Marqués de Vargas, todo a la excelencia

Viajamos hasta La Rioja Alta para conocer de cerca a don Pelayo de la Mata, Marqués de Vargas, y sus increíbles vinos.

Carla Royo-Villanova. 10/05/2016

En 1989, Don Pelayo de la Mata, Marqués de Vargas, cumple el sueño de su padre y funda una Bodega en la propiedad familiar Hacienda Pradolagar en Logroño. Nace la Bodega Marqués de Vargas. La tierra de Rioja vio nacer y crecer a cuatro generaciones volcadas en viñedos, bodegas y tradición. Las primeras plantaciones de viñas de la familia se remontan a 1840. Años después, D. Hilario de la Mata, presidió una de las bodegas más emblemáticas de La Rioja. Desde aquel 1989, el grupo no ha dejado de crecer y sus proyectos desde entonces se han convertido en emblemas de sus diferentes zonas vinícolas y Denominaciones de Origen.

Vista aérea
Vista aérea y exterior de la bodega situada en La Rioja Alta

En Ribera del Duero y Rías Baixas las bodegas del marquesado se mantienen fieles a la filosofía inicial, vinos excelentes que respetan la personalidad de cada D.O, siempre elaborados en viñedos propios y con una producción limitada. Aquella primera bodega, Marqués de Vargas, se encuentra enclavada en el propio viñedo, siguiendo las tradiciones francesas y el concepto de ‘chateau’ bordeles. Estamos en La Rioja Alta, en el corazón del Valle del Ebro, en la cuna de tres vinos tintos reserva elaborados con uvas de pagos escogidos y siempre en ediciones limitadas.

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Familia del Marqués de Vargas

70 hectáreas de tempranillo, mazuelo, graciano y garnacha. Un viñedo protegido de los vientos del oeste y que presume de no regar artificialmente el suelo para no mermar la intensidad de los taninos. Un viñedo ecológico que tampoco utiliza herbicidas ni pesticidas pero que es cuidado con mimo, con varias podas al año y descarga de uvas para conseguir así la excelencia del resto.

Marqués de Vargas
Marqués de Vargas

Durante un almuerzo privado con Pelayo de la Mata, tuve el privilegio de comprobar la refinada exquisitez que puede contenerse en una copa. El Marqués de Vargas me habló de la familia, los viñedos, la incorporación de nuevos enólogos y de la cuidadosa selección de sus uvas, de la permanente innovación y tecnología en bodega y de la importancia que tiene el viñedo.

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La bodega fue la primera en utilizar barricas de roble ruso

«La identidad se consigue en el terreno», decía con el rigor de saberse dueño de la razón. “Tenemos tres bodegas en tres Denominaciones de Origen diferentes, pero en todas se respeta la identidad del viñedo, solo así se consigue que un vino tenga alma”, me explicaba. Cautivada por su mirada, escuchaba atenta todas y cada una de sus explicaciones. Consiguió meterme entre viñedos y llegué a oler las barricas de roble ruso. Viajé a través de sus ojos y aprendí con sus palabras.

Pazo de San Mauro
Pazo de San Mauro

No me resistí a contarle de mi fascinación por las Rías Baixas, donde el grupo tiene otra bodega, el Pazo de San Mauro en el condado de Tea. Ya os he hablado de la mágica belleza de la Ribeira Sacra, también en el Pazo de San Mauro los bancales bajan hasta el Miño creando esa espectacular imagen, anfiteatro natural, única en el mundo. Me dio entonces a probar su San Amaro 2013. Y dejó que fuera yo quien hablara. Ahí me sedujo. No sé si fue el vino, suave, refrescante, delicado, o la mirada profunda pero amable de D. Pelayo. Mi vino perfecto junto a un anfitrión elegante y también perfecto. Albariño y Loureiro saboreados junto a un riojano de pura cepa, y nunca mejor dicho. Frescura y calidez, la seducción perfecta.

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Hacienda de Pradolagar, Marqués de Vargas selección privada 2010 y San Amaro 2013

Luego quiso que apreciara los matices de su niño bonito, el vino Marqués de Vargas Selección Privada 2010. Un vino personal elaborado con uvas seleccionadas y procedentes de cepas de más de 40 años. Su idea inicial era elaborar un vino para consumo familiar y fue el primero en España en ser ‘criado’ en barricas de roble ruso. El éxito obtenido entre familia y amigos les llevó a comercializarlo, eso sí, en un número muy limitado de botellas.

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La excelencia de los vinos se refleja también en las instalaciones de la bodega

Don Pelayo me explicó también la excelente añada 2010 gracias a la climatología, que les permitió conservar el estado del viñedo en perfectas condiciones hasta la vendimia. Admiramos el profundo color del vino y su suave pero fresco y persistente aroma a eucalipto. El roble ruso le aporta un sabor y acidez perfecta. A pesar de haber seguido de buen grado tomando el caldo, el Marqués de Vargas propuso probar otro de sus favoritos y su última apuesta. Hacienda de Pradolagar, también de 2010. Él lo llama ‘La joya de la corona’, un vino que también respeta los valores del grupo, la crianza generosa, el envejecimiento y la búsqueda de esa complejidad que requiere un buen equilibrio entre las diferentes variedades de uvas. El embotellado es limitado pero además solo se elaboran en las grandes añadas.

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Marqués de Vargas tiene tres bodegas en tres Denominaciones de Origen

De su tercera bodega en Ribera del Duero no probé nada. Siempre hay que dejar algo para una próxima ocasión. Será entonces cuando me hable de sus viñedos en Conde de San Cristóbal. Y volveré a ser toda oídos, volveré a dejar soñar y viajar a mi querido paladar.

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