«José es inteligente, sé como José»

Desde hace semanas, algunos de nosotros tenemos un nuevo amigo en las redes sociales. Se llama José y es un sencillo monigote que llegó a principios de año en su versión española para explicarnos cuáles son los hábitos y normas de educación correctas en el entorno digital. Su fórmula sencilla ha arrasado consiguiendo casi medio millón de seguidores en su cuenta de Facebook. En pocos días sumó más de 200.000 followers que siguen creciendo, casi a la par que lo hacen sus imitadores en Twitter, red social en la que existen varias cuentas no vinculadas a la original, pero que consiguen cientos de RT con sus frases llenas de mensaje para todos y que contribuyen a nuestra pedagogía y saber estar en Internet.

¿Quién es José y por qué triunfa?
José es un monigote, caricatura o meme: un dibujo satírico que personaliza en positivo las malas prácticas de los usuarios en redes sociales. Nació como José en México, basado en el personaje original italiano ‘Bill’ y triunfa porque es una forma irónica de llamar la atención sobre las costumbres diarias que irritan a los usuarios habituales de redes sociales.

Y es que, quien más o quien menos, cada día se ve obligado a soportar el spam de algunos de sus amigos posteando cada paso que dan en su jornada o generando hashtags imposibles, bien por largos o por carentes de sentido, y que atentan contra el propósito inicial de las propias hashtags, que es el de generar temas que son tendencia y no frases o comentarios puntuales.

Aunque no hay datos fiables sobre dónde es más popular este meme, tras su estreno en Italia, José está teniendo especial viralidad en México y en países de habla hispana. En América cuenta asimismo con su variante en ‘Jhon‘, para ridiculizar a los usuarios que postean sus visitas al gimnasio.

¿Es necesaria una educación digital?
Los  mensajes de José viralizan y están calando hondo porque, de forma indirecta, nos hacen ver lo ridículos o incluso temerarios que podemos llegar a ser en Internet a causa de la sobreexposición. De hecho, «José nació como una herramienta indirecta para mandar mensajes a otras personas en redes sociales», puntualiza Carlos Hernández, publicista experto en márketing digital y profesor del Centro Universitario Villanueva.

«No nos viene mal aprender de él, ni transmitir estos mensajes a nuestros hijos a modo de educación digital, ya que es importante que los jóvenes entiendan los peligros y ventajas potenciales de las redes sociales». Si bien es cierto que, «de millennians en adelante ya no hablaremos de diferencias entre educación y educación en redes sociales, sino simplemente de educación, puesto que éstas forman parte intrínseca del modo que tienen nuestros hijos de relacionarse socialmente», añade.

La obsesión por compartir y no estar solos
En nuestra nueva vida digital hemos pasado de tener un perfil en alguna red social a tener una gran parte de nuestra vida en las propias redes y el fenómeno ‘siempre conectados’ ha resultado en ‘nunca solos’, explica este profesor: «No toleramos el sentimiento de estar solos. Compartimos continuamente, leemos continuamente, interactuamos continuamente».

La compañía física resulta, por otra parte, independiente de la real: «Aunque esté con alguien físicamente, además debo estar presente a nivel digital en las redes sociales», expone el académico, necesidad que, por otra parte, nos lleva a comportamientos groseros como el phubbing, por el que menospreciamos la presencia del otro consultando nuestros dispositivo en lugar de atender y centrarnos en nuestro acompañante.

Nuestros principales ‘pecados’ en FB
Mentir o reflejar una realidad distorsionada, abusar de los selfies, presumir o simplemente ser un pesao son algunos ejemplos de mala praxis digital.  Carlos Hernández nos advierte de los siguientes hábitos como fuente de amenaza para nuestra reputación digital o marca personal y que antes o después podrían volverse en nuestra contra.

• Time Line Spam: Hay usuarios que comparten cada paso de su día, sin ningún otro particular: “ya levantado”, “tomando café”, “cogiendo el metro”…  Son posts habituales de los spammers digitales.
• Lugares comunes: Es muy habitual encontrar referencias a las cosas más obvias e irrelevantes. Son ya clásicos los hashtag #FelizLunes y cada uno de los días de la semana o el amigo que nos avisa en Facebook de que está lloviendo.
• Ortografía: El respeto a la ortografía no ha sido uno de los factores fundamentales de las redes sociales. Nació con los SMS para ahorrar palabras, creció con los chats como MSN y ha convertido las redes sociales actuales en un pequeño ‘museo de los horrores’ de la lengua.

• Una vida happy: Frecuentemente se ha criticado el lado de irrealidad que tiene Facebook. La mayoría de los perfiles sólo poseen entradas positivas, hechos felices y momentos amables. En FB puede dar la sensación de que todo el mundo vive vidas de ensueño, sin problemas.
• #Hastagllion: Algunos usuarios de Twitter son muy activistas y crean continuos hashtags que nadie alimenta. Pero lo más grave es que en ocasiones crean hashtags tan largos que nadie es capaz de recordarlos y mucho menos de replicarlos y que resultan en un #Hastaglion (hastag + milllion).
• Gymstagramers: Son aquellos a los que sólo le gusta una cosa más que mirarse en el espejo, que es subir fotos luciendo palmito en el gimnasio.
• Troleo: es muy fácil criticar o ridiculizar a terceros en redes sociales sirviéndonos del efecto multiplicador y del anonimato. También las redes en este caso, potencian nuestro lado morboso y criticón si despiertan al troll que hay en nosotros.

¿Cómo hacer un buen uso de las redes sociales?
El sentido común será, como tantas otras veces, el mejor consejero. En lo que concierne a nuestros hijos, una vez que éstos muestren interés por las redes sociales, los padres tendremos que irnos adaptando para exportar, en la medida de lo posible, las pautas de seguridad aplicadas en la vida diaria a la seguridad online, que podrían ser estas:

• Ser educado y tener en cuenta los sentimientos de los demás: No hagamos en redes sociales lo que no haríamos en una conversación con amigos.
• Tener en cuenta factores como la exposición de la privacidad y el efecto multiplicador de las redes sociales, que invitan a la discreción como pauta recomendable.
• Aplicar filtros y compartir contenido de valor, original y relevante, nunca contenido grosero o que alimente algún tipo de hostigamiento o ciberbullying.