Las mejores galletas de NYC
Después de descubrir los mejores helados de la Gran Manzana, hoy os hablamos de las galletas más deseadas. Las que tampoco se rigen por las reglas del marketing.
La semana pasada os hablamos de una de las colas más famosas de Nueva York, la que se forma a la puerta del pequeño establecimiento 10 Below Ice Cream en Chinatown, donde dispensan helados elaborados con una sencilla técnica tailandesa. Os hablábamos también de otra de las más dulces y cuyo éxito, al igual que la anterior, supera cualquier norma del marketing.
Ésta se encuentra justo en la dirección opuesta de la ciudad, en el Upper West Side. Allí se sitúa otro negocio conocido en el vecindario por las interminables colas que se forman en su puerta. En este caso, el producto ansiado son las de galletas más famosas de Nueva York. Tan sólo ofrecen cuatro tipos de cookies caseras, pan y algún bizcocho, pero Levain Bakery nunca deja de estar llena de clientes.
El local es más pequeño, si cabe, que el de los famosos helados y cuenta con una barra para atender a los amantes del dulce, cuatro taburetes para los afortunados que los encuentren libres para sentarse y varias reseñas periodísticas sobre el negocio enmarcadas en la pared. Si no fuera por las decenas de personas que esperan su turno en el exterior, la pequeña pastelería pasaría desapercibida.
Fueron dos amigas hace 20 años las que dieron con la exitosa receta de la galleta más deseada de la ciudad. Connie McDonald y Pam Weekes trabajaban en el mundo de la moda y la banca, y estaban entrenando juntas para competir en un Ironman. Fue entonces cuando empezaron a soñar con crear “la mejor galleta con pepitas de chocolate del mundo” y, a juzgar por sus reconocimientos, lo han conseguido.
Para Weekes, lo que hace una gran galleta son “los mejores ingredientes, hornearla desde el corazón y el alma, y por supuesto un poco de frescura”. Esa es toda la fórmula que desvelan las fundadoras de esta pastelería que encandila con sus galletas a neoyorquinos y turistas de todo el mundo. Redondas, gordas, crujientes, con trocitos de chocolate fundidos en el interior… es difícil describir estas galletas que sólo se venden en cuatro sabores diferentes: de pepitas de chocolate y nueces, de avena y pasas, de chocolate con trozos de chocolate y de chocolate con mantequilla de cacahuete.
Los empleados ponen a hornear una y otra vez bandejas llenas de galletas para satisfacer la incansable demanda. De nuevo, es el boca a boca el que ha llevado al éxito a esta pequeña pastelería de la calle 74, que tan sólo se promociona en Internet a través de una sencilla web y sus redes sociales. En palabras de Weekes: “Hay que ser paciente y no rendirse, la persistencia recompensa si crees realmente en lo que estás haciendo. Y, por supuesto, hay que estar preparada para trabajar tan duro como nunca pensaste que era posible. Nosotras siempre decimos que esta pastelería ha sido el Ironman de nuestras vidas”.
Después de que el marketing enseñe diversas fórmulas para el éxito empresarial, hay pequeños negocios que rompen todos los moldes. Pocos productos, poco espacio y poca promoción. Tres ‘P’ distintas a las habituales que han hecho triunfar a estos dulces establecimientos neoyorquinos. Eso sí, siempre sumando los factores de una exclusiva experiencia de consumo y del poderosísimo boca a boca.