La penumbra eléctrica

Nuestro planeta sufre también de contaminación lumínica. La industria hotelera debería tomar nota.

Fernando Gallardo. 18/12/2015

La luz esculpe sombras en las rocas, alrededor del hotel Alto Atacama, en medio del desierto atacameño. O más precisamente, en medio de un circo rocoso espectral que me subyuga siempre que viajo al norte de Chile. En este alojamiento hemos reflexionando tantas veces sobre la Arquitectura de los Sentidos que ya no podría renunciar a la disciplina de imaginar, diseñar e instrumentar la causa de los hoteles singulares.

La luz se integra en el paisaje en Atacama
La luz se integra en el paisaje en Atacama

Tras escudriñar repetidamente, ansiosamente, la atormentada morfología del paisaje; después de imbuirnos gratamente de la genialidad del lugar; analizar en profundidad los pormenores de lo allí construido y saborear un sorbete de guayaba bajo la sombra de un algarrobo descomunal, solo queda concluir que la experiencia allí vivida no tiene un ápice de circense, ni un atisbo de parque temático. El desierto alrededor nos es tal cual. Sobrecogedor. Desgarrador. Magnético. Vibrante. Inasible. E insondable.

La noche cae sobre el hotel Alto Atacama
La noche cae sobre el hotel Alto Atacama

El hotel debe interpretar el lugar, solo eso. Me ha dado siempre miedo ese tópico buenista de que los hoteles deben integrarse en el paisaje, a veces fundirse con él. Temo que esa fusión signifique camuflaje, es decir, un atavío de artificialidad para no robarle protagonismo al entorno.

De día, el hotel Alto Atacama es pura luz
De día, el hotel Alto Atacama es pura luz

¿Qué puede sugerir la integración? ¿Acaso una pérdida de singularidad? ¿Una merma de personalidad? ¿O una negociación artificiosa entre lo existente y el poder ser? No, la arquitectura que proponemos, el arte sensorial, se erige en valedora del paisaje porque lo interpreta, extrae de él todo su valor, postula su condición y valida para siempre su atractivo esencial.

La Arquitectura de los Sentidos cobra vida en Atacama
La Arquitectura de los Sentidos cobra vida en Atacama

Volvemos a la Arquitectura de los Sentidos como un panegírico de las emociones. La luz no debería reflejarse en el objeto más allá de lo verdaderamente esencial. Por eso iluminamos mal, porque no aprendemos la simpleza de lo existente y nos sube el ego eso de mostrar la complejidad emocional en una paráfrasis de Sartre en su Bosquejo de una teoría de las emociones.

Volver a lo simple, realzar lo básico, se convierten en los atributos de nuestra condición humana. La luz, así vivida, ejerce de escultora en nuestros más profundos deseos y ensoñaciones.

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