La impresionante Botanical Couture de Françoise Weeks

El delicado trabajo de Françoise Weeks, diseñadora belga afincada en Estados Unidos, la ha hecho conocida en el mundo entero. Con 800 bodas y miles de kilómetros en el cuerpo, asistió a la conferencia Intrigue Experience en Maryland para enseñar su joyería botánica.

El jardín donde se realizaría la boda le recordaba al de su abuela en Bélgica. La única diferencia era el tamaño: media hectárea propiedad de la madre de la novia, dueña de una fábrica de cintas. Un parque cuidado hasta el más mínimo detalle donde sus arreglos parecían una extensión más del mismo. Ese ha sido el matrimonio más cool que recuerda Françoise Weeks.

A lo largo de su carrera ha decorado más de 800 bodas
A lo largo de su carrera ha decorado más de 800 bodas. En la foto, una demo para un workshop. Foto: Katie Collins

Hace casi 40 años llegó a Portland, Oregon, con la ilusión de trabajar con flores. Sin embargo, en los 70’ el panorama floral era deprimente: “En el mercado sólo podías comprar claveles, gladiolos, crisantemos y gypsophilia. No había más. En Bélgica, las flores son parte de la vida diaria. Recuerdo de muy pequeña a mi madre llegando con la compra semanal del mercado en bicicleta y un ramo de flores. Yo saltaba de alegría y lo único que quería era ayudarla a arreglarlas. ¡Y ella me dejaba! Las flores son el alimento de mi alma. Siempre lo han sido”.

La originalidad es una de las bases de su éxito
La originalidad es una de las bases de su éxito. Foto del anillo: Ted Mishima

Los siguientes 20 años los pasó trabajando e investigando en un laboratorio, hasta que en 1997 los rumores de su cierre empezaron a circular. Asustada, decidió que el tiempo era propicio para tener su propia empresa y hacer de su hobby una profesión. Un amigo le recomendó elegir un nicho y se decantó por uno sobre el que nada sabía: las bodas.

Françoise decidió trabajar sola. Partía muy temprano al mercado, procesaba las flores, hacía los diseños, transportaba e instalaba. Cuando tenía que realizar una estructura, como un arco, era su marido quien lo construía. No tenía espacio en su casa para guardar floreros ni pedestales, por ello compraba vasijas de plástico que envolvía en hojas. El envase pasaba a formar parte del arreglo y no se hizo necesario que volviera de madrugada a desmontar. Su única preocupación era que su cliente quedara feliz con el resultado.

Además de joyería botánica, realiza bouquets y arreglos igual de especiales
Además de joyería botánica, realiza bouquets y arreglos igual de especiales. Foto: Joni Shimabukuro

“Es mi eterna curiosidad lo que ha hecho mi trabajo tan interesante. Encontrar fotografías en revistas, libros, incluso Facebook y preguntarme: ¿cómo hacer esto?, ¿cuál es la mecánica? O aceptar realizar diseños que alguna novia me pedía sin tener la más mínima idea. Ensayo y error, esa ha sido mi metodología”, explica.

En cada trabajo emula la naturaleza
En cada trabajo emula la naturaleza. Foto: Katie Collins

Cada evento está marcado por su sola intención: emular la naturaleza. Son más de 800 matrimonios con un promedio de 100 a 150 invitados y no más de dos damas de honor (tres bouquets incluido el de la novia). Hace unos años dictó su primer workshop y, debido a que compartir su conocimiento fue una experiencia gratificante, hoy también viaja por todo el mundo impartiendo talleres.

Se lanzó al mundo de las bodas cuando no sabía nada de él
Se lanzó al mundo de las bodas cuando no sabía nada de él

Para sus clases, Françoise prepara varios modelos, explica cómo los hizo y con qué materiales. Luego da absoluta libertad para que el asistente elija de entre una enorme variedad de plantas, flores y follaje con lo que trabajar para que decida con qué quiere trabajar y qué quiere realizar. Un colgante de suculentas y fritilarias, un zapato con helebores y orquídeas o un jardín en miniatura como adorno para la cabeza. Lo llama Botanical Couture.

Su llamada Botanical Couture no tiene límites
Su llamada Botanical Couture no tiene límites. Fotos: Ted Mishima

“A una diseñadora que está empezando le diría que no se rinda, que investigue, hable con personas apasionadas por las flores, trabaje duro, que se atreva. A mí me dijeron que era una idiota, que las flores no dan dinero. Es verdad que nunca en mi vida he trabajado más que en esta etapa, pero me brota del corazón”, concluye.  *Portada: Increíble parasol botánico de Francoise y foto de Ted Mishima. 

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