El mejor vino para los frutos del mar
Ensamblaje casi obligado, los pescados, mariscos y crustáceos se fusionan con el vino blanco, en este caso con la garnacha blanca.
La riqueza gastronómica en España no solo proviene de la tierra con su fantástica huerta o de su ganado, sino que nuestras costas nos proporcionan productos muy apreciados y exclusivos dentro y fuera de nuestras fronteras, convirtiéndose muchas veces en referente internacional. Tanto la nueva cocina de autor como la tradicional se basan en estos productos: los frutos del mar. Maravillosos pescados de nuestras lonjas, crustáceos y mariscos en general hacen las delicias de todos aquellos que sucumben a la excelencia de las costas, bien sea en periodo estival o el resto del año, aunque es ahora, en verano, cuando se llenan las playas y apetece más comer las delicias marinas.
La gran variedad extraída por las flotas pesqueras de nuestras lonjas han sido y son, sin duda, motivo de peregrinación para los amantes de la gastronomía. Atún rojo, rodaballo, lubina, langostinos, gambas, cigalas, ostras, mejillones, anchoas, ortigas y así un sinfín de productos del mar son protagonistas en la cocina y en nuestros platos.
Tal y como hemos hablado en otros artículos, los vinos blancos son los compañeros inseparables de todos ellos. Blancos jóvenes, frescos, florales y afrutados. Blancos con crianza, con estructura y personalidad. En definitiva, vinos blancos. Todas estas características aquí nombradas y a voz de pronto, se encuentran presentes en los vinos elaborados con la variedad garnacha blanca, la cual, dado su potencial, es protagonista en muchas bodegas.
La garnacha blanca, hasta hace poco relegada a un segundo plano como variedad para rectificar ciertos vinos, se ha convertido en los últimos años en bastión de muchas bodegas que elaboran varietales de esta cepa con excelentes resultados y que han debido ser reconocidos (a veces a regañadientes) por muchos ‘gurús’ del vino y sus guías.
Antítesis de los vinos con carácter atlántico, la garnacha blanca es icono en los vinos blancos con carácter mediterráneo. Las extraordinarias características propias de la garnacha blanca como la acidez que le confiere esta compensación con el alcohol, el equilibrio en los matices oxidativos tan complejos a la hora de su elaboración y su madurez tardía a pesar del calor, hacen de ella una variedad que no deja impasible a quien la disfruta.
En la DO Terra Alta especialmente han sabido entender la garnacha blanca como nadie y hoy por hoy, se elaboran vinos varietales de altísima calidad que ofrecen la frescura de su fruto y la tipicidad mediterránea. Vinos con cuerpo y alma de garnacha blanca. Y como vino mediterráneo, la garnacha blanca será un excelente acompañamiento para nuestros pescados y mariscos, también mediterráneos.
Hoy descorchamos una botella de Gamberro Garnacha Blanca de Pagos de Hibera en la DO Terra Alta. Elaborado con el fruto de cepas de más de 90 años, encontramos el equilibrio entre su fermentación y crianza en madera de roble francés y la fruta viva con la que acompañar las delicias de nuestra costa y el Delta del Ebro.