Vuela en ‘business’ con tarifa plana
Una empresa americana saca a la venta únicamente diez abonos para viajar en 'business class' tantas veces como desees entre Nueva York, Londres y París.
35.000 dólares. Eso es lo que vale volar todas las veces que quieras en ‘business class’ entre las tres capitales más visitadas en torno al Atlántico. Al menos eso estima La Compagnie, la compañía aérea que debutó en el verano de 2014 con el objetivo de sacudir el segmento más lujoso de la aviación comercial. Si vuelas en La Compagnie, vuelas en ‘business’, porque en sus aviones no hay zona turista. De hecho, la cabina de pasajeros carece de divisiones y se compone de 74 asientos de primera clase distribuidos por parejas a ambos lados del pasillo central.
Dirigida a aquellos que viven o trabajan entre capitales, esta empresa es resultado de una de las oportunidades que abrió la crisis económica de 2009. Mientras hacer un vuelo transatlántico en ‘business’ en una aerolínea tradicional significa un desembolso de al menos 2.500 euros por trayecto, en La Compagnie se hace un ida y vuelta por este precio. Los profesionales familiarizados con la materia coinciden en que si bien la palabra ‘business’ se les queda muy grande, sus precios son cuando menos competitivos.
Con base en el aeropuerto de Newark (y no en el JFK, mucho más accesible desde Manhattan), aterriza en Charles de Gaulle cuando vuela a la capital francesa y en Luton en la británica. Su fundador, Frantz Yvelin, defiende la elección de los hubs alegando que todos ellos son mucho más amables para el pasajero que los que usan las compañías tradicionales (más cercanos al centro de la ciudad). En todos ellos, la compañía tiene alquiladas salas de espera exclusivas para su pasaje y el checking se puede hacer hasta 20 minutos antes de la salida de vuelo, siendo esto último una verdadera marca de diferencia respecto a sus competidoras tradicionales.
Vuelan con la menor tripulación posible y el catering a bordo se sitúa en el lugar intermedio entre el de una clase ‘business’ tradicional y una turista. Esto es, vasos y cubiertos de plástico se mezclan con vajilla noble, no hay carta sino menú común para todos los pasajeros… pero más allá de esos pequeños detalles, parece ser que lo que más incomoda a los usuarios de la aerolínea es que la privacidad es muy reducida.
Yvelin ya participó en otra empresa de similares características, L’Avion, que en 2008 terminó comprando British Airways por 54 millones de libras esterlinas (casi 70 millones de euros), así que sabe lo que se hace. Toda su flota la componen dos Boeing 757, cuyo mantenimiento corre a cargo de Icelandair.
Los interesados en cazar uno de estos exclusivos abonos tienen que estar muy atentos a la web de la compañía, porque solo estarán a la venta entre el 18 y el 23 de julio y se asignarán por riguroso orden de registro en la fila virtual.
En este caso concreto se trata de una acción de marketing con motivo de la celebración de los dos años que cumple la aerolínea, pero queda claro que se consolida la tendencia de ofrecer una tarifa plana a aquellos usuarios para los que el avión es su medio de transporte más habitual.