del festival de Sundance. “Llevo tantos años luchando por conseguir ser alguien en este mundo del cine, que los reconocimientos me han llegado en el momento en el que conozco las subidas y bajadas de esta profesión. No me ciega la vanidad. Tengo los pies bien asentados en la tierra, mi familia me ayuda a no perder el norte”.

Se confiesa supersticioso y es consciente que vale lo que cotiza su último trabajo que, en este momento, es mucho. Su fascinación por el cine se remonta a su infancia, cuando su madre le ponía películas en super 8 en su habitación, proyectadas en la única pared blanca que tenía libre. “Por la noche sacaba el proyector y nos reuníamos allí a ver cine. Con el paso de los años, mi concepto del cine y los gustos fueron ampliándose y evolucionando. Yo siempre he sido muy tímido y sentí, no sé por qué, que el cine era lo único que me quitaba el miedo. Se convirtió en mi vía de escape”.

Hace cinco años su vida cambia con la muerte de su padre, médico de profesión, al que le dedica la película. El latigazo emocional que le supone su ausencia le lleva a querer involucrarse en ‘Yo, él y Raquel’. En esos momentos, Alfonso estaba trabajando en ‘American Horror Story’ y en ‘Glee’, pero los acontecimientos le llevaron a cambiar el rumbo. “Con la muerte de mi padre me sentí muy perdido, completamente desubicado, emocionalmente destruido. En el trabajo me iba muy bien, me nominaron para un Emmy pero, por dentro, estaba muy solo, hueco, hecho guijarros.

Alfonso Gómez-Rejón. Foto:
Alfonso Gómez-Rejón. Foto: Brian Hallett

En ese momento, llega a mis manos el guión de ‘Yo, él y Raquel’ y me conmovió la idea de que la vida de uno puede seguir después de cuando uno muere. Intuí que, rodando la película, iba a poder expresar lo que llevaba dentro y que, hasta ese momento, nunca pude exteriorizar ni verbalizar. Tardé mucho en poder decir lo mucho que quería a mi padre, lo agradecido que le estaba. Era y es, porque le sigo sintiendo conmigo, mi mejor amigo”.

Alfonso utilizó el lenguaje universal del cine para vaciarse y partir de cero. Dejó de estar perdido y encontró el camino de la curación afectiva. La película fue sanadora porque hay momentos que, estando roto por dentro, debes seguir tu camino y el show debe continuar. Show must go on! (*Foto de portada: Alfonso Gómez-Rejón por Brian Hallett)

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