Olvídate de los dientes amarillos
Te contamos cómo prevenir su acumulación, con pequeños trucos, para unos dientes más sanos y blancos.
Una de las consultas más habituales en las clínicas dentales tiene que ver con los dientes amarillos. Muchas personas quieren blanquear sus dientes o averiguar por qué tienen ese tono tan poco estético visualmente. Las causas pueden ser diversas, pero en muchas ocasiones, es consecuencia de la formación de sarro provocado por una higiene bucal insuficiente.
El sarro es uno de los problemas más comunes que afectan a nuestra dentadura. Se trata de un depósito de placa que se va acumulando sobre los dientes y se endurece debido al depósito de minerales sobre la misma. Existen asimismo dos tipos de sarro en función de su localización: el sarro supagingival, cuando se sitúa en la línea de la encía y el subgingival o infragingival si se sitúa por debajo de la misma.
A menudo se confunde con la placa bacteriana, ya que ambos están relacionados. La placa es una mezcla de restos alimenticios, saliva y microorganismos que en principio no es visible a no ser que adquiera cierto grosor y es posible eliminar mediante el cepillado. El sarro, sin embargo, aparece cuando comienza a acumularse y ya no es posible eliminarlo con el cepillado. Puede ser el origen de muchas infecciones en la línea de las encías e incluso, en los casos más graves, puede suponer la aparición de enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontis, u ocasionar la pérdida de piezas dentales.
Para disfrutar de una sonrisa bonita y saludable es importante tenerlo bajo control, manteniendo nuestros dientes sanos y limpios, previniendo su aparición llevando a cabo un buen cepillado basado estos sencillos consejos:
- Elige un cepillo de cerdas suaves o medias, los cepillos duros terminan por dañar las encías, y cambio de cepillo cada 3 ó 4 meses.
- Emplea una técnica adecuada basada en movimientos circulares tanto en la cara interna como externa de los dientes.
- Cepilla tus dientes mínimo tres veces al día y dedica al menos dos minutos a cada cepillado.
- Utiliza hilo dental ya que con él podemos llegar dónde el cepillo no es capaz eliminando los restos de comida que hayan podido quedarse atrapados entre los dientes.
- Utiliza enjuagues bucales, pero no abuses de ellos.
En el caso de que ya haya aparecido, no te preocupes, tiene solución. Acude a tu dentista de confianza para que lleve a cabo una higiene profesional en profundidad que permita solucionar el problema. No obstante, no debemos olvidar que para lucir sonrisa las visitas y revisiones periódicas son siempre imprescindibles.