Recena en… ¿África?

Las recenas se han impuesto como elementos fundamentales de las noches de fiesta. También las que nos trasladan a otros lugares.

AM Estudio. 09/05/2016

Si nos remontamos a nuestra época adolescentes, nuestra máxima aspiración después de una fiesta, boda o evento similar en el que se nos permitiera volver muy tarde a casa, era desayunar chocolate con churros en San Ginés. Nos sabían a gloria tanto el desayuno como la picardía de llegar a casa con el sol pegado a la espalda.

Seguramente, los más clásicos o los jóvenes rockeros, en su ímpetu y necesidad de no ver pasar los años frente al espejo, seguirán desayunando chocolate con churros en una de las cafeterías más enigmáticas de Madrid, pero las nuevas generaciones han implantado categóricamente ‘La Recena’, que no entiende de sitios ni de horas.

Nos contrataron para organizar la recena de una boda y la ambientamos en África
Nos contrataron para organizar la recena de una boda y la ambientamos en África

Desde hace unos años, la juventud asalta las neveras y los hornos de sus casas con el fin de encontrar algo que comer tras una desenfrenada y divertida noche en la calle. Más que por hambre, el motivo del picoteo nocturno es poder participar en la competitividad que surge entre las madres que, cariñosamente, dejan comida preparada en algún lugar de la cocina. Esta novedad no solo está implantada en la gran mayoría de las familias españolas, sino que ha evolucionado hasta convertirse en uno de los momentos más esperados de las celebraciones. Después de bailar y beber, no hay nada más agradecido que reponer fuerzas y comer algo para seguir la fiesta.

En AM Estudio también nos hemos apuntado a la vanguardia, y lo hacemos de una forma un poquito más especial, ambientando la recena a gusto del que da la fiesta o sorprendiendo de parte de sus amigos a los anfitriones. De esta manera podemos recenar en Roma, París, India o como en nuestro último evento, en África.

Queríamos sorprender a los novios con una recena ambientada en su viaje
Queríamos sorprender a los novios con una recena ambientada en su viaje

Misión Imposible: Sorprender a los novios Isabel y José Joaquín que se habían esmerado al máximo en su propia boda y que al parecer, querían tenerlo todo controlado. No dejando nada al azar en una jornada que resultó perfecta.

Labor de investigación: No nos fue fácil encontrar un tema en el que los dos pudieran coincidir, familiares y amigos tampoco tenían muy claro qué decirnos. ¡Hasta el viaje de novios era secreto! y preparado minuciosamente por ellos mismos. Tras duras pesquisas y apoyados por un infiltrado a lo ‘James Bond’ familiar, conseguimos el recorrido que iban a seguir los novios por el continente africano.

Todos los detalles hacían pensar en África
Todos los detalles hacían pensar en África

Primer paso: Encima de la proyección que habíamos hecho de la mesa en un papel, empezamos a jugar con las texturas y los objetos africanos que habíamos adquirido, hasta que, tras muchos intentos, conseguimos encajar todas las piezas y empezamos a ver nuestra idea como algo real. La mesa iría vestida con una seda rústica negra y beige de colecciones anteriores de Gancedo; las plantas imitarían a las autóctonas, los velones de cristal portarían velas de cera natural enterradas en escamas de sal para iluminar sutilmente la mesa y conseguir un mágico juego de luces y sombras; y todo estaría servido en fuentes, cuencos y bandejas del continente en cuestión.

Los pequeños objetos de decoración (animales y figuras) se mezclarían con los recipientes de la comida y los objetos más grandes (maletas antiguas, cajas de armas, sarakof, mochilas…) se utilizarían para decorar los laterales de la mesa y se apoyarían la mayoría en el suelo. Desde la finca donde se iba a celebrar la boda, tras mucho insistir en que a una recena africana no le podía faltar una mosquitera, nos dejaron colgarla de una vieja viga, con lo que conseguimos la veladura perfecta de la mesa y una ambientación total del lugar.

Las piruletas se convirtieron en un mapa de África
Las piruletas se convirtieron en un mapa de África

Lo que cuenta son los detalles: A pesar de que nuestro objetivo había quedado cumplido con la decoración de la mesa, lo importante era la comida que iba a ser servida en los maravillosos cuencos de madera y porcelana. Nos pusimos manos a la obra para transformar todo lo que no encajase: Convertimos 400 piruletas de galleta en un recorrido por los lugares emblemáticos, hoteles, animales y puestas de sol de los que disfrutaría los novios durante su viaje; rayamos los brownies hasta convertirlos en cebras, almendramos los bombones y los productos salados hasta que adquirieron forma de roca, mientras que con los frutos secos tuvimos más suerte ya que entonaban con el espacio por si solos. Las chucherías fueron escogidas con todo detalle para que sus colores se tiñeran de la tierra.

Los brownies de cebra también se comieron
Los brownies de cebra también se comieron

Mientras montábamos el misterioso escenario y sacábamos la esencia del viejo continente, nuestros pies no dejaron de moverse con  los acordes del grupo Mala Manera, su adaptación flamenca del ‘Chipirón’ y sus gritos de “qué guapa esta la novia”, que nos trasladaron  a las noches en el chiringuito Volare de Tarifa.

Finalmente, la recena cumplió su cometido: Reponer las fuerzas, de las jóvenes promesas y viejos rockeros que querían seguir con la fiesta. Parecía que se iban salvar los brownies de cebra,  pero, una vez entrada la madrugada, corrieron la misma suerte que el resto de las viandas, cuidadosamente elegidas para un estupendo fin de fiesta. *Fotos del evento cortesía de Couche Photo. 

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