Leemos y leen más que nunca. ¿Sabes por qué?

Como cada año, el próximo día 23 de abril celebraremos el Día del Libro, una fecha señalada en el calendario de más de 100 países y que inició un español en Cataluña: Vicente Clavel. Él propuso esta celebración a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en el año 1923 y, tres años después, quedó aprobada por el rey Alfonso XIII. Desde entonces, la tradición va en aumento y en España somos muchos los que aprovechamos para participar en algún evento convocado con ocasión de celebrar la alegría de leer en una fecha que presuntamente coincide con la muerte de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso.

Cualquier excusa ha de ser buena para comprar un libro. En realidad, el 23 de abril pretende ser un día en el que se promueva la lectura, pero también la protección de la propiedad intelectual y la venta de libros. En este mes arranca la temporada alta para los libreros, escritores y todos los que intervienen en la industria editorial. Además, irá en aumento con la feria del libro y a medida que nos acerquemos al verano y las vacaciones. Según un reporte de Nubico, la plataforma de lectura digital perteneciente a Telefónica y a Círculo de Lectores, es previsible que el consumo de libros aumente entre un 30 y un 35 por ciento a lo largo del verano.

Seguimos leyendo y seguimos escribiendo
Cuántas veces habremos oído, en conversaciones coloquiales, que “cada vez se lee menos”, con frecuencia achacándolo a la incorporación de los dispositivos y formatos digitales que ofrecen una mayor ‘diversión’ y compiten con el libro de toda la vida. Hay una parte de verdad, aunque es muy matizable. De hecho, la realidad parece ser otra: “Nunca antes como en la actualidad se ha leído y escrito tanto”, apunta el Profesor de Literatura en la Universidad Nacional de Colombia Fabio Jurado.

El docente califica de “arbitrarios los comentarios ligeros indicando que hoy la gente ni lee ni escribe” y afirma todo lo contrario. Estamos inmersos en un escenario repleto de información textual con todo tipo de temáticas, desde la divulgación científica hasta los textos más triviales y anecdóticos y, si está ahí, es porque suscita interés. Jurado propone reorientar la cuestión “cada vez se lee menos” por la de: “¿qué leen o escriben tanto?”.  Las escuelas, por su parte, tendrán que analizar la existencia y la influencia de estos nuevos medios masivos de comunicación digital para ver cómo afectan a las nuevas generaciones.

Pequeños lectores
El negocio editorial no puede obviar el peso de la literatura infantil y juvenil. De cada 100 libros publicados, 11 son de esta temática, y de cada 100 ejemplares vendidos, 19 se corresponden con esta categoría, según el informe El Sector del Libro en España, con datos hasta 2015.  Y si casi el 60 por ciento de los españoles asegura leer en su tiempo libre, este porcentaje aumenta hasta casi un 85 por ciento en el caso de niños de entre 10 y 13 años, de acuerdo al último Informe de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de la Federación de Gremios de Editores de España.

La importancia de la lectura en educación
Al margen de cifras de volumen y ventas, inculcar el hábito de lectura desde edades tempranas será fundamental para desarrollar la cultura, la imaginación y el lenguaje del niño, incrementando el vocabulario y mejorando la ortografía a la hora de escribir.

Consuelo Cuevas, redactora jefe de revistas infantiles, indica las siguientes ventajas de la lectura en niños:

• A nivel lúdico, “aporta placer, evasión creativa, fantasía, ilusión y conocimiento del mundo y de los demás”.
• A nivel práctico, “cuando un niño lee, está fortaleciendo la capacidad de concentración y de atención, practica la lectura mecánica y comprensiva, y esto tiene una repercusión directa en su rendimiento escolar”.
• Mejora su competencia escolar: “Si un niño lee bien, estudia mejor y logra mayores éxitos académicos”.
• Alimenta su curiosidad. “Siente más inquietud, se plantea interrogantes y busca respuestas documentándose”.
• Desarrolla la empatía: El conocer el punto de vista y sentimiento de los demás le hace ser más flexible, empático y capaz de ponerse en el lugar del otro.
• Adquiere una afición de la que podrá disfrutar toda la vida.

El Día del Libro Infanto-juvenil
También los niños tienen su propio día del libro, aunque en otra fecha de este mismo mes.  Los pequeños pudieron celebrar el Día Internacional del Libro Infantil el pasado 2 de abril.  En esta ocasión, la fecha tampoco está elegida al azar, sino que se hizo coincidiendo con la del nacimiento de uno de los grandes escritores de la literatura universal para niños: el danés Hans Christian Andersen, autor de clásicos como ‘La Sirenita’, ‘El ruiseñor’, ‘El patito feo’ y ‘Soldadito de plomo’.  Su tradición data de 1967 y pretende trabajar para fomentar el hábito de lectura en niños, en una iniciativa promovida por la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY).

El papel de los cuentos en la infancia
Incrementar las posibilidades de que se conviertan en futuros devoradores de libros pasará por predicar con el ejemplo y procurar que los pequeños vinculen esta actividad con el placer. Los expertos aconsejan comenzar con la lectura de cuentos antes de dormir, como lleva haciéndose toda la vida. Con ello, conseguiremos no sólo inculcar el hábito, sino que el propio cuento o historia en sí misma cumpla una función independiente de emocionar y desarrollar la imaginación.

Así lo explica Javier Siedlecki, cofundador de la Escuela de Cuentacuentos y director de la compañía de narración oral  Yo Te Cuento Storytelling. “Si una historia nos emociona es porque empatizamos con sus personajes; sus conflictos nos importan porque nos vemos reflejados de alguna manera en ellos. No nos conmueve el triunfo final sino la historia de cómo alguien con debilidades, con dificultades que podrían ser las nuestras, se enfrenta a sus miedos y vence sus propios obstáculos”.

Las historias siempre fueron utilizadas para motivar, enseñar y convencer, muy especialmente a los niños, que suele albergar unos aprendizajes que se absorben de forma indirecta. Los cuentos tienen la magia de trasladarnos casi literalmente a lugares nuevos y no es casualidad: “Está demostrado que cuando nos cuentan una historia, nuestro cerebro activa las áreas que se encargan de procesar la experiencia, y, activándose la empatía, vivimos en primera persona, lo que el otro nos está contando”,  aclara Siedlecki.

Como decía la artista y autora Maya Angelou, “sabemos que la gente olvidará lo que dijiste, probablemente incluso olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará lo que les hiciste sentir”. Los niños, con toda seguridad, tampoco olvidarán la experiencia vinculada a los cuentos de su infancia.