La amatista, una piedra preciosa antirresaca
La mitología griega encierra una preciosa historia que nos lleva a conocer de dónde surgió esta piedra hasta hace poco considerada preciosa.
La amatista es una variedad microcistalina del cuarzo, cuyo nombre proviene del griego amethystos y significa ‘No Borracho’, por ello siempre fue considerada un gran antídoto contra la embriaguez.
La leyenda de la Amatista proviene de la mitología griega. Dionisio, dios del vino, pretendía a una joven llamada Amethystos, pero ella no quería caer rendida ante él y deseaba permanecer casta. Por ello rezo y pidió ayuda. La diosa Artemisa escucho sus plegarias y decidió convertir a Amethystos en un cuarzo blanco. Cuando Dionisio descubrió lo sucedido, humillado y enojado, vertió su vino sobre la roca para disculparse tiñendo sus cristales de púrpura.
Durante miles de años ha formado parte de las grandes piedras preciosas (diamante, zafiro, ruby y esmeralda), pero en el último siglo, la aparición de muchos yacimientos con amatistas de alta calidad ha hecho que deje de formar parte de las más grandes. Sus yacimientos los encontramos a día de hoy por todo el mundo, desde el continente americano hasta Australia, pasando por Europa y Asia. En la naturaleza aparecen escondidas dentro de las paredes de los conocidos en gemología como los Kinder Sorpresa, las Geodas Magmáticas.
La amatista se utiliza en todo tipo de orfebrería, ornamentos y joyería desde hace siglos, ya que su dureza en la escala de Mosh la convierte en una piedra perfecta para ser trabajada y usada.
Su característico color violeta ha convertido a la amatista en la variedad del cuarzo más apreciada de la historia. Tal ha sido su importancia, que los joyeros han utilizan diferentes nombres para describir su gama de colores, como por ejemplo la amatista Siberiana, cuyo color violeta intenso la ha convertido en la variedad más valorada.