Alberto Burri: un italiano en Nueva York

El Museo Guggenheim de Nueva York inauguró el día 9 de Octubre una de las mayores retrospectivas que el artista italiano haya tenido en EEUU.

Esther Rosa. 02/11/2015

Me fascinan las retrospectivas porque puedes observar un gran volumen de la obra del artista y aprender sobre la esencia del mismo. Es como si tuvieses la varita mágica de poder viajar a través del tiempo y recorrer la vida del artista a través de su obra.

Vista de la instalación de 'Alberto Burri : El Trauma de Pintura "en el Museo Solomon R. Guggenheim (Foto : David Heald / Fundación Solomon R. Guggenheim )
Vista de la instalación de Alberto Burri: ‘El Trauma de Pintura’ en el Museo Solomon R. Guggenheim (Foto: David Heald/ Fundación Solomon R. Guggenheim)

Por otro lado, me atrae aprender de la vida de personas que se han reinventado a sí mismos. En el caso de Alberto Burri (1915-1995) hay muchas vidas en una. Fue un ávido jugador de fútbol, militante del Umbrian, equipo de primera división en Italia, se licenció en Medicina y trabajó para la Armada Italiana durante la II Guerra Mundial, lo que le llevó a ser prisionero de guerra durante 18 meses en una prisión en Texas. Allí empezó a pintar. En sus primeros trabajos pintaba lo que tenía alrededor, lo primero fue la perspectiva del desierto que podía ver desde la prisión.

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Éste fue el punto de inflexión en su vida profesional porque, desde este momento, se dedicó exclusivamente a su carrera artística. Ahora, en el año 2015, 20 años después de su muerte, Alberto Burri recibe múltiples honores con varias exhibiciones en distintas partes del mundo.

El artista despertó el interés del mundo del arte hace más de 50 años por su uso no convencional de materiales y técnicas aunque nunca abandonara el soporte del cuadro. Trabajó sobre él con tela de saco, trozos de ropa, alquitrán, pegamentos, piedra pómez, hierro, plásticos…

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Serie ‘Plastiche/Plásticos’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

Alberto Burri siempre me atrajo de manera especial cuando, de la mano de mi primera mentora de la National Academy School of Fine Arts de Nueva York, descubrí su obra. La manera tan elegante y poética en la que trabajó sus composiciones, sin importar cómo atacaba a los materiales que empleaba, ya fuera con antorcha o tijeras: el resultado siempre ha sido esencialmente bello. Aunque al principio no hubo un consenso positivo acerca de su obra, después sí ha respondido a la estética más contemporánea, generando más atracción en el mundo del arte.

Su obra invita a «reach and touch», sus texturas y las capas de su trabajo te atraen a mirar de cerca para tratar de adivinar su proceso y, cuanto más de cerca lo observas, más eres capaz de ver.

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Serie ‘Combustioni/Combustiones’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

Otro aspecto que me atrae mucho es su singularidad orgánica. Observando su trabajo, me viene a la mente un concepto japonés que inspira mi trabajo. Hablo del término «Wabi-Sabi», la cultura japonesa lo aplica a la ceremonia del té, en la estética y a la vida misma. En esencia, aboga porque la belleza está en la imperfección, en lo no permanente, en lo incompleto. Es la belleza de las cosas modestas y humildes. Leonard Koren lo definió en su libro Wabi-Sabi for artist, designers, poets & filosophers como «la huella que el paso del tiempo deja en las cosas, la huella del sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, oxidación, manchas, heridas que marcan el testamento de sus historias».

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Serie ‘Biachi/Blancos’ y serie ‘Muffe /Moldes’. Fotos cortesía del Museo Guggenheim

Alberto Burri genera composiciones creadas con materiales no convencionales, imperfectos, humildes, los altera, los corta, los quema, los manipula como si el paso del tiempo hubiera dejado esa marca en ellos y consigue crear obras bellas estéticamente, en balance y armónicas.

Con su proceso innovador, inauguró la tendencia del uso de materiales no convencionales y fue contemporáneo a ese grupo de artistas del momento que se empujaban a sí mismos para salir de su zona de confort para trabajar fuera de los perímetros del lienzo y la pintura, para introducir una manera nueva, no ortodoxa, de trabajar con distintos materiales y técnicas. Entre ellos destacan Lucio Fontana, Yves Klein y Robert Rauschenberg.

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Serie ‘Ferri/ Hierros’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

La obra de Alberto Burri tardó en tener el reconocimiento que merecía, no fue un artista al que le gustara hablar de su trabajo y, aunque podría enmarcarse en los movimientos Arte Povera, Neo-Dada o Procest Art, nunca se identificó con ninguno de los movimientos de la época. Quizás el hecho de que se mudara a los EEUU en los años 60 hizo que saliera del radar de Europa y, por otro lado, tampoco su trabajo encajaba en los movimientos artísticos que en ese momento se estaban produciendo en EEUU. Aun así, Burri vivió para disfrutar de su reputación como una de las principales figuras en el arte de postguerra en Italia y es después de su muerte que su trabajo está adquiriendo valor en subastas y el reconocimiento a nivel mundial.

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Ventas en subasta de la obra de Alberto Burri, 1995-2015. Fuente: Google Analytics artnet.

El trabajo de Burri podría encuadrarse en dos grupos: el primero incluye su obra de antes de los años 60, cuadros pintados y cubiertos con telas de saco, piezas de tela cosidas unas a otras, piedra pómez, láminas de madera quemadas o láminas de acero moldeadas por el fuego de la antorcha, capas sobre capas de plástico derretido por calor.

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Serie ‘Sacchi/Sacos’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

Un segundo grupo, con la obra que crea una vez se muda a Los Ángeles con su esposa. Ya en EEUU continúa con la serie en la que utiliza plásticos pero pronto su trabajo se mueve estéticamente hacia el minimalismo con las series «Cretti» y «Cellotex».

  • En la serie «Cretti» provoca un craquelado bellísimo que recuerda al paisaje desértico. Para ello utiliza una mezcla hecha de arcilla china, resina, pigmento y cola que empieza a cuartearse cuando va secando.
  • En la serie «Cellotex» utiliza como soporte unos paneles de fibra donde crea composiciones monocromáticas en blanco o negro, en mate y/o brillo que se acercan al minimalismo.
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Serie ‘Cellotex/Fibra de madera’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

El momento sorpresa en la exhibición se lo llevó la colección de 16 pequeñas miniaturas que el artista creó y regaló por Navidad al que en ese momento era el director del museo, James Johnson Sweeway. Burri puede trabajar realmente pequeño y a la vez crear maravillosas obras de gran tamaño.

Fue una persona que creyó profundamente en sí mismo. Es impresionante la constancia y tenacidad del artista por explorar y experimentar con distintos materiales durante toda su carrera, muestra de ello la obras que podemos ver hasta el 6 de Enero en el Museo Guggenheim de Nueva York.

Serie 'Gobbi /Jorobados'. Foto cortesía del Museo Guggenheim
Serie ‘Gobbi /Jorobados’. Foto cortesía del Museo Guggenheim

Si deseas saber más sobre el trabajo de Alberto Burri y la retrospectiva en el Museo Guggenheim de Nueva York te invito a visitar la web del museo. *Portada: Serie ‘Cretti/Grietas’, foto cortesía del Museo Guggenheim. <

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