Los riesgos del piercing en la boca
Pueden producirse dolores e infecciones, por lo que es fundamental que un odontólogo revise la perforación.
¿Estás pensando en hacerte un piercing? Si es en la boca, debes de tener en cuenta las siguientes consideraciones para mantener una sonrisa sana y bonita. Prevenir problemas de salud bucodental no sólo consiste exclusivamente en lavarse los dientes tres veces al día e ir al dentista de forma regular. En nuestra vida adquirimos algunos hábitos que ponen en riesgo la salud de nuestros dientes.
Entre ellos están las perforaciones y los piercings. El rostro, especialmente la zona de la boca, es uno de los lugares donde es más frecuente ver este tipo de piercings orales. Son comunes en la zona del frenillo, los labios, lengua o inclusive en las mejillas. Esta moda es peligrosa para los dientes, las encías y la lengua. Además de microtraumatismos y heridas, pueden provocar infecciones bucales. ¿Cuáles son las razones?
La primera es que para colocarlo es necesario realizar una perforación y, por tanto, una herida que habrá que vigilar muy de cerca y con una rutina de limpieza muy cuidadosa para evitar el rechazo del piercing o bien una posible infección. Tampoco podemos dejar pasar el dolor y la inflamación. Ésta última puede afectar a los ganglios situados bajo el mentón y la mandíbula inferior. Se suele iniciar a las pocas horas de haberse colocado y se puede prolongar hasta 3 y 5 semanas.
La segunda no menos importante es que el roce realizado por el metal puede ocasionar daños en las encías y dientes a largo plazo. Una de las opciones que pueden reducir estas consecuencias es el uso de tapones de silicona en lugar de los metálicos.
Con el paso de los meses los principales impactos que podrías notar sobre la cavidad bucal son los siguientes:
- Resección gingival. Se trata de un retroceso en las encías, dejando más superficie dental al descubierto, lo que favorece la pérdida de inserción del diente, pudiendo causar un aumento de su movilidad y posterior pérdida. El riesgo de sufrir esta complicación se agrava si el portador del piercing es fumador.
- Traumatismos dentales. Son las lesiones más frecuentes y varían desde un simple desgaste por rozamiento del metal en el diente, hasta el astillamiento o fractura de alguna pieza dental.
- Enfermedad periodontal. El contacto continuo del metal del piercing oral ocasiona la acumulación de la placa bacteriana, ya que cuesta llegar a determinadas áreas y por tanto fomenta la formación de sarro. Sobre todo en los dientes inferiores anteriores, además como última consecuencia favorece la aparición de gingivitis y, como consecuencia de periodontitis.
- Maloclusiones dentales. La introducción permanente de un elemento metálico altera el equilibrio de fuerzas de la lengua y la posición de los dientes, modificando la mordida de la sonrisa.
- También existen alteraciones del habla. El piercing en la lengua cambia la pronunciación de las palabras que contengan las letras R, S, T y L. Además de modificaciones del gusto y en la ingestión de alimentos.
Si aún no has ido al dentista desde que tienes el piercing, acude al odontólogo para que comprueben que no te encuentras en ninguna de las situaciones descritas anteriormente. Y si decides hacerte uno, mantén una perfecta higiene oral para mitigar los daños en tu sonrisa.