El museo de los corazones rotos
En mayo se inaugura en Hollywood y ya están llegando artículos con historias especiales de todos los rincones del mundo.
«A veces las relaciones terminan con parejas, con amantes, con seres queridos, con sueños o con ciudades. Si quieres quitarte de encima ese peso emocional, tirando a la basura todo lo que te recuerda a esa dolorosa, no lo hagas. Dánoslo a nosotros». Así reza la página web del Museo de las Relaciones Rotas, que abrirá sus puertas en mayo en Los Ángeles. Lo tienen ya casi todo listo.
Llevan meses recibiendo miles de objetos, símbolos y recuerdos desde todos los rincones de Estados Unidos, México, Irlanda, Bélgica, Brasil o España. Un billete de lotería que compraron los mejores amigos de un hombre, sin él; un vestido de novia reducido con rabia a un pequeño bote de conservas; unas rosas de papel que una mujer llevó al trabajo de su novio para descubrir allí que nadie había oído jamás hablar de él… Ése es el tono del museo, una mezcla explosiva de emoción, amargura, pasión, ira y momentos vulnerables a los ojos del gran público.
El fundador del museo, John Quinn, se inspiró durante unas vacaciones en Croacia en el original que allí existe y decidió importar la idea a Los Ángeles. Le han querido añadir el toque glamuroso de la Costa Oeste para aumentar la expectación y ya han celebrado varios eventos en exclusivas terrazas de los hoteles más de moda de Hollywood. Presentan su proyecto entre cámaras y flashes para mostrar los objetos que se podrán ver en el museo, aquellos que algún día lo significaron todo para alguien, junto a sus pensamientos más íntimos.
El museo cuenta ya con más de 100 objetos personales repartidos en 1.500 metros cuadrados. Desde que anunciaron su próxima apertura, han recibido unos 20 artículos al día. Y los que siguen llegando. Sólo hay que entrar en www.brokenships.la para más detalles acerca de los envíos. Muchos son regalos preciados y otros, pequeños detalles rutinarios. Para el fundador del museo «se trata de ofrecer una experiencia catártica a los visitantes. Que puedan identificarse con lo que ven y recordar sus propias experiencias con objetos físicos y reales, lejos del mundo cibernético en el que navegan las relaciones hoy en día».
La mayoría de las historias son tristes, pero no todas. Lo que sí tienen en común es su significado vital. Son pequeños pedacitos de la vida de quien decide compartir sus recuerdos sobre aquel viaje que nunca olvidarán, aquella experiencia que siempre tendrán presente o aquella persona que les dejó demasiado pronto. Esos son los tesoros que se podrán vislumbrar a partir de mayo en el Museo de las Relaciones Rotas.